
(N1220) Haz la Señal de la Cruz y lee todo…
§1: Sólo el futuro Celestial es importante
§2: Cuando un hombre muere, es juzgado por su vida terrenal.
§3: La esencia de un juicio particular es el hecho de presentarse ante Dios
§4: El período en el purgatorio es difícil y doloroso
§1
- «La religión católica es el punto central de toda acción, de toda decisión y de toda consecuencia.
- La religión católica es la clave de toda organización, religiosa o laica.
- El comportamiento católico garantiza que todo funcione bien y en orden.
Un fiel recto, bueno y competente tendrá una vida coherente en su conjunto.
La persona que se desvincula de toda virtud y utiliza las situaciones en beneficio propio puede ser rica, pero su familia y sus amigos no le serán fieles. Cuando sufra reveses que no pueda evitar, es posible que sus amigos y su familia tampoco estén a su lado.
La religión es una garantía tanto para la conducta en la tierra como para su futuro celestial, pero si esa garantía falla en la tierra, como sucedió en el caso de Job en el Antiguo Testamento, la garantía de su futuro celestial nunca fallará.
El futuro Celestial es el único futuro importante.
Todos los demás, los de la tierra, son reversibles y pasan. Sólo el futuro Celestial es importante.
§2
Cuando un hombre muere, es juzgado por su vida terrenal. No hay forma de evitarlo.
Cuando un hombre muere, la única alternativa aceptable es que se presente ante el Tribunal Divino con amor y piedad.
Cualquier otra actitud sería perjudicial:
- Si es vengativo, los demonios se apoderarán de él.
- Si es fanfarrón o discutidor, los demonios se apoderarán de él.
- Si es mentiroso, los demonios se apoderarán de él.
- Si es evasivo o incluso un mentiroso, los demonios se apoderarán de él.
Sólo le queda la alternativa de amar y alegrarse de ver por fin al Dios al que ha rezado, ante el que se ha arrepentido, que es su Padre predilecto.
Así juzgo Yo a Mis criaturas: con amor, con justicia, con rectitud y con conocimiento.
- Sí, lo sé todo, hasta el más mínimo detalle, del ser que se presenta ante Mí, si es feliz o temeroso u odioso o blasfemo.
- Sí, los juicios particulares son a veces inesperados.
Algunos hombres Me miran con desprecio, pero los demonios se apoderan de ellos incluso antes de que los haya juzgado.
Otros son venenosos o ariscos, y también éstos son interceptados por los demonios antes incluso de que Yo los haya juzgado.
Otros, cuando llegan al Juicio, se horrorizan al ver sus faltas y se condenan a las llamas eternas porque no ven otra salida.

Todas estas almas condenadas están seguras de sus faltas, las conocen, pero a veces no quieren reconocerlas.
Todo es lo mismo. No trato de hacerles admitir lo que no quieren admitirse a sí mismas, su negación las condena inmediatamente.
Cuando recibo a estas almas ya condenadas en Mi Tribunal, ellas también lo saben y no buscan la absolución.
§3
La esencia de un juicio particular es el hecho de presentarse ante Dios, que es pureza, rectitud y belleza por excelencia, y decir la verdad o permanecer en silencio. Nunca se miente en este momento especial o trágico.
Algunas almas son arrastradas directamente al infierno porque los demonios las están esperando y ni el ángel ni Dios pueden detenerlas.
Fue así como Yo mismo, en el momento de Mi último suspiro en la Cruz, envuelto en el hedor de los pecados por los que Me había ofrecido como sacrificio, fui prácticamente arrebatado por una multitud de demonios.
Me esperaban y no querían perderme.
Como ya os he dicho, es por la Autoridad de Mi Alma luminosa que, librándome de todas estas manchas y heridas que Me envilecían, Me libré de sus garras y de sus asaltos violentos y monopolizadores.
De todas las almas asaltadas apenas exhalaron su último suspiro, Yo fui el único que Me libré de ellas, sin ayuda y por Mi sola Autoridad.
A esta rabia y violencia son entregadas las almas culpables y orgullosas.
Son arrancadas de su condena y llevadas al infierno sin posibilidad de justificarse.
Pero ya no hay tiempo para justificarse, ese tiempo ha terminado; hay que admitir la realidad y, si tal estado es aún posible, satisfacer los propios pecados y purificarse.
§4
Las almas del purgatorio se salvan, en el sentido de que tienen la seguridad de entrar en el Cielo cuando Dios juzgue y cuando ellas mismas se consideren dignas, porque el juicio particular implica el asentimiento del alma culpable pero arrepentida.
Pasará en el purgatorio el tiempo necesario para su satisfacción y purificación, y este tiempo para muchos es un tiempo de privación, penitencia y regeneración. Es como un paciente de hospital que pasa cierto tiempo en rehabilitación o en cuidados intensivos, y este tiempo se desea ardientemente para curarse y volver a ver a Dios y a los seres queridos.
El período en el purgatorio es difícil y doloroso porque las almas que están allí no se conocen, no socializan entre sí y no desean mostrarse en un estado tan poco atractivo.
La oscuridad envuelve gran parte de este lugar de curación y, cuando las almas se encuentran en una parte ardiente de este espacio, las llamas no son necesariamente iluminadoras.
Las almas sufren allí donde han pecado: si han sido avariciosas, el ayuno será su castigo; si han sido agresivas, tendrán que practicar la dulzura; si se han enfadado, tendrán que soportar situaciones constrictivas, y así sucesivamente, hasta que todas estas situaciones desaparezcan porque ya no necesitan manifestarse, al haberse curado el alma de todas sus ataduras.
El Paraíso será entonces su lugar de santificación y felicidad, y su ascensión al Cielo estará asegurada».
Fuente srbeghe.blog