(CEV) "El Evangelio como me ha sido revelado" Vol. II, p. 298
Jesús dice: "No desearás la mujer del prójimo" se une a "no cometerás adulterio", porque el deseo precede siempre a la acción.
El hombre es demasiado débil como para poder desear sin llegar después a consumar el deseo.
Y lo que es verdaderamente triste es que el hombre no sepa hacer lo mismo respecto a los deseos justos.
En el mal se desea y luego se cumple; en el bien, se desea, para luego detenerse, aunque no se retroceda.
Lo que le he dicho a él os lo digo a todos vosotros, porque el pecado de deseo está tan difundido como las malas hierbas, que por sí solas se propagan: ¿Sois unos niños como para no saber que esa tentación es venenosa. y que hay que huir de ella?
"Fui tentado".
¡Frase remota! Mas, he aquí que tenemos también un remoto ejemplo, y, por tanto, debería el hombre acordarse de sus consecuencias, y debería saber decir: "No". En nuestra historia no faltan ejemplos de castos, que permanecieron tales a pesar de todas las seducciones del sexo y a pesar de las amenazas de los violentos: ¿Es un mal la tentación? No lo es; es la obra del Maligno, pero se transforma en gloria para quien la vence.
El marido que va a otros amores es un asesino de su esposa, de sus hijos, de sí mismo. Quien entra en morada ajena para cometer adulterio es un ladrón, y de los más viles: como el cuco, goza del nido ajeno sin aportar nada.
Quien substrae la buena fe al amigo es un falsario, porque finge una amistad que en realidad no tiene: quien así actúa se deshonra a sí mismo y deshonra a sus padres.
¿Puede, entonces, tener a Dios consigo?
Maria Valtorta:
El Evangelio como me ha sido revelado

Mensajes del Amor Santo
Oración dictada por Dios Padre, rezar todas las mañanas al comenzar su día

“Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén.”
Oración diaria a María, Protectora de la Fe
“Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén.”