(CEV) “Los Quadernos 1944”, p. 319
Jesus dice: “[…] Quiero hacerte observar el primer capítulo de la Génesis y, especialmente, una frase que está repetida seis veces, una por cada día de la Creación: “Y Dios vio que eso era bueno”‘.
El séptimo día, Dios reposa en las cosas buenas que Él había creado.
La Bondad es uno de los principales atributos de Dios.
Él es bueno y no hace más que cosas buenas.
Y reposa, sintiéndose feliz, en ellas porque piensa que sus hijos disfrutan de dichas cosas buenas.
¡Oh, fiel alma mía!, piensa siempre en esto. “El mal se insinúa mas no viene de Dios. De Dios viene sólo lo que es bueno”.
Por eso, cuando las cosas te son adversas, no acuses a Dios, mas dirígete al Padre para recibir ayuda. Y, además, para comprender si una cosa proviene de Dios o de algo que no es Dios – es decir, de un enemigo del bien, que puede tener muchos nombres, desde el de Satanás, padre de todos los males, a los de guerra, vejaciones, crueldades, envidias, calumnias y otras cosas – observa en ti y en tu prójimo las reacciones que produce.
Si en el dolor encuentras la paz, es la prueba de que viene de Dios.
Si el dolor es sólo tormento, pero el alma permanece unida a su Señor y llora cobijada en Él, es la demostración de que está permitido por Dios.
Si en el dolor y, más que en el dolor en la alegría, en el logro de las cosas, en el bienestar, en el triunfo – pues todo esto sucede en tal caso – hay inquietud y alejamiento de Dios, es seguro que viene del Mal.
El Mal llega siempre con el aspecto efímero y engañoso de un provecho humano.
No te engañes nunca. El verdadero provecho es el sobrenatural.
Las pruebas son las monedas con las que se adquiere este provecho.
La paz es la caricia de Dios a quien le ha sido fiel y ha soportado las pruebas. […] Eres una criatura humana y tienes que soportar la debilidad de tu naturaleza humana.
Mas, quédate en paz.
Dios está contigo y por este dolor sabrá otorgarte algo bueno, porque Él cura de este modo las heridas causadas por el Enemigo de sus hijos, que lo es también suyo: del mal deduce un motivo para daros un bien eterno mayor y también desde ahora su bendición. Basta; que la paz sea contigo”…
Maria Valtorta:
Los cuadernos. 1943; 1944; 1945
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