
(M925) Haz la Señal de la Cruz y lee todo sin prisa
§1: Estaré con vosotros todos los días y hasta el fin del mundo
§2: Manteneos, pues, en la verdad, informándoos de la vida de la Iglesia a lo largo de los siglos
§3: Las autoridades católicas ya no os dicen lo mismo
§1
“Queridísimos hijos Míos,
Vosotros sois Míos y Yo soy Vuestro y, en este primer domingo de Cuaresma, entreguémonos el uno al otro total, amorosa y generosamente.
Yo me entregué a vosotros primero, durante Mi primer retiro de 40 días en el desierto, antes de comenzar Mi vida pública y venir a vuestro encuentro.
Os instruí, os curé, os apoyé, os enseñé, os di todas las atenciones de Mi Amor divino, pero los príncipes de los sacerdotes y los altos jefes religiosos de la época no lo aceptaron. Me guardaban rencor por menoscabar su autoridad, por dar al pueblo otras recomendaciones que las suyas, les ataban y Yo les liberaba, les engañaban y Yo les decía la verdad, les daban sed y Yo calmaba su sed.
Hoy es lo mismo. Papas santos os han guiado en la verdad que Yo traje al mundo, pero la corrupción ha entrado en la Iglesia y malos pastores se han hecho cargo de Mi rebaño. Sin embargo, os he prometido que estaré con vosotros todos los días y hasta el fin del mundo (Mt 28,20) y que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (MT 16,18).
§2
Manteneos, pues, en la verdad, informándoos de la vida de la Iglesia a lo largo de los siglos, de las grandes encíclicas que han marcado su camino y que son tan verdaderas hoy como ayer.
La Iglesia tiene su vida como la tiene el hombre, y así como el hombre experimenta pruebas, las supera y se santifica, la Santa Iglesia, formada por hombres que para muchos son santos, también puede experimentar momentos de debilidad o de desolación. En estos momentos de debilidad, la Santa Iglesia permanece santa, aunque los hombres que la dirigen puedan equivocarse o haberse alejado de la luz que es Jesucristo, Yo mismo que os escribo.
Para permanecer fieles, porque queréis serme fieles, no hay dos soluciones, sólo hay una, y es la resolución de permanecer apegados a la religión de vuestros antepasados, de los padres de vuestros padres. Eso es la Tradición, conservar lo que os ha sido transmitido y que permanece inalterado de generación en generación.
Los Papas de todos los tiempos, hasta hace poco, han transmitido, profundizado, explicado y difundido la misma enseñanza, los mismos sacramentos, el mismo catecismo, la misma doctrina. La gente tenía confianza: bastaba con seguir las instrucciones que recibían, estudiarlas y comprenderlas, y sabían que estaban en el camino correcto hacia la verdad. No era fácil, no todos eran santos, la vida cristiana es exigente y alcanzar la virtud es una tarea diaria. Pero sabíamos que el bien era el bien y el mal el mal, y no había confusión al respecto. La sociedad era cristiana y la caridad cristiana era una ayuda y un apoyo para todos.
§3
Hoy estáis perdidos porque las autoridades católicas ya no os dicen lo mismo. Siembran la confusión, mezclando la verdad y el error, el bien y el mal.
Y nos encontramos con que:
- [El Viejo Continente] ya no es católico;
- Que [el País de la Torre Eiffel] ya no es católico.
- Aprendemos que todas las religiones son iguales;
- Que todas las religiones tienen una parte de verdad,
- Que el error se equipara a la verdad,
- Que la cohabitación puede vivirse más fielmente que el matrimonio;
- Que la inmoralidad tal vez no sea inmoral;
- Que la Santa Misa católica de todos los tiempos (Vetus Ordo, en latín), debe desecharse.
Esta lista no es exhaustiva, pero enumerada así, os dais cuenta de que ya no se me escucha, ni se me sirve, ni se me venera como se debiera.
Mis queridos hijos, si os dais cuenta de que se os conduce por un camino secundario cuando Yo os quiero en el camino del Cielo, apresuraos a dar media vuelta, a abandonar la procesión que os lleva a la ruina y a volver al camino de la Tradición que siempre se mantiene aquí y allá, aunque se ponga a prueba.
Sois adultos y, por tanto, responsables de vosotros mismos y de vuestras familias, y no queréis llevarlas a la ruina. Retomad el camino real que ha sido abandonado pero que no ha desaparecido.
Yo, Jesucristo, no cambio ni cambiaré jamás. Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo, todo lo que tenéis que hacer es venir a Mí y permanecer Conmigo, Yo soy vuestro Salvador, vuestro Redentor, vuestro Amor, Yo soy el Buen Pastor, Yo conozco a Mis ovejas y Mis ovejas Me conocen a Mí. Ellas corren a Mi Voz, Mi Voz es la Voz de todos los tiempos, no cambia, vibra idénticamente, os conduce a la Salvación en la única Verdad, en la única moral cristiana, en la única práctica de las virtudes.
Yo velo por vosotros y os daré el valor de la lucidez, porque Yo soy la Luz; fuera de Mí, son las tinieblas las que invaden a las almas que no Me siguen, o que ya no Me siguen.
Os bendigo, hijos Míos, os amo, no os pierdo de vista ni quiero perderos…
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
Vuestro Maestro y Salvador.”
Fuente srbeghe.blog