Lee sin prisa si puedes...

Esfuérzate en leer todo sin prisa... la curiosidad no te salvará de los acontecimientos que devastarán a nuestro planeta... no habrá internet... prepàrate: oración y Santo Rosario cada día, Confesión, Comunión, obediencia a los 10 Mandamientos... ¡Fe, no miedo! ¡Salva tu alma!

Una mirada a la Nueva Era y a la Tierra Prometida para aquellos destinados a entrar en ella después de la Gran Tribulación

Ese tiempo está cerca y se abrirá otra Era. Sí, esto es una realidad y quiero advertir de ello a Mis fieles para que no teman la destrucción ni las pruebas... La tierra debe transformarse, los justos deben santificarse y los malvados desaparecerán

(Haz la señal de la cruz antes de leer y lee hasta el final...) - 7 de diciembre de 2020

Una Nueva Era

Parte 1: Una Nueva Era...

(DeepL Translator) "Cuando vine a la tierra, reuní a Mis discípulos y les di Mi Palabra Divina. Desde entonces, a través de Mi Espíritu Santo, nunca he dejado de reunirlos e instruirlos. Los siglos se acumulan y llegará un momento en que decidiré detener esta acumulación.

Ese tiempo está cerca y se abrirá otra Era. Sí, esto es una realidad y quiero advertir de ello a Mis fieles para que no teman la destrucción ni las pruebas.

Este tiempo que vendrá será cercano a la vida en el paraíso terrenal, pero no totalmente, porque las consecuencias del pecado original no habrán desaparecido.

Las personas se purificarán y conocerán a Dios a través de su conversión, su fervor y su devoción. Este tiempo de conversión será la envidia de los santos y de los elegidos del Cielo, pues ellos mismos, mientras vivían en la tierra, lo habrían deseado. La vida se reanudará después de la prueba y la gente será humilde y obediente a la Palabra Divina.

Una Nueva Era

Ya no dudarán, serán devotos, colocando a Dios en medio de su familia y siempre en primer lugar. La presencia de Dios en los hogares los hará santos, valientes, enérgicos y caritativos, y los tiempos pasados de prueba serán un recuerdo duradero y constructivo.

Los hogares y las moradas tendrán un oratorio en su centro, y este lugar será frecuentado diariamente. No será como hoy, en que tal lugar es prácticamente inexistente en los hogares, y si algunos todavía tienen uno, se trata más bien de un lugar inutilizado y no frecuentado.

Vivir en presencia del Altísimo propiciará el florecimiento de muchas virtudes domésticas y los divorcios ya no serán un problema. Hombres y mujeres serán respetuosos entre sí, y los niños serán equilibrados porque el ambiente familiar será sano y virtuoso.

Una Nueva Era

Las familias serán como la Sagrada Familia, siempre dispuestas a servir y a incluir la presencia de Dios en cada acción y en cada disposición. Dios será honrado, alabado y servido como Él ha mandado, y esto será una ley deseada y no impuesta.

Quiero dejar claro que la tierra será buena y dará frutos y cosechas en perfecta armonía con las estaciones. El sol fertilizará y también la lluvia.

Cuando llegue el momento actual de la tierra, no quedarán muchos hombres, porque las pruebas habrán preservado a los hijos de Dios y a los que se conviertan, pero muchos otros quedarán atrapados en el desenfreno de los hombres y de la naturaleza.

Los que sean llevados en estado de gracia serán recompensados con una vida en el Cielo de la que nunca se arrepentirán, y los demás, por muchos que sean, serán olvidados por Dios y los ángeles.

Así es como la tierra florecerá de nuevo para la mayor felicidad de los hijos de Dios, de los ángeles y de los santos del Cielo, y esta renovación será la próxima gran etapa del ciclo terrestre.

Os ruego, hijos Míos, orad para entrar en el Cielo cuando llegue vuestra hora y, pase lo que os pase, tened la confianza y la determinación de serme fieles. Sí, vuestra fidelidad será vuestro pasaporte al Cielo. Si mantenéis vuestra confianza en Mí, ya sea en la tierra o en el Cielo, seréis felices y Yo estaré cerca de vosotros.

"Hágase Tu Voluntad en la tierra como en el Cielo y venga Tu Reino. Sí, ya viene, ya viene."

 

Parte 2: La Tierra Prometida

Yo soy el Altísimo, el Todopoderoso, y Mi Amor gobierna la creación. Todo lo hago por Amor y quisiera tanto que vosotros, hombres, Me imitarais y fuerais más amorosos, más caritativos, más decididos a amar a vuestro prójimo.

Vuestro prójimo es como vosotros. Vive, tiene necesidades, y vosotros también. Si vosotros tenéis necesidades, tratáis de satisfacerlas. Si vuestro prójimo tiene necesidades, y lo sabéis y podéis ayudarle, debéis hacerlo.

La Tierra Prometida

Así habrían actuado los hombres, espontáneamente, si el pecado original no hubiera ennegrecido sus almas y fomentado sus defectos. Esta atracción hacia lo menos bueno, si no hacia el mal, hacia el egoísmo, el orgullo y todo lo que es personal, es la gran tragedia de la humanidad. El ego está sobredimensionado y las personas se encuentran en un perpetuo estado de enfrentamiento y resistencia. La confianza se da, pero se retira fácilmente cuando está en juego el propio interés.

El hombre es débil, y el diablo lo sabe, regañándole por sus debilidades. El hombre devoto y ferviente conoce esta debilidad en la que ha nacido y se esfuerza por reprender sus atractivos para vencerlos y dominarlos.

Cuando llegue el tiempo del Reino de Dios, los hombres seguirán siendo débiles, pero su deseo de amar a Dios lo más perfectamente posible y al prójimo como a sí mismos superará su pobre naturaleza mortal. Se elevarán a la santidad con constancia y regularidad, y el conocimiento de Dios unido al aborrecimiento del pecado los conducirá a grandes alturas.

Los frutos de la tierra recibirán los efectos de la buena naturaleza humana, tan cierto es que el hombre bueno siembra la bondad a su alrededor mientras que el hombre malo exacerba y destruye lo que toca.

La Tierra Prometida

El Reino de Dios llegará pronto, y pronto de verdad. El tiempo que falta para esa llegada es corto, y todos los que estáis viviendo en este momento -si Dios quiere- entraréis en él. Animaos, sed buenos, estad alegres, sed amables, porque... "Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra." (Mt 5,4). Sí, esta tierra está destinada a los mansos, como prometió Jesucristo en sus Bienaventuranzas.

Yo soy el que pronunció estas palabras y todo lo que digo es verdad. La Tierra Prometida no era un engaño y Dios repitió esta promesa a menudo a los patriarcas después de Abrahán, hasta que el pueblo que regresó de Egipto tomó posesión de ella. Después, la tierra fue difícil de conservar y el pueblo que había recibido la promesa la perdió definitivamente porque "no reconocisteis el tiempo en que fuisteis visitados" (Lc 19,44).

Así heredó el cristianismo el favor de Dios, y a ella está destinado el reino de la tierra en los tiempos venideros.

La tierra debe transformarse, los justos deben santificarse y los malvados desaparecerán [1]. La ordenación de la humanidad será una ordenación divina, por lo que será fruto de la penitencia, la humildad y la sumisión a la Voluntad divina. La tierra será bella y exuberante, las personas serán amables y responsables, y los animales que queden serán confiados y disponibles.

La Tierra Prometida

El cambio será grande y Dios será admirado por Su obra de renovación. Será alabado, servido y respetado, y Su obra creadora será llevada por Su gracia y destreza al estado deseado desde el principio de los tiempos. El paraíso terrenal recuperará su lugar y sus derechos, y los hombres buscarán la complacencia de Dios antes que la suya propia.

Así dicho, así decidido y vosotros, hijos Míos, que Me leéis, descansad en Mí, encomendaos a Mi Divina Providencia y Yo guiaré vuestros días según Mi plan para vosotros y los vuestros.

Que Dios sea bendito, alabado y reverenciado por los siglos de los siglos.”

 

  1. Apocalipsis, capítulo 20 de Juan. El reino de los 1000 años. Secuencia de los acontecimientos: (leer...)

Fuente: srbeghe.blog