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Oración y preocupaciones: ¿Qué es la oración?

No recibís la ayuda que os doy porque no corresponde a lo que esperáis... Vosotros tenéis vuestra manera de hacer las cosas, y no os imagináis que otro las haría de otra manera, que Dios os tiende la mano, pero os la perdéis por vuestro carácter

(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa...) - 8 de noviembre del 2020

Oración y preocupaciones: Qué es la oración

(DeepL Translator) “Cuando estaba en la tierra, muy a menudo Me quedaba con gente que Me acogía porque viajaba por la Tierra de Israel y no tenía otra alternativa que recibir hospitalidad.

Cuando Me quedaba con alguien, recibía lo que podían darme. A veces no mucho, a veces demasiado, pero en lo que a Mí y a Mis discípulos se refiere, siempre estábamos contentos. Se esmeraban en recibirnos lo mejor posible y, cuando todos dormían, salía a menudo a rezar. Volvía antes de que se despertara el primero de ellos y, de este modo, permanecía discreto, pero siempre deseoso de estos encuentros íntimos con Mi Padre del Cielo.

¿Qué es la oración?

Rezar es adorar, agradecer, pedir, acusarse. En lo que a mí respecta, no Me acusaba porque seguía en toda la Voluntad de Mi Padre y nunca Me desviaba de ella.

  • La oración es necesaria para que el alma se eleve a Dios y haga Su Voluntad.
  • Cuando recéis, hacedlo con sencillez y devoción.

Es Dios quien da todo, de quien recibes todo, quien administra vuestra vida y vuestros bienes.

Cuando un hombre es rico o pobre, Dios lo permite. Un rico cree en su estrella, pero muy a menudo olvida que obtuvo su riqueza de Dios.

Los pobres hacen sacrificios y, si se los ofrecieran a Dios, serían santos. Por desgracia, muchos pobres achacan su pobreza a una supuesta injusticia, pero no es así. Su situación los amarga o los santifica y Yo soy su Providencia para que no se hundan en la penuria total cuando Me rezan.

A través de la oración, hijos Míos, superarán sus dificultades y preocupaciones con Mi Gracia.

  • Oren, pero oren verdaderamente; la mayor parte del tiempo, ustedes están ansiosos, pero no piensan en orar, en pedirme ayuda; y si Yo se las doy, sucede a menudo que su naturaleza y sus faltas la ignoran.

Sí, esto sucede a menudo. No recibís la ayuda que os doy porque no corresponde a lo que esperáis, y sin embargo la humildad en la angustia es ya santidad.

Vosotros tenéis vuestra manera de hacer las cosas, y no os imagináis que otro las haría de otra manera, que Dios os tiende la mano, pero os la perdéis por vuestro carácter y, nos atrevemos a decir, por vuestro orgullo. Sí, el orgullo quita equilibrio al juicio y suele ser el principal obstáculo para resolver dificultades y disputas.

A través de la oración sincera, como la del publicano que se siente culpable sin atreverse a subir más allá de la parte trasera del templo, el orgullo puede ser atenuado, eliminado.

Sí, siempre tengo soluciones armoniosas para cada situación difícil, pero a menudo no Me las pedís ni las veis.

  • Humildad no es sumisión.
  • Humildad no es menosprecio.
  • La humildad es dulzura, firmeza, pero también capacidad de comprender.

Practicad, hijos Míos, ser gentiles y tratar de comprender lo que siente vuestro prójimo. Si les comprendéis mejor, evitaréis molestarles y procuraréis llevaros bien.

Cuando recéis, decid:

“Padre nuestro, que estás en los Cielos
santificado sea Tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase Tu Voluntad,
así en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día
y perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.”

Y, al final de esta hermosa oración, decid: ‘gracias’.

Que este gracias sea verdadero, personal y agradecido dirigido a Mí por todo lo que has recibido de Mí, las cosas conocidas y las muchas desconocidas.

Santificado sea Mi Nombre y venga Mi Reino; que así sea.”

Fuente: srbeghe.blog