Lee sin prisa si puedes...

Esfuérzate en leer todo sin prisa... la curiosidad no te salvará de los acontecimientos que devastarán a nuestro planeta... no habrá internet... prepàrate: oración y Santo Rosario cada día, Confesión, Comunión, obediencia a los 10 Mandamientos... ¡Fe, no miedo! ¡Salva tu alma!

8 de diciembre... 2023... Para algunos, será tal vez la última vez que se Le rinda un homenaje tan público...

María, Mi Madre Santísima y Madre vuestra, es proclamada intacta de toda mancha, intacta de toda imperfección, intacta de toda deficiencia... Hijitos Míos, venid al homenaje maternal que debe rendirle toda la catolicidad, y Yo, Dios, os acompañaré.

¡¡¡Oportunidad de Salvación!!!

(Primer) Viernes 3 / (Primer) Sábado 4 de mayo del 2024
Últimas llamadas.No te duermas espiritualmente. Salva tu alma. Prepárate para los acontecimientos venideros. Se requiere: Confesión Sacramental y Comunión (asistir a la Misa, no llegar tarde)
Los 9 Primeros Viernes de mes al Sagrado Corazón de Jesús (leer las 12 Promesas). Los 5 Primeros Sábados del mes al Corazón Inmaculado de María (leer las Promesas). (Double) Novena a Los Sagrados Corazones de Jesús y de María, de sor Natalia Magdolna (leer las 33 Promesas, descargar y difundir…)

(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa...) - 2 de diciembre de 2023

La Inmaculada Concepción

(La Inmaculada Concepción…)

(DeepL Translator) “Mis queridos, Mis pequeños, sí, sois muy pequeños a Mis ojos porque, para cualquier Padre, Sus hijos que aún no han alcanzado la madurez son muy pequeños.

  • ¿Cuántos de vosotros tenéis la madurez espiritual para entrar ahora mismo en Mi Morada divina?
  • Todos estáis todavía lejos de ello, no temo decirlo, porque ¿quién de vosotros es perfectamente santo?

Mi Madre María, que os he dado como Madre, fue perfectamente santa en la tierra y en todo momento estuvo ya preparada para el Cielo. Entró en Él en Su Asunción y todo el Cielo la acogió con la más sincera exultación.

Reina del Cielo y de la tierra, lo es ciertamente, porque Su santidad superaba incluso la de los ángeles. Tenéis en Ella un ejemplo excepcional: nunca pensó en sí misma, se entregó enteramente a Dios, Su Padre, Su Creador, y esta disponibilidad inmaculada le valió el honor insigne, pero también doloroso, de ser la Madre del Hijo de Dios, la Madre del Redentor, la Madre de un Hijo torturado y la Madre de un condenado a una muerte ignominiosa.

Lo experimentó todo: la dulzura de conocer íntimamente a Dios, pero también la dureza de las consecuencias del pecado. A pesar de ello, permaneció siempre buena, amable, cariñosa y dispuesta a pensar sólo en los demás.

En ningún momento, ni siquiera en la tormenta de la Pasión de Su tierno y amadísimo Hijo, se replegó sobre sí misma. Lloró, sí, lloró mucho, pero Sus lágrimas no eran egoístas, eran compasivas y llenas de ternura y de amor.

Mis queridos, Mis pequeños, sed los buenos hijos de una Madre tan buena. Ella también necesita vuestra ternura, porque todo amor florece en la reciprocidad; todo amor que no es correspondido se convierte en sufrimiento.

Ved de nuevo a Mi Madre en La Salette, llorando por los pecados del mundo, y los dos hijitos, Mélanie y Maximino, estaban horrorizados; una gran señora, deslumbrante, tan respetable y tan bella, lloraba y Sus lágrimas eran sinceras.

La Salette, 1846, Francia

Sí, en la tierra Mi Madre era una mártir en Su alma y en Su Corazón, pero Su bondad era tal que los que la rodeaban no tenían ni idea.

Mi Madre veía todas las imperfecciones de los que la rodeaban, los pecados inconscientes o más evidentes, pero nunca se apartaba de ellos, no, les tendía la mano o, como una verdadera Madre, se encargaba de no dejar traslucir Su dolor por la ofensa que habían cometido contra Dios.

A la hora de Mi Pasión y de Mi Muerte en la Cruz, tenía casi cincuenta años y vivió unos diez años más, el tiempo necesario para que los apóstoles recogieran de Ella todo lo que podía darles: Sus recuerdos y Sus ejemplos.

Era Su Madre de un modo muy especial, y aprendieron de Ella todo lo que una madre puede dar a sus hijos adultos. Entonces la llamada del Cielo se hizo oír en Su alma y exhaló el último suspiro de Su vida inmaculada en la tierra.

  1. Quiero que vosotros, hijos Míos, rindáis un homenaje muy vivo a Mi Madre, que es vuestra Madre, en la próxima fiesta de Su Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. Ella os espera y los que tendrán la alegría de participar en una procesión en Su honor, ¡que no falten!
Papa Pio IX
Papa Pio IX

Esta fiesta fue proclamada oficialmente el 8 de diciembre de 1854 por el beato Papa Pío IX (1), gran Papa donde los haya, y desde entonces este dogma es la alegría de toda la ciudad del Cielo.

María, Mi Madre Santísima y Madre vuestra, es proclamada intacta de toda mancha, intacta de toda imperfección, intacta de toda deficiencia, como era digna de ser la Madre Santísima de Dios.

  • Hijitos Míos, venid al homenaje maternal que debe rendirle toda la catolicidad, y Yo, Dios, os acompañaré, porque en todo el Cielo, la alegría y el homenaje que se le tributarán serán unánimes.
  • Para algunos, será tal vez la última vez que se Le rinda un homenaje tan público... ya sabéis que los Estados son cada vez menos cristianos, y toda nación apóstata será severamente castigada.

Os bendigo, Mis queridos pequeños, y hacéis la señal de la cruz al daros Mi bendición: en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén, Amén.

Vuestro Padre amoroso y vuestro Dios.”

 

  1. El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX publicó la constitución apostólica “Ineffabilis Deus”: "La Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio concedidos por Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada libre de toda mancha de pecado original."

Fuente: srbeghe.blog