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El mundo entra ahora en una época difícil... Quien quiera salvar su vida...

Eso es lo que Dios quiere: sumisión a su Voluntad divina, pase lo que pase, sufras la injusticia que sufras, padezcas el sufrimiento que padezcas. El cuerpo no es nada, el alma lo es todo, y el espíritu la guía a condición de que la siga

(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa...) - 11 de enero de 2022

Quien quiera salvar su vida la perderá.

(DeepL Translator) “Hijos Míos, […] quiero retomar la carta de san Pablo a los Romanos 11,33-36:

"¡Oh abismo de las riquezas, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Qué inescrutables son Sus decretos y qué incomprensibles Sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién le ha aconsejado? ¿O quién le ha advertido de Sus dones sólo para ser pagado a cambio? Porque todo procede de Él, por Él y para Él. A él sea la gloria por los siglos. Amén".

Cuando San Pablo dice que ‘sus designios son inescrutables, sus caminos incomprensibles’, ¿quiere decir que yo soy inaccesible? No, Yo estoy junto a vosotros, junto a cada uno de vosotros, y sin embargo no Me comprendéis.

(¿Por qué…? No es justo…)

Sois muchos los que pensáis:

  • ¿Por qué no me defiende?
  • ¿Por qué no viene en mi ayuda cuando le rezo sinceramente?
  • ¿Por qué permite el mal y el bombardeo de inocentes?

No es justo, ¡es cruel por su parte! Toda esa gente inocente que resulta gravemente herida, incluso muerta, todos esos abortos que son una forma muy cruel de matarlos, ¡y Dios lo permite!

(Todas estas injusticias…)

  • ‘Yo soy (dice otro), maltratado, insultado, arrastrado injustamente ante los tribunales; estas personas condenadas a muerte que no son culpables, todos estos males, todas estas crueldades, todas estas injusticias. ¿Cómo puede Dios no intervenir, cómo puede permitir que todo esto suceda sin reaccionar, abandonando a estas pobres personas a su desesperación?’

Hijos Míos, yo sé todo esto, pero vosotros no comprendéis a Dios ni la creación en la que os encontráis. No veis la inmensa diferencia que hay entre el cuerpo y el alma, este cuerpo tan limitado y vuestra alma destinada a ser igual a Dios en el Cielo, como los hijos son iguales a su padre, aunque siempre respetuosos y sumisos.

El Cielo está al final de vuestro camino, pero la mayor parte del tiempo sólo veis el camino de la tierra, en el que estáis y que no os lleva lejos.

Vuestro cuerpo está sujeto al polvo: ‘Hombre, recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás’, dice el sacerdote el primer día de Cuaresma al depositar la ceniza en la frente del cristiano.

(Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales…)

Desde los cambios introducidos por el Concilio Vaticano II, la fórmula reza: ‘Conviértete y cree en el Evangelio’. No es lo mismo. Por una parte, el cristiano está llamado a tomar conciencia de sus limitaciones y de su naturaleza corporal mortal; por otra, es una invitación a convertirse y a creer en el Evangelio, lo que ya ocurre con los que reciben la ceniza; creen que están en el buen camino y ya creen en el Evangelio.

Esta fórmula es hueca y no aporta nada, mientras que recordar al hombre su fin último, la muerte de su cuerpo, su bajeza comparada con la vida eterna a la que está prometida su alma, es una muestra de humildad y sumisión a la Voluntad divina.

Y eso es lo que Dios quiere: sumisión a su Voluntad divina, pase lo que pase, sufras la injusticia que sufras, padezcas el sufrimiento que padezcas. El cuerpo no es nada, el alma lo es todo, y el espíritu la guía a condición de que la siga.

El cuerpo morirá y cualquier muerte que soporte, Yo la permito porque conozco el alma de este cuerpo y todo es para su santificación. La voluntad del alma debe ser reforzada, pero como el alma es libre, dice sí o dice no, y muy a menudo lo soporta todo sin aceptar realmente las penas de su cuerpo.

Lo veo todo, lo sé todo, sé lo que puedo permitir y hasta dónde puedo permitirlo. La criatura, en cambio, no sabe adónde quiero llevarla y, cuando es difícil, con demasiada frecuencia se rebela. Pero Dios es infinitamente bueno e infinitamente justo, conoce el pasado, el presente y el futuro, ve el camino que sigue el alma a lo largo de todo su recorrido, hasta su entrada en el Cielo o, desgraciadamente, su descenso al Abismo.

(Quien quiera salvar su vida...)

Hijos Míos, deseo abrir este nuevo capítulo porque el mundo entra ahora en una época difícil que Dios comprende, permite e incluso desea porque conoce el resultado.

  • Muchos dirán: ‘cómo puede Dios permitir esto o aquello’, pero una vez más, lo sé todo, lo veo todo, permito lo que quiero y lo que no permito no será.

Los hombres tienen su libertad, harán su papel, su libertad no será coartada porque Dios no viola sus propias leyes, sino que dirige el mundo y, a pesar del Mal, el mundo irá donde Él quiere que vaya.

Hijos Míos, pensad en vuestra alma antes de pensar en vuestro cuerpo; una es inmortal, la otra mortal. Cuando vivía en la tierra, dije:

‘Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por Mi causa, la encontrará’ (Mt 16,25).

  • Estáis a punto de entrar en un tiempo en el que esta frase debe ser grabada en vuestra frente mientras que otros grabarán en sus frentes la marca de la Bestia (Ap 13:16).

  • Esa marca no tardará en llegar, y Yo, vuestro Dios, quiero que seas Mío, para Mí y siempre conmigo. Pensadlo: quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por Mí, ¡la encontrará!

Os bendigo hijos Míos, estoy con vosotros hasta la eternidad sin fin.”

Fuente: srbeghe.blog