(D2121) Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa.
§1: Cuando empiece la guerra…
§2: No os dejaré en la incertidumbre
§3: La Ira de Dios sobre la Iglesia
§4: La Ira de Dios es Inevitable
§5: Vaticano II: 3 errores fundamentales
§6: Advertencias al mundo: La Salette, Fátima, Garabandal
§7: Anexo
§1
“Cuando el mundo esté en desorden porque ha estallado la guerra [1], no os dejaré solos. La guerra ha sido un hecho de la humanidad pecadora y los hombres luchan para defender sus intereses. Unos luchan para dominar, otros para monopolizar, otros para defenderse a sí mismos o a sus bienes. Cuando se declara la guerra entre países, los combatientes están en primera línea, aunque hoy en día la guerra desde el aire es formidable y los civiles se ven tan afectados como los combatientes.
Cuando empiece la guerra [2], no os alteréis, no tengáis miedo, porque el miedo es mal consejero.
Mantened la calma, no os dejéis vencer por el miedo, que es realmente un mal consejero. No os dejéis abrumar por la ansiedad, no, no debéis hacerlo. Permaneceréis en vuestro estado habitual. Permaneceréis en vuestro estado habitual y seguiréis con vuestra vida cotidiana como si no hubiera pasado nada. Y cuando los acontecimientos perturben vuestra vida cotidiana, haced lo mejor que podáis, pero siempre con una confianza inquebrantable en vuestro Dios, y Padre, y Salvador divino.
§2
No os dejaré en la incertidumbre si Me rezáis y vuestra confianza es sólida. Cuando surja una dificultad, Yo sé cómo resolverla y vosotros no debéis querer adelantaros a Mí. Yo haré siempre lo correcto y si os imagináis que os dejo solos porque falta vuestra confianza en Mí, os equivocaréis.
Yo salvo y llamo a Mí, pero decida lo que decida, a Mí no me cogen -nunca- desprevenido. Por eso, hijos Míos, tomad cada día como viene, rezad y vivid en Mi presencia a todas horas del día y de la noche. Sed buenos los unos con los otros, ocupaos de vuestro prójimo que quizás tiene menos gracias que vosotros porque no las pide, quizás ni siquiera tiene que pedirlas.
Yo estaré con vosotros y la tierra, a pesar del demonio, me pertenece. Le dejo hacer el mal por la libertad que he inscrito en cada criatura, pero se acerca el momento en que, hecho el mal, volveré a tomar las riendas y haré nuevas todas las cosas.
§3
La Santa Iglesia de Dios también está muy dañada en sus representantes, pero no debéis conmoveros por ello. Es triste, sí, es muy triste que también ella esté en peligro y que haya muy pocos que se mantengan en el camino recto. Necesito a Mis siervos para guiar a Mi rebaño, los he llamado a Mi servicio con ese propósito pero hay tantos que toman su posición como una función y no como un deber.
Yo nombré a Pedro cabeza de Mi Iglesia naciente y él asumió su cargo lo mejor que pudo. Ofreció su vida cuando llegó el momento de la inmolación y está Conmigo en el Cielo como estuvo Conmigo en la tierra. Los demás apóstoles también Me sirvieron sin contar sus esfuerzos ni sus vidas y ellos también están Conmigo en el Cielo. Es en este lugar donde quisiera reunir a todos Mis siervos pero, como dije en Garabandal el 18 de junio de 1965:
“Antes, el Cáliz (de la Ira divina) estaba lleno, ahora está rebosando. Muchos cardenales, obispos y sacerdotes caminan por el camino de la perdición y arrastran consigo a muchas almas. Cada vez se da menos importancia a la Eucaristía. Debéis hacer los esfuerzos necesarios para evitar la Ira de Dios que pende sobre vosotros.”
§4
Hijos Míos, daos cuenta [59] años después [el Concilio Vaticano II] y ¿qué veis? ¡Un mundo de pecado, corrupción, apostasía y regresión moral inaceptable!
La Ira de Dios ha sido declarada y la tierra no escapará de ella. Desde hace tantos años, desde hace casi 200 años, vengo advirtiendo y llamando a Mis hijos a la conversión y, a pesar de Mis llamadas, los hombres de Iglesia siguen arrastrando a Mis hijos al infierno. Ya no les enseñan la penitencia, la piedad, el respeto a la Sagrada Eucaristía, la humildad y el recogimiento.
§5
Vaticano II – Error N. 1: Adaptación de la Iglesia al mundo moderno
María Santísima: “Y Yo, vuestra Madre, Madre de Dios y de Misericordia, he hecho sonar el toque de difuntos, pero Mis hijos sacerdotes no Me escuchan. Han aceptado el espíritu del Concilio Vaticano II, un espíritu nuevo que da la espalda al espíritu bimilenario de la Santa Iglesia Católica; han cambiado el espíritu católico con el pretexto de abrirse al mundo, mientras que el mundo odia a Mi Hijo.
Este Concilio propuso la actualización de la Iglesia, es decir, su adaptación al mundo moderno, a su liberalismo, para “allanar el camino que conduce a la unidad de la humanidad” (Juan XXIII, 11.10.1962). Si los padres, en lugar de educar a sus hijos, empiezan a seguirlos, sus hijos serán incultos. Así han actuado los representantes de la santa Iglesia: han querido adaptar la Iglesia a los errores del mundo en lugar de elevar el mundo, o mejor dicho a quienes les escuchan, a Dios.
¿No dije (Jn 15,18-19): “Si el mundo os odia, sabed que a Mí me odiaron antes que a vosotros […] pero porque no sois del mundo […] el mundo os odia?”
Vaticano II – Error N. 2: Intentar unir a la humanidad a expensas de la Verdad.
Jesús: “Lo spirito del Concilio, che si è rivolto al mondo per essere amato dal mondo e per cercare di unire il genere umano a scapito dell’unica Verità, si è smarrito e, a Garabandal, Mia Madre ha detto che molti cardinali, vescovi e sacerdoti stavano camminando sulla strada della perdizione, portando con sé molte anime.”
Vaticano II – Errore N. 3: La igualdad de las religiones a expensas de la Verdad.
María Santísima: “Mi Hijo, el Señor Jesús, quiere atraeros con sus palabras hacia Él en la Verdad, en la santidad y en la confianza en el único camino, en la única Verdad porque Él es la única Vida. Él no predicó la igualdad de las religiones, Él predicó la soberanía de vuestro Padre Celestial.”
§6
Avvertimenti al mondo: La Salette, Fatima, Garabandal.
Jesús: “Yo soy el Salvador, Dios, el Hijo divino de Mi Madre inmaculada y Ella ha hablado muchas veces en la tierra para llevar a Sus hijos a la razón, al Amor divino, a la Verdad. Pero no fue escuchada: en La Salette, su mensajera (Mélanie) sufrió mucho para hacer oír su voz; en Fátima, los niños hablaron, pero la santa Iglesia, a través de sus representantes, ahogó sus voces.
¿Quién escucha hoy sus peticiones?
Ella sigue apareciéndose en muchos lugares de la tierra y, finalmente, en Garabandal, en pleno Concilio, pero ¿quién en la Santa Iglesia tiene en cuenta sus exhortaciones?
Sí, la Ira de Dios está hoy con nosotros, porque todas las advertencias del Cielo han sido en vano. Y ahora, en Roma, se adora a la Pachamama, y la cuna de Navidad en la Plaza de San Pedro ya no es lo que debería ser. No puedo quedarme más tiempo, la copa está llena, pero protegeré a Mi pueblo, a los que guardan la fe de los viejos tiempos, la fe de sus padres, la fe de la santa Iglesia que no cambia.
Os bendigo hijos Míos, os amo y os estrecho contra Mi divino Corazón.”
§7
Anexo:
Cardenal Désiré-Joseph Mercier (1851-1926): “En nombre del Evangelio, y a la luz de las Encíclicas de los cuatro últimos Papas, Gregorio XVI, Pío IX, León XIII y Pío X, no dudo en afirmar que esta indiferencia hacia la religión, que equipara la única religión de origen divino con las religiones inventadas por los hombres para incluirlas en el mismo escepticismo, es la blasfemia que reclama el castigo de la sociedad mucho más que los pecados de los individuos y de las familias” (Carta pastoral La lección de los acontecimientos).
Padre Michael Müller (1825-1899): «Ẻ impío decir: “Respeto todas las religiones”. Ẻ como decir: “Respeto al diablo como a Dios, al vicio como a la virtud, a lo falso como a lo verdadero, a la deshonestidad como a la honestidad, al infierno como al cielo…”.» (The Church and Her Enemies, Benziger, New York 1880).
San Juan Bosco (1815-1888) en su obra El católico instruido en su religión (1853) escribió sobre Lutero: «León X, que entonces gobernaba la Iglesia, empleó toda la solicitud posible para que se arrepintiera, le escribió las cartas más cariñosas a él y a otros; desde Roma envió legados a Alemania para persuadirle de que no se apartara de aquella religión en la que había sido creado por Dios, y que él sabía que era la única verdadera, la única que tiene las características de la divinidad. Pero nada podía hacer volver en sí al ciego heresiarca. Ya se había abandonado a sus vicios, y en su orgullo se obstinó aún más. Y así, habiendo ganado un buen número de seguidores tan libertinos como él, extendió sus errores por toda Alemania…»
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Fuente: srbeghe.blog