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Como con el Diluvio para comenzar de nuevo. Seréis como náufragos que desembarcan en una tierra nueva

La tierra se prepara para un gran cambio y como en el momento de Mi crucifixión cuando las tinieblas invadieron la tierra, como en el momento de Mi muerte terrena cuando el velo del Templo se rasgó, así veréis con vuestros propios ojos acontecimientos muy tristes: que esto no os mueva en vuestra fe

(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa...) - 12 de abril de 2023

(DeepL Translator) - “Hijos Míos, queridos Míos, aquí estáis ahora en el ciclo litúrgico de la Resurrección y Yo, vuestro Rey, os he rescatado de las garras y de las fauces insaciables de vuestro peor enemigo, el demonio. Habéis sido redimido y sólo os queda hacer vuestra parte, la parte de la santidad, la parte que debéis hacer, pues nadie se salva ni se pierde sin su propia participación.

El Cielo está abierto para vosotros y os acoge con la alegría de un Padre que os espera allí. Desde el principio de la humanidad caída, Él había prometido la victoria del linaje de la mujer sobre el de la serpiente, de Jesús Hijo de María sobre el pecado, pero al precio de una mordedura en el talón, es decir, la presencia constante del pecado a pesar del Santo Sacrificio de vuestro Dios.

Jesús victorioso es ahora la Cabeza de su pueblo, una Cabeza conocida y amada, una Cabeza de la misma humanidad que sus hermanos y hermanas, una Cabeza ejemplar digna de toda alabanza.

Jesús resucitado os dice estas palabras: Hijos Míos, como Yo, seguiréis el camino de la cruz, estaréis abatidos, tendréis sed y seréis traicionados, pero como Yo, estad seguros de vosotros mismos, de vuestra fe, de vuestro Dios, y seguid el camino que será vuestro.

Sed mansos como Yo, no os quejéis, los tiempos venideros no os perdonarán, tomad ejemplo de Mí.

La tierra se prepara para un gran cambio y como en el momento de Mi crucifixión cuando las tinieblas invadieron la tierra, como en el momento de Mi muerte terrena cuando el velo del Templo se rasgó, así veréis con vuestros propios ojos acontecimientos muy tristes: que esto no os mueva en vuestra fe. Como Mi Madre, mantened gran certeza en vuestra fe en Dios, gran seguridad ante las dificultades, gran firmeza mientras otros a vuestro alrededor estarán en la angustia, el miedo y la fragilidad.

Sabed, hijos Míos, que vuestra resurrección está al final de toda pena, la felicidad eterna al final de toda carnicería, la plenitud divina al final de toda confusión. Estáis llamados a Mí más allá de todas las pruebas y vuestro papel será consolar a vuestros seres queridos, animarles, amarles, protegerles. Vuestro papel será, como el de Mi Santísima Madre, acompañar a vuestros seres queridos, como el de Santa Verónica, consolarlos y animarlos, y como el Mío, no oponeros a lo que la Providencia divina ha previsto para la renovación del mundo.

Yo estaré siempre cerca de vosotros y podéis contar con Mi presencia a vuestro lado en todo momento. Rezad y estad seguros de Mí, sed obedientes como lo fue Noé, a pesar de los sarcasmos y las burlas, y sabed que Dios permite el mal por un bien mayor. Vosotros mismos os maravillaréis cuando todos los trastornos hayan terminado, pero ese tiempo vendrá después del tiempo de destrucción, disputas, grandes trastornos y devastación.

Estas palabras no son demasiado fuertes para lo que está por venir, pero vosotros, Mis fieles, tendréis fe, esperanza y caridad, y no desesperaréis.

Debe suceder como sucedió con el Diluvio para comenzar de nuevo, pero esta vez la renovación que viene será una alegría muy grande y una felicidad muy grande para aquellos que la experimentarán. Sí, muchos de vosotros seguiréis allí, porque será necesario reconstruir, reparar y acondicionar. La tierra será acogedora, pero estará como intacta por el tiempo, y lo que quede de antes tendrá que ser repensado y totalmente revisado.

Seréis como náufragos que desembarcan en una tierra nueva, y Dios estará con vosotros. Seréis fervientes, os dirigiréis a Él para cada acción, para cada empresa, y nunca os apartaréis de Él. Él será vuestro Padre, con vosotros y para vosotros, y estaréis feliz de recurrir a Él en todo.

Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis Mi pueblo; ya nadie en la tierra Me ignorará. Os estoy preparando para este tiempo de paz y aquellos de vosotros que seréis Mis elegidos me daréis gloria sin cansaros jamás. Y los demás, los que ya he llevado a Mi Cielo, estarán en la eterna Alegría de los Bienaventurados.

Bendecid a Dios por todo lo que está por venir, sed Mis testigos y no os desaniméis nunca. El demonio tratará de tentaros, de haceros tristes, infelices, asustados, pero no debéis ceder ante él porque sabéis que será el perdedor, el gran perdedor.

Os amo, hijos Míos, Mis muy queridos fieles, no os abandonaré a pesar de las dificultades y los sufrimientos y no Me dejaréis marchar.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén, ¡Aleluya!

Que la alegría de la Pascua, la alegría de la victoria divina, permanezca en vuestro corazón, en vuestra alma y todos los días de vuestra vida.

Vuestro divino Salvador."

  1. Renovación de la Tierra. El Reino de los mil años. (Leer todos...)

Fuente: srbeghe.blog