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28 de agosto de 2021 - Conservad vuestra libertad hijos Míos
(DeepL Translator) "Hijos míos, cuántas veces os he pedido que os consagréis a Mí. Sea cual sea vuestro estado civil, estéis solos o en familia, o en congregación, consagraos a Mí. Consagraos a Mi Sagrado Corazón y ya os he indicado la oración. La encontraréis en este sitio al final de la sección […] (1).
Rezad y rezad de nuevo. Este acto de consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús, compuesto por el Papa León XIII el 11 de junio de 1899, es una oración preciosa para vuestro tiempo. Rezadla todas las veces que podáis, incluso aprendedla de memoria, porque algunas oraciones son más fuertes que otras en el corazón de Dios, y ésta Me toca particularmente.
Quiero salvaros, quiero proteger a cada uno de vosotros que Me leéis, soy vuestro Padre, vuestro Hermano y vuestro Dios, y qué quiere un Padre todopoderoso sino atraer a Sus hijos amados. Pero hay que pedirle, hay que rogarle, hay que insistir porque ahora el tiempo se mide en días y ya no en años. Os quiero cerca de Mí en pensamientos y oraciones, para que pueda tomaros bajo Mi Manto y protegeros de lo que está por venir.
Es el final de las vacaciones, la vida escolar y la vida profesional se reanudan, con sus obligaciones y sus fatigas. Sea cual sea vuestra actividad, no Me olvidéis, mantenedme en el primer plano de vuestras preocupaciones, cumplís con vuestro deber de estado para Mí primero y después para vuestros jefes y vuestros clientes. Mantenedme cerca de vosotros, en vosotros, y así permaneceré cerca de vosotros dondequiera que estéis y hacéis lo que hacéis.
El mundo está en vías de perderse; está empantanado en preocupaciones sanitarias que no tienen razón de ser y, al hacerlo, os van encerrando poco a poco en una protección que no es tal. os atrapa como el pescador atrapa a su pez y no lo suelta nunca. Estos peces atrapados son entregados a su amo, y ese amo, en vuestro caso, no es ni el Señor ni Sus apóstoles. Es aquel que desde toda la eternidad ha competido con Dios y ha robado a Sus hijos.
Conservad vuestra libertad, hijos Míos, tanto como podáis y si hay que elegir, que esa elección se haga ante Dios mediante la oración y con la mayor confianza en Su perpetua e inamovible Supremacía. El veneno que se os ofrece, e incluso el que queréis imponeros, sigue siendo un veneno, y aunque lo aguantéis, no por ello es menos nocivo y peligroso. Este proceso de querer vacunar a toda la población con un producto que todavía es experimental y que no ha demostrado ser seguro para demasiada gente, es un acto inadmisible e irracional. Pero esta decisión no es irracional; es deliberada y represiva. Sí, la voluntad de reprimir es real, y si algunos ciudadanos soportan el veneno, es porque el Señor lo permite.
Otras represiones están en ciernes, y pronto aquellos que imaginan que se salvarán también serán cuestionados. Estas acciones que os sobrepasan están dirigidas por mentes maestras y, a través de la tecnología, tomarán el control de cada individuo, de cada persona, de cada familia.
La solidaridad entre Mis hijos será bienvenida, y su caridad aún más. No dudéis en tender la mano a vuestros familiares, a vuestros amigos, a vuestros vecinos, porque lo que hacéis a vuestro prójimo, Me lo hacéis a Mí. "(...) porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber. Fui forastero, y me acogisteis; estuve desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; preso, y vinisteis a verme (...) En cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis" (Mt 25, 35-40).
Sí, hijos míos, "es dando que se recibe, es olvidando que se encuentra, es perdonando que se es perdonado" (San Francisco de Asís). Os bendigo, Mis queridísimos hijos, os estrecho en Mi Sagrado Corazón y os amo a la manera de Dios, infinitamente".
- La Oración de consagración al Sagrado Corazón de Jesús es una oración católica compuesta por el Papa León XIII
Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, míranos humildemente postrados ante tu altar. Somos tuyos, y tuyos queremos ser; pero, para estar más seguramente unidos a Ti, he aquí que cada uno de nosotros se consagra hoy libremente a tu Sacratísimo Corazón. Muchos, en efecto, nunca te han conocido; muchos también, despreciando tus preceptos, te han rechazado. Apiádate de todos ellos, Jesús misericordioso, y atráelos a tu sagrado Corazón. Sé Rey, Señor, no sólo de los fieles que nunca te han abandonado, sino también de los hijos pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa de tu Padre para que no mueran de miseria y de hambre. Sé Tú Rey de los que se engañan con opiniones erróneas, o a los que la discordia mantiene alejados, y llámalos de nuevo al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que haya un solo rebaño y un solo Pastor. Sé el Rey de todos los que todavía están envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo, y no te niegues a atraerlos a la luz y al reino de Dios. Vuelve tus ojos de misericordia hacia los hijos de la raza, que en otro tiempo fueron tu pueblo elegido: desde antaño hicieron descender sobre ellos la Sangre del Salvador; que ahora descienda sobre ellos una fuente de redención y de vida. Concede, Señor, a tu Iglesia la seguridad de la libertad y la inmunidad de los daños; da la paz y el orden a todas las naciones, y haz que la tierra resuene de polo a polo con un solo grito: "Alabado sea el Corazón divino que obró nuestra salvación; a él sea la gloria y el honor por siempre". Amén.
Fuente: srbeghe.blog