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Una mirada a la Sagrada Familia... la importancia de la oración para obtener la ayuda de Dios

Mis padres Me eran muy queridos porque su papel bien definido lo ejercían maravillosamente y el amor, la confianza, la deferencia y el afecto mutuo eran para cada uno de nosotros un refugio y un consuelo inefable

(Haz la señal de la cruz antes de leer y lee hasta el final...) - 5 de junio de 2023

la Sagrada Familia

(DeepL Translator) “Mis muy queridos Hijos, Mi Sagrado Corazón es Dios y se dio a conocer al mundo a través de Mi Encarnación. Yo soy el gran Amante de Mis criaturas, los hombres, y sin embargo Me pagan tan mal. Pocos Me aman como Yo los amo, pocos piensan en Mí a cada instante como Yo mismo.

Soy Dios, el Todopoderoso, el Perfectísimo y, sin embargo, en Mi Humanidad, he sufrido mucho, muchísimo por la falta de amor, por la falta de reconocimiento de los hombres. Los amé perfectamente, pero ¿qué recibí a cambio?

Sí, Mi Madre y San José fueron Mis únicos refugios porque Me amaron tan perfectamente como deben hacerlo Mis criaturas. Me amaron como un don hecho a ellos, ofrecido a ellos, puesto a su cuidado y ellos respondieron totalmente. Me amaron también en Mi Grandeza, porque sabían de dónde venía, pero su gran humildad les hizo aceptar este don con naturalidad y sencillez.

Me amaron con ternura, por supuesto, pero también fueron Mis padres en la tierra y Me educaron como verdaderos buenos padres: con delicadeza, con respeto a Mi personalidad, tanto humana como divina, y cuando fue necesario, Me mostraron lo que debía ser mejor porque a veces, de niño, era torpe. Entonces Me corregía y aprendía de ellos todo lo necesario para el desarrollo de un niño hacia la edad adulta.

Las torpezas, los errores debidos a la juventud, sin ser pecados, los cometía y como Mi estado de humanidad lo ordenaba, también debía aprender de Mis errores. Lo que se Me decía era recordado y lo que Me venía de Mi conocimiento divino era siempre observado, pero Yo era plenamente humano y este aspecto de Mi personalidad debía ser educado como es necesario para cualquier hombre.

Mi Divinidad nunca eclipsó Mi humanidad; Yo era plenamente humano, teniendo que aprender, así como era plenamente Dios, sabiéndolo todo y más.

Mi Madre y Mi padre José fueron también grandes santos y lo fueron desde su más tierna edad. Tuvieron el gran mérito de ser santos incluso antes de casarse, antes de que yo naciera, incluso antes de conocerlos, porque el destino que Dios les tenía reservado requería grandes gracias, pero sobre todo una respuesta casi perfecta a estas gracias en preparación a su gran vocación.

Como a Mí mismo, el demonio los tentó, pero Mi Madre, particularmente a causa de Mi promesa después del pecado de Adán y Eva (Gn 3, 15), fue ejemplar en Su hostilidad a cualquier insinuación, engaño o seducción del formidable enemigo de Dios.

San José, del mismo modo, era tan bueno que jamás imaginó engañar a Dios, traicionarlo o herirlo en modo alguno. Nuestra Sagrada Familia fue privilegiada, pero nunca estuvo exenta de penas y pruebas que a menudo pasaban por inofensivas e inodoras, cuando en realidad no eran nada de eso.

Mis padres Me eran muy queridos porque su papel bien definido lo ejercían maravillosamente y el amor, la confianza, la deferencia y el afecto mutuo eran para cada uno de nosotros un refugio y un consuelo inefable.

Cuando José enfermó y luego murió, la tristeza que ambos sentimos fue real, y cada momento después de su partida estuvo lleno de su presencia y de su recuerdo omnipresente. Su ausencia terrena fue un verdadero desgarro, aunque nuestro dolor fue sostenido por el consuelo de saber que estaba cerca de su elevación al Cielo cuando, después de Mi Muerte redentora y tan cruel, abrí su lugar y atraje hacia Mí a todos Mis elegidos del Antiguo Testamento.

Así conocí todos los placeres de un hogar familiar unido y vuelto hacia Dios y quiero que vosotros, hijos Míos, en todos vuestros hogares, estéis santamente vueltos hacia Dios, como lo estuvimos nosotros, porque el núcleo familiar es vuestro primer apoyo; si Dios no está entre vosotros, os perderéis todas las gracias necesarias para estos jóvenes que entrarán en la edad adulta sin equipaje ni formación.

Hijos Míos, la educación religiosa no sólo es necesaria, es imperativa y espiritualmente obligatoria. Sin ella, vuestro futuro está condenado.

  • Vuestro futuro terrenal tanto como vuestro futuro espiritual está seriamente comprometido si vosotros, los padres, no transmitís a vuestros hijos el mínimo necesario para darles la oportunidad de tener éxito en su destino.

¿Qué es el destino?

  • Según el diccionario, es el encadenamiento necesario y desconocido de los acontecimientos. Pero Yo, el Señor, digo que el destino es Mi Divina Providencia, que lo gobierna todo, que deja que los acontecimientos se sucedan, sí, pero que mediante pequeños empujoncitos aquí y allá los hace ir en la dirección que Yo quiero para las almas que Me rezan.
  • Por las almas que Me son devotas y que se han entregado a Mí, puedo hacer grandes cosas, porque no Me ofrecen resistencia y avanzan según las impulsa el Espíritu de Dios. Estos fueron Mis grandes santos y quiero que todos vosotros seáis santos, porque Mi Cielo es para Mis santos, pequeños y grandes, pero nadie puede entrar en él sin ser santo.

Sed santos, ¡el Cielo será vuestra recompensa! Os amo y quiero que seáis santos.

Que Dios os bendiga y Yo os bendigo. Que así sea.

Vuestro amado Hermano.”

Fuente: srbeghe.blog