¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(475) – Mensaje del Cielo a la hermana Beghe, Francia. Haz la Señal de la Cruz y lee todo sin prisa
§1: Les amo con una Intensidad que ustedes desconocen
§2: Hijos Míos, los tiempos son malos, muy malos
§3: Oren y no dejen de orar

(Lectura: 3 min.)
§1
«Mis muy queridos, les amo…
¿Lo saben?
¿Cuál es el grado de este Amor?
Les amo con una Intensidad que ustedes desconocen, con una Bondad que ustedes desconocen, con una Ternura que ustedes desconocen.
Mi Amor por ustedes es el de Dios, inimaginable, desconocido para ustedes porque es Divino.
Todo lo que es Divino está en lo Desconocido para ustedes, todo lo que es incluso humano no les es conocido en absoluto.

Cuando su confesor les pide que reflexionen sobre sus defectos, ustedes le responden que sí, pero a menudo no los ven, no los comprenden, no los combaten. [Sus defectos] forman parte de ustedes hasta tal punto que les resultan familiares y, aunque sus seres queridos los ven, ustedes no los ven, no los oyen, no los comprenden.
- ¿Qué es un defecto?
- ¿Lo contrario de una cualidad?
Pues bien, no es lo contrario de una cualidad, de una virtud, ¡es su ausencia!
Para combatir un defecto, hay que practicar la cualidad ausente:
- La fealdad es la ausencia de belleza;
- La avaricia es la ausencia de generosidad;
- El orgullo (soberbia) es la ausencia de humildad.
Las cualidades y virtudes ausentes hacen que surja necesariamente el defecto, que no es su contrario, sino su ausencia:
- Un hombre malvado es un hombre que carece de bondad,
- Un hombre glotón carece de templanza,
- Un hombre brutal carece de dulzura.
Miren, hijos Míos, examinen su conciencia buscando las ocasiones en las que han carecido de virtud, en las que podrían haberlo hecho mejor, y se darán cuenta de sus defectos, de sus pecados.
Busquen la perfección en sus pensamientos, en sus actos, y ejercerán naturalmente las virtudes.
Las virtudes les son comunicadas por su ángel guardián, que les acerca a Dios y les conduce con bondad y delicadeza por el camino de la Gracia y del Paraíso.
Cuando responden torpemente a alguien, se acusan interiormente y se dicen a sí mismos: “Debería haber respondido esto, habría sido más acertado”, o bien se dicen: “Tengo que estudiar tal cuestión porque no la conozco”.
Lo mismo ocurre con sus defectos, que son incompetencias, carencias, ausencias.
Teniendo en cuenta este enfoque, podrán hacer mejores exámenes de conciencia y mejores confesiones.
Después de la confesión viene la penitencia, que es un acto de reparación, al igual que un ladrón repara su hurto devolviendo el objeto robado, y, por último, la oración de reparación es la petición de perdón a la persona perjudicada.
Por supuesto, una buena persona perdonará cuando esté convencida de la buena fe del ladrón y haya recibido la reparación de su bien robado; será indulgente y misericordiosa.
Y Yo, Dios, veo sus esfuerzos o su falta de esfuerzo; lo veo todo: sus buenas o malas intenciones, sus buenas o malas resoluciones, que pueden ser sinceras y débiles, o menos sinceras, pero siempre débiles.
Lo veo todo, ve su incompetencia para analizarse a ustedes mismos, conozco todas sus debilidades, pero soy Infinitamente Bueno y una pequeña pizca de sinceridad ya actúa sobre Mi infinita Misericordia.
Hijos Míos, Mis queridos Hijos, practiquen las bellas virtudes que les abren el Cielo y, con esta práctica, combatirán sus defectos. No piensen en sus defectos, no los busquen, sino piensen en las virtudes, practiquen mantenerlas y tomarán el camino de la santidad, ese camino tan necesario para llegar al Cielo, en compañía de Dios, de su Creador, de su Padre y de Jesucristo, a quien conocen por haberlo visto en la tierra entre ustedes y a quien nadie, absolutamente nadie, ha podido encontrar defecto alguno.
§2
Hijos Míos, los tiempos son malos, muy malos, el pecado está en todas partes, la ignorancia de los hijos de los hombres es grande y cuanto más se alejan de Dios, más esclavos son del demonio.

Cuando hay ausencia de virtud, hay presencia de vicios; cuando hay ausencia de Dios, hay presencia del mal, del demonio, de Satanás, de Lucifer. Este espíritu del Mal es feroz, tiene todos los vicios, promueve todas las abominaciones, comete todas las injusticias.
¿Saben lo que va a pasar con un mundo sometido al Príncipe de la Mentira?
- El mal,
- la inmoralidad,
- la decadencia,
- la pobreza,
- las disputas,
- la guerra.
¿Por qué los dirigentes de los países no encuentran actualmente una solución a sus desacuerdos?
Porque quieren ser dirigentes laicos de países laicos. No quieren a Dios y, por consiguiente, la ausencia de Dios conduce inevitablemente a la presencia del Espíritu del Mal, Lucifer.

No hay que ser adivino para comprender, para saber que una disputa, una querella, solo puede agravarse mientras el espíritu de apaciguamiento y concordia esté ausente del escenario. Vuestros países han expulsado a Dios, caminarán hacia todo lo que causará su ruina porque están en manos de los demonios.
§3
Mis queridos hijos, ustedes todavía creen en Mí, exponen Mi Arma de Salvación, el Crucifijo, en sus hogares y llevan consigo sus Rosarios.

Oren y no dejen de orar para que sus oraciones, fuertes y numerosas, suban al Cielo y para que su fe y su cruzada de oraciones apaguen el fuego que se amplifica en la Tierra.
Por poco, Mi catedral, dedicada a Mi Madre, en la ciudad de París, no cayó bajo las llamas del demonio y, del mismo modo, oren para que sus países no caigan bajo las llamas de la guerra, el odio y la escasez.

Satanás no les ama, no es su aliado, no ama a nadie, no es aliado de nadie, solo quiere destrucción, ruina y pérdida.
Oren, Mis queridos hijos, la hora es grave, muy grave. Yo permanezco junto a quienes Me rezan y Yo venceré, Yo soy el siempre Victorioso, pero no sin sus oraciones, sin sus sacrificios, sin su apego.
Yo les amo, ámenme apasionadamente como Yo les amo apasionadamente, les quiero a todos en Mi Morada Eterna, el Cielo, ¡la Felicidad para Siempre!
Les bendigo, Mis hijos tan amados.
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
Su Señor y su Dios».
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."