¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(474) – Mensaje del Cielo a la hermana Beghe, Francia. Haz la Señal de la Cruz y lee todo sin prisa
§1: Hoy (7 de octubre de 2025) es una gran fiesta
§2: La oración del Rosario
§3: Hijos Míos, su país está en gran peligro
§4: La Salette, 1846: “Roma perderá la fe”
(Lectura: 3 min.)
§1
«Mis queridos hijos, hoy (7 de octubre de 2025) es un gran día, una gran fiesta: Nuestra Señora del Santo Rosario, la alabanza de Mi Santísima Madre, que Me lo dio todo: Mi vida, Su amor total, Mi oblación a Dios Padre.
A través de Ella, pude devolver a Dios Su creación arrebatada por el demonio, por ella, recibí Mi Realidad física, la que es Mía en el Cielo y por los siglos de los siglos.
Sí, es de Ella de quien se trata hoy, de María, a quien el libro de los Proverbios elogia cuando dice:
“Yahvé me creó al principio de Sus designios, antes de Sus obras más antiguas; desde la eternidad fui fundada, desde el principio, antes del origen de la Tierra, cuando el abismo no existía, fui engendrada” (Pr 8, 22-24).
La Sabiduría era Mi Madre y Mi Madre era la Sabiduría.
Ella lo amó todo, participó en todo, presidió todo, Ella estaba allí, en Mi nacimiento en la Tierra y en Mi Muerte en la Cruz.
Sin Ella, Yo no habría venido a la Tierra.
El mundo se habría trastornado y habría sido arrastrado al infierno por el Príncipe de la Mentira y de las Tinieblas.
Yo soy la Luz del mundo y vine a iluminar la Tierra por medio de María, Ella era el haz de luz y Yo era, Yo soy, la Luz que vino a iluminar la Tierra.
- Sin María, la Tierra habría permanecido en las Tinieblas.
- Sin María, todos ustedes estarían muertos, sin gracias, sin remisión de sus pecados, todos condenados al infierno eterno.
Oren, hijos Míos, denle las gracias, alábenla porque por ella les he liberado de las garras del demonio, ese perverso, ese traidor, ese fornicario, ese verdugo, ese infame.
Les he sacado de sus garras y pueden obtener todo por medio de Ella. Le debo todo y, por eso, no puedo negarle nada. Ella es su apoyo perpetuo, su mediadora perpetua, su Madre tan buena y tan tierna, la Mía, la suya, a quien ni ustedes ni Yo podemos negarle nada. Pídanle todo y lo recibirán todo.
§2
Ella, Mi Madre, Mi muy tierna Madre, les ha traído una oración a la que no puede resistirse, la oración del Rosario. Fue Ella misma quien se la dio en 1208 a través del muy querido santo Domingo (1170-1221), que le era tan devoto.
Yo no Me resisto a ninguna de sus peticiones y Ella no se resiste a ninguna de las suyas.
Pídanle todo lo que realmente necesiten, especialmente en el ámbito de la gracia, y lo obtendrán, porque Yo no Me resisto a ninguna de sus oraciones.
Sean Suyos y serán Míos, Ella está tan cerca de ustedes; les conoce y los ama como toda madre ama a su hijo y lo cuida con ternura por encima de todo.
Vayan a Ella y vendrán a Mí, Ella es tan accesible que junto a Ella se atreverán a pedirle todo, Ella los escuchará y tomará lo bueno para dejar de lado lo menos bueno.
Ella los conoce íntimamente y sabe lo que los hará crecer en santidad, en bondad, en dulzura, en generosidad, en amor al prójimo. Ella nació en esta Tierra, conoce sus dificultades, sus escollos, sus trampas, y si le rezan, Ella los escuchará y velará por que no sean vencidos por los demonios tentadores.
Ruéguenle, ruéguenle sin cesar, porque están en peligro permanente, Ella lo sabe, lo ve y acudirá a ustedes para cubrirles con Su Manto protector.
§3
Hijos Míos, su país, y me refiero principalmente a [el País de la Torre Eiffel], está en gran peligro.
Este País que Mi Madre ama tanto se desvía y se encamina por la peligrosa senda de la fractura, la deriva, la insurrección. No saldrá indemne de la crisis política que lo sacude, porque toda familia necesita un jefe, toda empresa necesita una dirección, toda parroquia necesita un párroco y toda nación necesita un jefe de Estado.
- La familia está siendo atacada por todas partes, se crean familias falsas sin un jefe natural;
- Las empresas que constituyen la fuerza económica de la nación se encuentran en grandes dificultades financieras y orgánicas;
- Las parroquias carecen de fieles y se reparten sus responsables;
- La nación carece de una dirección basada en el derecho, el sentido común y la verdad católica;
Los que se agitan y pretenden gobernar son avatares y solo están ahí para aprovecharse y sacar provecho para su propio beneficio personal.
No les crean, no esperen nada de ellos, acudan a Mi Madre y su Madre, solo Ella ama a [el País de la Torre Eiffel] y quiere su verdadero bien.
Mi Madre está a favor del verdadero bien de todos, pero sin religión, sin recurrir a Ella y a Mí, su Dios Uno y Trino, no obtendrán nada duradero ni razonable.
§4
Sin Dios, [el País de la Torre Eiffel] ya no es [lo mismo], [el Viejo Continente] ya no es [el Viejo Continente], ningún país de la tierra puede subsistir si ningún otro país le da ejemplo; imploren al verdadero Dios por él y por el resto del mundo, está en la única verdad católica tal y como Yo la he predicado y tal y como Mi Iglesia la ha mantenido y protegido a lo largo de los siglos.
Si Roma cae, la fe ya no se enseñará en su intangibilidad y perfección, y la cristiandad correrá un gran peligro.
Si [el País de la Torre Eiffel] cae, la Hija mayor de la Iglesia ya no será el brazo derecho de Dios y de Mi Madre en la Tierra, pero Roma está en gran peligro, como Mi Madre advirtió en La Salette, en Francia, en 1846: “Roma perderá la fe”, dijo. Y [el País de la Torre Eiffel] corre un gran peligro de hundirse en la inseguridad, la ingobernabilidad y el caos.
Hijos Míos, en este día de gran fiesta de Mi Madre, recen el Rosario con los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos, tal y como Ella misma lo pidió, y no duden.
Oren a Mi Madre y Ella les llevará la ayuda solicitada y esperada.
Ella les ama, Yo les amo y les bendigo:
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
Su Señor y Su Dios».
Fuente: srbeghe.blog
“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”
"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)" 
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)." 
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."