¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(452) Haz la Señal de la Cruz y lee todo sin prisa
§1: Mi Corazón es salvífico. Quiere la redención del mundo
§2: Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia
§3: Como envié a Mis discípulos, así os envío a vosotros

§1
“Mis muy queridos hijos, Mi Corazón es salvífico. Quiere la redención del mundo y de todas las criaturas. De qué otra manera puedo expresar Mi Amor por los hombres que con obras, ya que las palabras vuelan, mientras que las obras se inscriben indeleblemente en la historia.
Di lo mejor de Mí mismo sacrificándome para traer a la humanidad la absolución de su estado pecaminoso, estado tan contrario a Mi acto creador. Al crearlos, les había dado lo mejor de Mí mismo, formándolos como su Dios, amándolos con amor incondicional y concediéndoles un presente y un futuro excepcionales. Les di todo lo que venía de Mí: la belleza, la bondad, la reciprocidad de Mi Amor por ellos, la inteligencia y la sabiduría.

Pero el hombre cayó en la tentación y pensó que Yo no se lo había dado todo; quiso lo que creía que le faltaba: el conocimiento del bien y del mal; ser él mismo juez del bien y del mal cuando sólo conocía el bien. Sin embargo, nada le faltaba, pero la tentación le hizo creer que Yo le había restringido. Quiso tenerlo todo cuando lo tenía todo, excepto Mi naturaleza divina que Yo pensaba concederle en el Cielo. Hizo lo irreparable: quiso medirse Conmigo y, al hacerlo, pecó gravemente.

Este pecado de orgullo (soberbia) y de envidia lo abatió y perdió inmediatamente el don inefable que Yo le había hecho de la gracia santificante, de la amistad de Dios, de Mi confianza y del derecho al Cielo que le había concedido en Mi infinita caridad. En efecto, cuando dos personas se aman y una rompe la confianza de la otra, el vínculo ya no es el mismo, la fe en el otro se rompe y el pecado cometido, aunque se perdone, no restablece la relación originaria.
La persona redimida ya no es la misma que antes del pecado; debe recorrer un largo camino de perfección para alcanzar el estado original, y pocas personas lo consiguen.

Por eso es importante que la Santa Iglesia canonice a los hombres que han alcanzado un grado de perfección loable, para ofrecerlos como ejemplo a la humanidad pecadora.
§2
Esta es la misión que he encomendado a Mi Esposa, la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que posee las llaves confiadas a Mi Apóstol Pedro, llaves que, a través de los Siete Sacramentos, abren el Cielo a Mis amados hijos.
Con estas palabras ordené a Pedro y a Mis apóstoles y discípulos que convirtieran el mundo:
«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que no crea se condenará» (Mc 16, 15-16).
¡Qué promesa, pero también qué consecuencias para los que no crean ni se conviertan!
Sí, es necesario creer, es necesario ser discípulo de Jesucristo, es necesario vivir como cristiano, no podéis tener el Cielo sin aplicaros a vivir según las enseñanzas de Dios que os quiere con Él para la Eternidad. No escamais, no retrasáis, ¡no os quedais atrás!
Yo soy Jesucristo, Dios, y os quiero a vosotros, Mis queridos, conmigo. Mis Apóstoles y discípulos Me han seguido, Me han conocido y Me han amado. Soy infinitamente amable y su empeño en darme a conocer y atraer hacia Mí al mayor número no ha vacilado. Este es el papel de Mi Santa Iglesia, que reúne a todos Mis fieles, a todos Mis hijos, y que nunca es demasiado pequeña para atraer cada vez más hacia sí.
«Llevad Mi yugo y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mt 11, 28-29).
- ¿Por qué Me temen tanto los hombres?
- ¿Por qué temen tanto Mi enseñanza?
- ¿Por qué Me persiguen con sus sarcasmos y desprecios?
- ¿Qué les he hecho?
Sí, lo sé, Mis sacerdotes, Mis siervos, son ellos mismos hombres, tomados de entre vosotros, y ellos también deben perfeccionarse…

…ser ejemplos, santificarse y atraer hacia sí, para Mí, a muchos hijos de Dios.

§3
Hijos Míos, ¡ésta es vuestra misión! Como envié a Mis discípulos a convertir a las naciones, así os envío a vosotros, que Me leéis, a vuestro pueblo como Mi representante, a Mi imagen y semejanza, para que seáis un ejemplo para vuestra gente, para vuestros parientes, vuestros amigos y vuestros hermanos; un ejemplo de discípulo de Jesucristo como debe ser: amable, piadoso, ferviente, caritativo y generoso.

Que vuestros seres queridos admiren Mi presencia en vosotros, una presencia discreta pero segura, constante y siempre fiel.
Os amo, quiero que estéis Conmigo en Mi Cielo cuando llegue el momento de dejar esta tierra.

Os espero, os guío, estoy siempre con vosotros y os bendigo:
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuestro Señor, vuestro Redentor.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."