¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(FMA25) Mensajes de la Reina del Rosario a Gisella
1. Todo esto sucederá para humillarlos
2. Sed fuertes en la fe
3. Orad por la Iglesia que está en destrucción

1. Todo esto sucederá para humillarlos
«Queridos hijos, gracias por estar aquí en oración y por responder a mi llamada en vuestros corazones.
Hijos Mios, os pido que oréis mucho y que volváis a Dios.
Ved cómo la naturaleza se rebela, porque su Creador no es respetado y amado. El fuego seguirá purificando, así como el agua….

Hijos Míos, no tengáis miedo, ¡tened esperanza!
Hijos Míos, Mi Señor en este momento está confundiendo a los poderosos. Los amigos se convertirán en enemigos. Algunos hombres de la Iglesia a menudo dicen todo y lo contrario de todo. Tanta confusión…
Todo esto sucederá para humillarlos y para que doblen la rodilla ante Dios, que es la única Luz, Esperanza y Paz.
Sí! Todos serán humillados, para que comprendan que, en la desesperación, hay que dirigirse a Dios para pedirle Perdón y Misericordia.
Vosotros que habéis sido humildes, que tenéis Fe en vuestros corazones, continuaréis por el Camino indicado por Mí y tendréis la protección del Cielo.
Hijos Míos, mirad las familias… no han resistido y han dejado entrar a Satanás entre ellos: hijos contra madres, padres contra hijos, hermanos contra hermanos. ¡He aquí la destrucción de la sociedad!
El Espíritu Santo, si se le invoca, arreglará y ayudará a todos… ¡Invocadle! Él estará sobre vosotros para haceros seguir el Camino recto. ¡Os dejo Mi Paz! Encended la Luz en vuestros corazones».
2. Sed fuertes en la fe
«Amados hijos, hoy os pido que atesoréis los mensajes que os he dejado en estos años, a través de Mis dóciles instrumentos.
Hijos Míos, Yo estoy con ustedes todos los días, pero no todos abren sus corazones al Amor de Dios.
Hijos Míos, en estos tiempos difíciles y por todos los que pasaréis, debéis estar listos y preparados.
Satanás, con toda su fuerza minará vuestra fe, sed fuertes en la fe.

Yo soy la Reina del jardín de Dios y vosotros sois las flores que deseo recoger. Recordad que no hay victoria sin Cruz».
3. Orad por la Iglesia que está en destrucción
«Hijos Míos, hoy ya no hay reverencia por el Cuerpo y la Sangre y hay desgana en la oración, me refiero especialmente a los que se exaltan, creyéndose piadosos.
Hijos Míos, ¿cómo habéis llegado a estos tiempos?
Os he pedido penitencia y oración, pero, llevados por las cosas del mundo, no Me habéis escuchado. Yo soy vuestra Madre, como tal, estoy preocupada por vuestro futuro.
Queridos hijos, orad por la Iglesia que está en destrucción, no sólo por los enemigos de fuera, sino por los pecados cometidos dentro.
Oren por los jóvenes que no creen en Dios, son esclavos de la tecnología y del mundo.

Rezad por los sacerdotes, están ahuyentando las vocaciones.
Estoy aquí para destruir la herejía que se perpetra cada día: la tierra tiembla, los volcanes, como se predijo, entran en erupción al mismo tiempo y sin embargo rechazáis Mi presencia.
¡El gran terremoto se acerca! Niños, ¡Orad!
Una enfermedad viene de los glaciares y será contagiosa, pero si estáis bajo Mi Manto, estaréis protegidos. La fe y el amor en Dios serán vuestro escudo.
Ahora os bendigo en el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
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Fuente: La Regina del Rosario








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."