¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(G325) Haz la Señal de la Cruz y lee todo…
§1: ¿Me amáis tanto como para sacrificaros por Mí?
§2: Sufrí como Hombre, Hijo de Dios y Dios Mismo
§3: En la medida de vuestra sinceridad, os concedo perdón
§4: Los tiempos que vienen no son tiempos de paz

§1
«Mis queridísimos hijos, quiero deciros en este Año Nuevo que nunca os he amado tanto, porque el Amor Divino es infinito, y crece y crece y crece.
Este Amor que siento por vosotros, tan desbordante, no cesará nunca y no puedo dejar de decíroslo una y otra vez.
Ese es Mi Amor, no se cansa nunca de expresarse, de llevaros a cada uno de vosotros en particular a Mi Sagrado Corazón, de daros Mis gracias para santificaros en la perspectiva de teneros Conmigo para la Eternidad.
¿Me amáis tanto como para sacrificaros por Mí?
Sí, lo haréis cuando llegue el momento porque, como a los mártires de los primeros siglos del cristianismo, os daré todas las gracias que necesitéis para no renunciar a Mí, para no darme la espalda.

Me amaréis porque Yo estimularé este Amor profundo y vivo que Me tenéis, porque Yo os lo comunicaré, lo desarrollaré, haré que vaya más allá de toda otra restricción.
Mi Amor es poderoso, voluntario, tan suave pero también indiscutible porque desborda todo otro sentimiento, domina y somete todo otro pensamiento. Yo Me entrego a vosotros y vosotros lo sabéis puesto que os he dado pruebas de este Amor incondicional, de este Amor total, de este Amor dispuesto a soportarlo todo por vuestra salvación.
§2
Después de Mi Muerte en la Cruz, resucité, pero es todavía con el mismo Amor por vosotros que reino desde el Cielo sobre la tierra como Rey de las Naciones, Rey de reyes y Rey de toda vida, de toda cosa animada e inanimada.

En el Cielo ya no sufro, pero he dejado en la tierra Mi Sacrificio; a través de él continúo en la tierra ofreciendo a Mi Padre Celestial Mis méritos por cada uno de vosotros a lo largo de todos los siglos de la tierra.
La Misa es Mi Santo Sacrificio de la Cruz que se renueva en vuestro presente. Vosotros asistís a Mi sufrimiento como Mi Santísima Madre, San Juan y las santas mujeres, de pie al pie de la Cruz.

No sólo lo presenciáis, sino que, como Mis amadísimos en el Calvario, participáis en él, os adherís a él.
Mi sufrimiento en la Cruz fue el del Hijo de Dios, y todo lo que Me concierne es infinito porque todo lo llevo como Dios siendo Hombre.
Sufrí como Hombre, Hijo de Dios y Dios Mismo. Mi reparación por el insulto infinito hecho a Dios fue recibida de Dios en Su Infinitud. Por tanto, estáis perdonados, vuestras faltas están todas perdonadas si Me pedís perdón, y en cada Misa imploro a Mi Padre Celestial que Me conceda este perdón sin el cual las puertas del Cielo permanecerían cerradas para vosotros.
Comprended, pues, que, durante todo el tiempo en la tierra, a través de la Santa Misa, sigo implorando a Mi Padre Celestial que os perdone, y si vosotros también se lo imploráis, sí, absolutamente, seréis perdonados.
§3
He instituido el sacramento de la penitencia para que podáis venir a Mis pies a pedir perdón y, en la medida de vuestra sinceridad, os concedo este perdón, fruto de Mi Amor y de Mi solicitud por vosotros.

He instituido personalmente siete Sacramentos que alimentan, mantienen y educan a Mis hijos de buena voluntad apegados a Mis leyes, y los espero en Mi bendita Eternidad al final de su vida terrena.
Yo les he dado todo, Mi Vida es su alimento y a través de ella podrán llegar a las alturas de la vida cristiana.
Para esto quiero prepararos: para que seáis fuertes en Mi Fuerza, amando a su vez tan profundamente como Yo os he amado hasta dar Mi Vida por vosotros. Mis mártires a lo largo de los siglos fueron fuertes en Mi Amor, seguros de Mi Amor, fervientes y fieles por Mi Amor.
Si amanecen tiempos difíciles o imprevisibles, Mis muy queridos, no teman, Yo no he retrocedido ante Mi Pasión. No retrocedan tampoco, porque Yo les daré Mi fuerza, Mi valor, Mi entrega a la Voluntad de Mi Padre Celestial. Yo no evadí, acepté todo y no sólo acepté, sino que quise que Mi Voluntad se conformara en todo a la de Mi Padre.
Si Yo os llamo a su vez al don de vosotros mismos, testigos de Cristo y testigos de vuestra fe [1], estad seguros de Mí, encomendaos a Mí totalmente, no os arredréis ante Mí.
§4
Los tiempos que vienen no son tiempos de paz; serán tiempos de angustia, tiempos de persecución, moral y luego física, tiempos de hambre y tiempos apocalípticos. Los demonios, creyendo que han ganado su victoria, harán estragos, se empujarán unos a otros, se enemistarán, pero siempre a costa de los Míos.
Por eso quiero que tengáis la certeza de Mi Amor excepcional por cada uno de vosotros y que, como Yo fui y sigo siendo totalmente devoto de Mi Padre celestial, vosotros también lo seáis, en paz y con la seguridad de que no estáis solos.
Que la paz esté con vosotros, que el amor a Dios guíe cada uno de vuestros pasos, tened confianza, sed buenos, sed caritativos y caminad tras las huellas de vuestro Señor y Maestro.
Os bendigo, queridos Míos, y guiaré vuestros pasos mientras confiéis en Mí y no os alejéis de Mí.
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
El Señor Jesucristo».

- Las persecuciones y tribulaciones se repetirán como en los días de los primeros mártires cristianos. Fueron perseguidos por sus creencias. Su muerte fue vista como un testimonio de la verdad del cristianismo. Tres décadas después de la crucifixión de Cristo, el emperador Nerón inició la persecución del Imperio Romano contra los primeros cristianos. Esta culminó con las ejecuciones en Nicomedia casi 300 años después. Emperador tras emperador intentaron suprimir la fe cristiana con prohibiciones, torturas extremas y monstruosos métodos de ejecución. Pero de poco sirvió. Es vital fortalecer la fe y mantenerse en estado de gracia.
Fuente srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."