¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 22 de agosto de 2024
§1: Nos necesitamos mutuamente
§2: Estoy a vuestro lado y os escucho…
§3: La Tradición y la Sagrada Escritura
§4: ¿También ustedes quieren irse?
§5: Cuando llegue el tiempo de hambruna…

§1
«Mis amados, sois queridos de Mi Corazón y nos necesitamos mutuamente, vosotros Me necesitáis y Yo os necesito. Conocéis el verdadero nombre del Amor: es cercanía, es caridad, es disponibilidad.
¿Queréis contactar con un amigo de confianza?
Llamarás al que está más cerca de vosotros, al que está más disponible, al que siempre es más accesible para vosotros.
¿Yo soy uno de ellos? Sí, ciertamente.
No hay nadie más cercano que Yo, porque estoy con vosotros en todo momento.
¿Disponible? Por supuesto, lo sabéis, podéis llamarme en cualquier momento.

Y además, Yo soy la caridad ejemplar, la caridad perfecta, la caridad constante a través de los siglos y siempre presente. Tratad, hijitos, de imitarme, de no dejar nunca de lado a un amigo, de ser siempre accesibles como Yo lo soy para vosotros.
Cuando Me recéis, hacedlo sabiendo que estoy a vuestro lado, estoy cerca de vosotros y os escucho.

Sé cuáles son vuestras necesidades, lo que es necesario y de lo que podéis prescindir. Porque lo superfluo es demasiado y si lo tienes, que no sea para vosotros como lo necesario. Permito lo superfluo, pero llegará un momento en que será más raro y, en ese caso, no os alborotéis por ello, no es imperativo tenerlo.
§2
Cuando estaba en la tierra, sólo tenía lo necesario e incluso entonces, a veces faltaba. Los apóstoles no lo mencionan en los Evangelios, pero a menudo nos faltaba lo necesario.
El Evangelio de la multiplicación de los panes es una ilustración de ello. A menudo éramos acogidos en las casas de la gente del lugar, pero a menudo vivíamos bajo las estrellas. Entonces teníamos algunas frutas o algún otro alimento, pero en los caminos de Norte a Sur y de Este a Oeste, nuestras comidas eran frugales.
“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4) y yo tenía que llevar la Palabra de Dios a todos los rincones de la tierra de Israel.
Entonces llegó el momento en que anuncié que Me daría a Mí mismo como alimento de vida:
“Yo soy el pan vivo que ha bajado del Cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que Yo daré es Mi carne para la vida del mundo” (Jn 6, 51), “y muchos de sus discípulos se retiraron y dejaron de acompañarle” (Jn 6, 66).

§3
Sí, es difícil ser Mi discípulo cuando se está solo entre incrédulos, y ése es el caso de vuestro mundo de hoy. Los que quieren permanecer fieles a la Tradición bimilenaria de la Santa Iglesia Católica son ahora pocos, y muchos de Mis discípulos han dejado de acompañarme.
La Tradición y la Sagrada Escritura son las dos fuentes de la Revelación y esto es un dogma de fe definido por varios concilios (Constantinopla II, Nicea II, Trento, Vaticano I) pero ¿quién entre los cristianos de hoy sigue apegado a la Tradición?
§4
Os hago la misma pregunta que hice a Mis discípulos cuando les anuncié la transubstanciación, el Pan de Vida:
“¿También ustedes quieren irse?” (Jn 6,67)

Y Pedro respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68).
Y yo os digo a vosotros, cristianos de la segunda mitad del siglo XX y del siglo XXI: ¿Por qué no os mantuvisteis firmes como Mis apóstoles, puesto que Yo tengo palabras de vida eterna?
Algunos raros obispos no quisieron abandonar la Tradición y, aún hoy, algunos obispos siguen sin querer abandonarla. Uníos a ellos, queridos hijos míos, no tengáis miedo, sólo Yo tengo palabras de vida, sólo Yo soy la Vida, el Pan de Vida, y sin Mí no podéis hacer nada.
§5

Cuando llegue el tiempo de hambruna, Me buscaréis y ya no Me encontraréis, aún Me buscaréis y Me encontraréis, aún estaré con los Míos: los que no querrán dejarme, los que desafiarán las prohibiciones, los que estarán decididos a no abandonarme.
A través de la oración Me tendréis siempre con vosotros, pero también es necesario el Pan de Vida para tener Vida en vosotros, porque Yo soy la Vida y Me doy a todos los que Me buscan y Me encuentran.
Que Dios esté con vosotros, Él que quiere estar con vosotros y que se dará a vosotros mientras le busquéis, mientras queráis aferraros a Él como vuestros antepasados y como todos los fieles, incluso en tiempos de persecución.
Que sea bendito y amado, Aquel que era y es, por los siglos de los siglos.
Te bendigo, Amado, en el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuestro Señor y vuestro Dios.»
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."