¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 30 de mayo de 2024

«Mis muy queridos Hijos, sois Míos y os guardo contra Mi Corazón ardiente de amor. Hoy es la fiesta del Santísimo Sacramento, la fiesta que sigue a la de la Santísima Trinidad. Es la presencia de Dios en la tierra en Cuerpo, Alma y Verdad.
La tierra entera debe arrodillarse ante Mí, Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, que está con vosotros en la tierra en toda realidad. Prometí a Mis apóstoles y a Mis discípulos que permanecería con ellos y con vosotros hasta el fin del mundo y, en la Sagrada Eucaristía, estoy con ellos en Espíritu, pero también en realidad corporal, en sangre, en alma.
Cuando la tierra comience sus convulsiones en preparación del nuevo mundo, sus habitantes quedarán atónitos; la angustia y el miedo se apoderarán de ellos y los demonios serán entonces aparentes, pues creerán que la tierra ha llegado al fin de su existencia. Se regocijarán por haberla destruido, igual que se regocijaron blasfemando ante Cristo en la Cruz, creyendo que había llegado su victoria. Pero una vez más, Dios los derrotará.
En lugar de ser destruida, la tierra volverá a florecer por acción divina y los demonios serán encerrados en el abismo.

La tierra volverá a florecer, sí, volverá a ser fértil y exuberante porque sus sacudidas y zarandeos habrán renovado su superficie.

El terror de estos momentos incontrolados será la causa de la muerte de muchos humanos; será uno de los momentos más angustiosos que jamás se hayan vivido. Los vivos envidiarán a los muertos porque no tendrán adónde ir.
Este tiempo pondrá fin a los dos milenios de historia después de Jesucristo, y la era contemporánea, la última de la desafortunada serie que siguió a la Edad Media cristiana, terminará en este terremoto que destruirá muchas obras de arte, edificios y paisajes. La tierra tendrá otra forma y los supervivientes reconstruirán y volverán a trabajar la tierra como lo hacían antes de la mecanización, porque todo lo que antes era del mundo habrá sido barrido.

Este es el tiempo que os tengo reservado, Mis queridísimos hijos, será el tiempo de la renovación y los que entren en él serán valientes, piadosos, deferentes y sumisos a Dios como lo fueron Mis Apóstoles y Mis discípulos porque habían experimentado el poder divino.
Yo estaré entre vosotros a través de la Sagrada Eucaristía como nunca he dejado de estar desde la Última Cena, y vosotros seréis Mis hijos más queridos porque todos habréis comprendido cuánto os ha protegido Mi divina Providencia. Seréis Míos y todos los que hayan sobrevivido por Mi gracia y por su piedad a estos terribles trastornos, volverán al trabajo, respetando el día del Señor, el domingo, día consagrado a Mí.
Que Dios sea bendecido, honrado y respetado, no puede ni debe ser de otra manera.
Os bendigo, Mis queridísimos hijos, sed gentiles, sed caritativos, sed respetuosos con Dios y con vuestros seres queridos.
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
El Señor Todopoderoso Dueño del Cielo y de la Tierra.»
Fernand Crombette. Si el mundo supiera: La Tierra en el tiempo de Adán antes del Diluvio: Leer…
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."