¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haz la señal de la cruz antes de leer y lee hasta el final…) – 19 de enero de 2021

(Confinamiento forzoso… un ensayo general…)
(DeepL Translator) “Sí, la vida que se abre ante vosotros en este año 2021 será dura, desatará el egoísmo de los pecadores y de los no cristianos.
Sí, esta vida será dura y la viviréis como una penitencia. Las tiendas cerrarán, los centros de entretenimiento cerrarán, las calles estarán en silencio y las ciudades estarán bajo un manto de seguridad. No habrá seguridad real, porque la gente estará desesperada y las calles serán peligrosas. Habrá calles vacías y calles que no estén vacías: las calles vacías reflejarán la tristeza de la gente que las habita, y las calles más peligrosas reflejarán la falta de seguridad ciudadana.
Si os encontráis paseando por las primeras, estaréis en un error, y si os encontráis apresurándoos por las segundas, estaréis en peligro. Así que hagas lo que hagas y estés donde estés, más vale que llegues rápido a casa.
El confinamiento impuesto a toda la población es el sello distintivo de una dictadura en la que se reprueba la libertad de ir y venir. Este control sobre la población de las ciudades es necesario para reprimirla y convertirla en ovejas que obedecen a su pastor bajo la atenta mirada de su perro.
Esta población esclavizada es entonces impotente y los que obedecen son ‘razonables’. Los demás que no obedezcan, o que no quieran obedecer, serán despojados de sus bienes y reducidos a la mendicidad.

Así es como el gobierno mundial, que no se preocupará por el bien común sino, por el contrario, por su propia riqueza, llegará a esclavizar a las personas sin preocuparse por ellas ni por sus necesidades.
Yo soy Dios y no dejaré que el mundo, Mi creación, se reduzca a la dominación de unos pocos. Me manifestaré a los hombres; dejaré que el demonio intente reducir el mundo a cenizas hasta que Yo intervenga.
(La guerra…)

No todos los hombres serán exterminados, pero sí muchos. La guerra que se avecina será un poderoso medio para que el demonio extermine a la humanidad e incluso a los animales, pero Yo Me interpondré para que la destrucción no sea total ni irreparable.
(Garabandal… el Aviso…)
Me manifestaré a los hombres mientras la tierra esté en un gran estallido de violencia y destrucción, y todos los hombres de la tierra lo experimentarán.
Advertí al mundo de este momento tan excepcional y Mi Santísima Madre fue intérprete de ello en los años 1961 a 1965 en Garabandal en España [1], con cuatro muchachas muy jóvenes. Ellas recibieron el anuncio de esta manifestación divina y está cada vez más cerca del tiempo presente.
Estas jóvenes se han separado en el sentido de que cada una ha tomado su propio camino en la vida, pero lo que han visto y lo que están presenciando se realizará pronto.
Estad dispuestos, hijos Míos, a vivir tiempos de penitencia, conversión y renovación, orad continuamente y no os dejéis engañar por el mundo. Satanás es el Príncipe de este mundo y los demonios que le sirven merodean a vuestro alrededor para tentaros y haceros caer en el pecado.
(La iluminación de las conciencias…)
Cuando Yo Me manifestaré al mundo y en los corazones, os daré a conocer el estado de vuestra alma y la veréis casi como Dios la ve. Os aterrorizaréis de vuestro estado y el orgullo de creeros tal vez mejores que los demás será aniquilado. Os veréis tal como sois, con defectos capitales más o menos reactivos en vuestra alma, y os horrorizaréis de vuestro estado porque os veréis tal como sois y no como creíais ser.
La contrición os llevará a aceptar todas las penitencias y carencias del momento presente, y esta prueba os ayudará a volveros humildes y caritativos como os exhortan los Mandamientos de Dios.
(La Gran Tribulación…)
La misma tierra, atiborrada con la sangre de las víctimas, hombres, mujeres, niños y animales, se encontrará desnuda, cuando debería haber sido fértil para alimentar las vidas que lleva. Es entonces cuando Yo, Jesucristo, renovaré todas las cosas. Nacerán de nuevo, es decir, volverán la paz y la armonía y la tierra sanará sus heridas.
¿Cómo sucederá esto?
‘Arrojando a Satanás al abismo, echando los cerrojos sobre él, sellándolo para que deje de engañar a las naciones hasta que pasen los mil años’ (Ap 20,3) [2].
Porque él es el alborotador, el que viola las libertades de los hijos de Dios, el que derriba lo edificado, el que siembra la cizaña y descuartiza a los niños en el vientre de su madre (el aborto). Haré que lo arrojen al abismo, y la tierra se consolará. Renacerá de sus tormentos, sus esterilizaciones, sus parásitos y sus cancros.
(La tierra renovada…)

La tierra renovada será una bendición de Dios, y la humanidad volverá a encontrar en ella alimentos sanos, fértiles y ricos en nutrientes.
La tierra será feliz y la gente será ferviente, devota y trabajadora, y los animales bien tratados y confiados en sus amos [3].
Así es como, después de largos años desde Adán, volveré a ser feliz con los Míos, Mis hermanos y Mis amados. Seré el Productor de Mi empresa que, después de siglos de errores y rechazos, recibirá Mi bendición y Mi aprobación.
Estaremos unidos, Dios y Su pueblo, y la tierra exultará por llevar sobre su superficie un pueblo sumiso y deferente a su Dios.

- Apariciones de Nuestra Señora en Garabandal, 1961, España: (leer…)
- Apocalipsis, capítulo 20 de Juan. El reino de los 1000 años. Secuencia de los acontecimientos: (leer…)
- Una mirada a la Nueva Era y a la Tierra Prometida después de la Gran Tribulación: (leer…)
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."