¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haz la señal de la cruz antes de leer y lee hasta el final…) – 31 de enero de 2024

(DeepL Translator) “Mis queridos Hijos,
- ¿Qué queréis de Mí?
- ¿Queréis conocer el futuro o preferís confiar en Mí, como niños incapaces de seguir las conversaciones de los adultos, pero dispuestos a obedecerles porque ese es su estado: pequeños, desinformados e inexpertos?
Hijos Míos, recordad la epístola de San Pablo a los Romanos (Rm 11, 33-36):
‘¡Oh abismo de las riquezas, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus designios, cuán incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido la mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado lo primero sólo para que se lo devuelva? Sí, todo procede de Él, por Él y para Él. A Él sea la gloria por los siglos.“
¿Por qué acudís a Mis cartas cuando os hablo del futuro o explico situaciones presentes, pero Me abandonáis cuando os hablo de la fe?
- Es por la fe como alcanzaréis la vida eterna, y es practicando la caridad y la entrega como adquiriréis la santidad.
Con estas cartas, quiero fortalecer vuestra fe en previsión de las dificultades que os esperan y que no os perdonarán. Seréis más fuertes con una fe sólida, con un verdadero amor a Dios, que con un conocimiento curioso de lo que está por venir.
- Si yo os escribiera que dentro de uno o unos meses vais a experimentar tal o cual catástrofe, daríais la palabra y me leerían decenas de miles de personas.
- Pero si, por el contrario, os pidiera que fuerais humildes y piadosos, os sentiríais casi decepcionados porque tal petición parecería carecer de garbo.
- Sin embargo, es a través de la humildad y la piedad como adquiriréis el Cielo, no a través del conocimiento del futuro terrenal.
Mis muy queridos Hijos, Mis cartas están destinadas a aumentar vuestra humildad y piedad, vuestro conocimiento de Mi Bondad y vuestra confianza en todo lo que Mi Providencia os permite experimentar.
- Si este futuro terreno se promete muy difícil, quiero prepararos para él por vuestra manera cristiana de afrontarlo más que por un conocimiento de lo que vendrá.
Estaréis preparados si estáis convencidos de que debéis confiar en Mí, porque, aunque todo se derrumbe, es vuestra confianza en Mi divina Providencia la que os ganará el Cielo. Porque sólo eso importa: el Cielo y vuestra victoria cristiana que os llevará allí.
Cualquiera que sea vuestro camino, ya sea Mi protección durante vuestra pasión personal, como Yo viví Mi Vía Crucis totalmente unido a Mi Padre del Cielo, y Mi consuelo en el momento de vuestra muerte, o Mi protección durante vuestra vida terrena para entrar en el mundo renovado [1], cualquiera que sea vuestro camino, lo viviréis bien y devotamente si permanecéis unido a Mí como Yo estuve unido a Mi Padre del Cielo a pesar de todo lo que pudiera sucederme.
Es esta confianza la que os pido, pues ya os he dicho:
‘No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno’ (Mt 10, 28).
Mis recomendaciones para elevar vuestras almas son el objetivo de estas cartas colectivas, pues se acerca el momento en que ya no podré comunicaros Mis palabras, y quiero que estéis dispuestos a ser Mis discípulos fieles, sin miedo ni reproches, fieles y devotos, caritativos y olvidadizos de vosotros mismos.
La desestabilización de Europa debe ser una alarma para vosotros, y el descontento actual con la política europea de empobrecimiento es legítimo.
Cuando una población trabajadora está descontenta porque su trabajo se hace infructuoso no por la voluntad de Dios sino por la de los hombres, debéis apoyarla, no ceder a la manipulación de élites que no se preocupan por ellos ni por vosotros.
Todo trabajo merece ser pagado, y si un hombre es robado porque otros se enriquecen mientras él es menospreciado, no debes entrar en el juego de los malvados.
No compréis lo que es más barato en otro sitio, haced ese esfuerzo de solidaridad… no, de caridad -porque la solidaridad es un sentimiento del momento mientras que la caridad es una virtud cristiana y teologal, es decir, que tiene por objeto a Dios.
Hijos Míos, sed adultos y consecuentes: ayudaos los unos a los otros y no os dejéis seducir por el señuelo de una política sin tierra, de una política sin fronteras, de una política que desprecia a vuestros hermanos de la misma tierra geográfica.

Dios quiere que os ayudéis los unos a los otros, y podéis estar seguros de que Él sabe si hay una sola persona caritativa o si hay muchas. Os veo, a todos y cada uno de vosotros, y conozco las razones que hay detrás de cada uno de vuestros actos: un huevo comprado en lugar de dos porque lo produce vuestro hermano os será contado en el cielo. Reflexionad y no cometáis más errores.
- Os quiero y quiero que seáis católicos, orgullosos de serlo y, sobre todo, quiero que seáis católicos.
- Pensad en vuestros hermanos, pensad en apoyaros mutuamente, y si no conocéis personalmente a vuestro hermano en dificultades, actuad en vuestra vida cotidiana como si le conocierais y ayudadle, no le rechacéis.
Después de este descontento manifiesto, que puede perturbar la vida cotidiana de algunas personas, surgirán otros descontentos, que serán también descontentos políticos, de país a país, de continente a continente [2]. Lo que será grave, a los ojos de Dios, serán todos los actos que falten a la caridad.

Reflexionad: seguid siendo católicos en todo momento y sean cuales sean las circunstancias. Sed buenos, sed solidarios, estad unidos a vuestros hermanos, porque en una familia hay que ayudarse mutuamente y no lavarse las manos como cierto gobernador llamado Poncio Pilatos. No seáis Poncio Pilatos, sed discípulos de Jesucristo: Aquel que os está hablando.
Os bendigo, hijos Míos, queridos hijos Míos. Si supierais el grado de amor que siento por cada uno de vosotros, correríais a estar a Mi lado.
Os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuestro amantísimo Señor.”
- La Nueva Era. Apocalipsis, capítulo 20 de Juan. El reino de los 1000 años. Secuencia de los acontecimientos: (Leer…)
- Vea las protestas de los agricultores de Francia a Alemania, pasando por Bélgica, Holanda, Polonia, Rumanía pero también Italia, y pronto en otras partes del globo…
Fuente: srbeghe.blog





Dios Padre: «



“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”




"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."