¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haz la señal de la cruz antes de leer y lee hasta el final…) – 28 de diciembre de 2023

(No os dejéis engañar por el mundo…)
(DeepL Translator) “Mis queridos hijos, os miré a todos en la noche de Navidad y os amé.
He venido a encarnarme para salvaros porque os veía a todos muy desdichados por estar privados de la felicidad que sólo Dios podía daros: la de estar unidos a Él.
Por el pecado original, estabais definitivamente privados de toda alegría espiritual, de toda felicidad eterna, y sin embargo Yo os había creado para vuestra felicidad: para gozar de Mi Felicidad, de Mi Alegría, de Mi Eternidad. A causa de vuestras tinieblas, ya no podíais encontraros Conmigo y, a pesar de Mis profetas del Antiguo Testamento, vuestra alma quedó marcada para siempre por las tinieblas del pecado, de las que no podía recuperarse sola.
Entonces Dios envió a Su Hijo amado, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, para salvaros, para redimir a todas las almas de su cautiverio y para abriros el Cielo.
Y entonces, hoy, ¿no parece que el demonio se está apropiando de lo que debería estar por encima de toda sospecha: la institución humana de la Santa Iglesia Católica en sus representantes?
Algunos han permanecido honestos, pero desgraciadamente un gran número se ha dejado engatusar por la Mentira, eterna enemiga del Bien, haciendo creer al pueblo de Dios que el mal puede ser bendecido, que este mal tal vez no sea tan grave como la Iglesia siempre ha enseñado.
Hijos Míos, el reciente permiso de Roma, autorizando la bendición de dúos del mismo sexo, masculino o femenino, así como la bendición de parejas ya casadas pero que han cambiado de cónyuge, es una autorización contraria a Mi Ley, no está aprobada por Dios.
- Mi Vicario tiene el deber de consolar a Sus hermanos en la fe, no de hacer lo que le plazca por su propia autoridad.
Mi mandato a Pedro, después de Mi Resurrección, a orillas del lago Tiberíades, de apacentar Mis ovejas y Mis corderos, fue la institución del jefe de los apóstoles para confirmarlos en la fe que, debía ser llevada a todo el mundo.
Hoy en día, las comunicaciones modernas hacen posible llevar la voz de la Iglesia a todo el mundo, y el diablo, el eterno mentiroso, las está utilizando para depravar este mundo a través de muchas voces cuyo trabajo no es trabajar para Dios sino para el mundo (1).
Hijos Míos, no seáis del mundo como yo no fui del mundo. No os dejéis dominar por el mundo porque el mundo no os ama como Yo no he sido amado. Volved a leer el Evangelio de Mi Apóstol San Juan, capítulo 17 (2), que reproduce Mi gran Oración Sacerdotal que precedió a Mi Pasión y a Mi Obra de Redención.
Ay, también la Santa Iglesia ha entrado en su pasión, porque si ya no dice la Verdad que ha recibido de Mí, está en manos del eterno Mentiroso, el que quiere su perdición como quiso la Mía.
Muchos prelados en sus propios países se han levantado contra estas últimas instrucciones romanas y aquí estáis en el período predicho por Mi Santísima Madre: ‘cardenales se levantarán contra cardenales, obispos contra obispos’ (3), y así la Iglesia se romperá.
Lo que está sucediendo hoy en Mi Iglesia es como un trueno (4), y ya ha habido truenos: recordad los relámpagos que iluminaron el cielo del Vaticano la noche del 10 de febrero de 2013: Premonición Divina de un cataclismo para la Iglesia.”
- Los medios de comunicación
- Oración Sacerdotal de Jesús (Juan, Capítulo 17, 1-26):
Después de hablar así, Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo: “Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado. Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera. Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad. No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste. Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos.” - Apocalipsis – Tercer signo: la división – María Santísima: “Hoy mi Corazón Inmaculado tiembla, está angustiado al ver a la Iglesia interiormente dividida. Esta división, que ha penetrado en el interior de la Iglesia, es el tercer signo que os indica con seguridad que para ella ha llegado el momento conclusivo de la dolorosa purificación…” (Leer más…)

- Una señal del cielo en Buenos Aires: Un rayo destrozó la llave, la mano que bendecía y la aureola de la estatua de San Pedro en la fachada de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, un santuario de Buenos Aires, Argentina. El incidente ocurrió el 17 de diciembre, día del cumpleaños de Francisco, en vísperas de su obra de propaganda homosexual ‘Fiducia Supplicans’ (18 de diciembre de 2023). Ese día, una tormenta devastó la zona. El rector del santuario se apresuró a rechazar la interpretación, evidentemente simbólica: “El santuario no está de acuerdo con la interpretación que se ha dado sobre los daños sufridos por la estatua de San Pedro Apóstol.” (Fuente)
La noticia fue comunicada por el canal de Telegram “Las perlas del Papa”: parecía falsa, dado que no se podía encontrar ninguna noticia en la web, pero el suceso acaba de ser confirmado por el reverendo padre Justo Lofeudo, un sacerdote ciertamente bergogliano. (Fuente)
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."