¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haz la señal de la cruz antes de leer y lee hasta el final…) – 5 de junio de 2023

(DeepL Translator) “Mis muy queridos Hijos, Mi Sagrado Corazón es Dios y se dio a conocer al mundo a través de Mi Encarnación. Yo soy el gran Amante de Mis criaturas, los hombres, y sin embargo Me pagan tan mal. Pocos Me aman como Yo los amo, pocos piensan en Mí a cada instante como Yo mismo.
Soy Dios, el Todopoderoso, el Perfectísimo y, sin embargo, en Mi Humanidad, he sufrido mucho, muchísimo por la falta de amor, por la falta de reconocimiento de los hombres. Los amé perfectamente, pero ¿qué recibí a cambio?
Sí, Mi Madre y San José fueron Mis únicos refugios porque Me amaron tan perfectamente como deben hacerlo Mis criaturas. Me amaron como un don hecho a ellos, ofrecido a ellos, puesto a su cuidado y ellos respondieron totalmente. Me amaron también en Mi Grandeza, porque sabían de dónde venía, pero su gran humildad les hizo aceptar este don con naturalidad y sencillez.
Me amaron con ternura, por supuesto, pero también fueron Mis padres en la tierra y Me educaron como verdaderos buenos padres: con delicadeza, con respeto a Mi personalidad, tanto humana como divina, y cuando fue necesario, Me mostraron lo que debía ser mejor porque a veces, de niño, era torpe. Entonces Me corregía y aprendía de ellos todo lo necesario para el desarrollo de un niño hacia la edad adulta.
Las torpezas, los errores debidos a la juventud, sin ser pecados, los cometía y como Mi estado de humanidad lo ordenaba, también debía aprender de Mis errores. Lo que se Me decía era recordado y lo que Me venía de Mi conocimiento divino era siempre observado, pero Yo era plenamente humano y este aspecto de Mi personalidad debía ser educado como es necesario para cualquier hombre.
Mi Divinidad nunca eclipsó Mi humanidad; Yo era plenamente humano, teniendo que aprender, así como era plenamente Dios, sabiéndolo todo y más.
Mi Madre y Mi padre José fueron también grandes santos y lo fueron desde su más tierna edad. Tuvieron el gran mérito de ser santos incluso antes de casarse, antes de que yo naciera, incluso antes de conocerlos, porque el destino que Dios les tenía reservado requería grandes gracias, pero sobre todo una respuesta casi perfecta a estas gracias en preparación a su gran vocación.
Como a Mí mismo, el demonio los tentó, pero Mi Madre, particularmente a causa de Mi promesa después del pecado de Adán y Eva (Gn 3, 15), fue ejemplar en Su hostilidad a cualquier insinuación, engaño o seducción del formidable enemigo de Dios.
San José, del mismo modo, era tan bueno que jamás imaginó engañar a Dios, traicionarlo o herirlo en modo alguno. Nuestra Sagrada Familia fue privilegiada, pero nunca estuvo exenta de penas y pruebas que a menudo pasaban por inofensivas e inodoras, cuando en realidad no eran nada de eso.
Mis padres Me eran muy queridos porque su papel bien definido lo ejercían maravillosamente y el amor, la confianza, la deferencia y el afecto mutuo eran para cada uno de nosotros un refugio y un consuelo inefable.
Cuando José enfermó y luego murió, la tristeza que ambos sentimos fue real, y cada momento después de su partida estuvo lleno de su presencia y de su recuerdo omnipresente. Su ausencia terrena fue un verdadero desgarro, aunque nuestro dolor fue sostenido por el consuelo de saber que estaba cerca de su elevación al Cielo cuando, después de Mi Muerte redentora y tan cruel, abrí su lugar y atraje hacia Mí a todos Mis elegidos del Antiguo Testamento.
Así conocí todos los placeres de un hogar familiar unido y vuelto hacia Dios y quiero que vosotros, hijos Míos, en todos vuestros hogares, estéis santamente vueltos hacia Dios, como lo estuvimos nosotros, porque el núcleo familiar es vuestro primer apoyo; si Dios no está entre vosotros, os perderéis todas las gracias necesarias para estos jóvenes que entrarán en la edad adulta sin equipaje ni formación.
Hijos Míos, la educación religiosa no sólo es necesaria, es imperativa y espiritualmente obligatoria. Sin ella, vuestro futuro está condenado.
- Vuestro futuro terrenal tanto como vuestro futuro espiritual está seriamente comprometido si vosotros, los padres, no transmitís a vuestros hijos el mínimo necesario para darles la oportunidad de tener éxito en su destino.
¿Qué es el destino?
- Según el diccionario, es el encadenamiento necesario y desconocido de los acontecimientos. Pero Yo, el Señor, digo que el destino es Mi Divina Providencia, que lo gobierna todo, que deja que los acontecimientos se sucedan, sí, pero que mediante pequeños empujoncitos aquí y allá los hace ir en la dirección que Yo quiero para las almas que Me rezan.
- Por las almas que Me son devotas y que se han entregado a Mí, puedo hacer grandes cosas, porque no Me ofrecen resistencia y avanzan según las impulsa el Espíritu de Dios. Estos fueron Mis grandes santos y quiero que todos vosotros seáis santos, porque Mi Cielo es para Mis santos, pequeños y grandes, pero nadie puede entrar en él sin ser santo.
Sed santos, ¡el Cielo será vuestra recompensa! Os amo y quiero que seáis santos.
Que Dios os bendiga y Yo os bendigo. Que así sea.
Vuestro amado Hermano.”
Fuente: srbeghe.blog





Dios Padre: «



“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”




"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."