¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 19 de diciembre de 2023

(El camino a la perdición está empedrado de buenas intenciones…)
(DeepL Translator) “Mis queridos hijos, volved a Mí, vosotros que Me leéis, volved a Mi único Camino, a Mi única Verdad, a la única Vida que será vuestra si permanecéis unidos a Mí. Yo soy el Camino, esto significa que no hay otro, sólo hay uno, el Mío o Yo soy Dios y Dios no se equivoca de camino.
Yo soy la Verdad, Mi Verdad no puede ser transformada sin caer en el error, y hay tantos que se arrogan ser los portadores de la Verdad cuando ya no se refieren a Mí.
- Mi Vicario acaba de cometer un nuevo desatino al acreditar la realidad gravemente pecaminosa de dos del mismo género y al darles la bendición.
- Esta bendición (1) no puede ser la de Dios, porque bendecir significa dar la aprobación divina y la gracia divina a la persona o personas a las que el sacerdote bendice.
- El sacerdote bendice a los fieles al final de la Misa, enviándolos con la bendición de Dios al mundo para ser testigos, discípulos visibles del Dios invisible.
- Pero el pecador público no puede ser testigo de la única Verdad, ya que, por sus actos públicos, es su contrario.
Entonces, ¿qué hace Mi Vicario?
¿Qué hace?
- Está cometiendo un gravísimo acto de disidencia -y la palabra es débil- de su cargo, como ya ha hecho públicamente, y su culpa es grande.
- No debe utilizar su santo y primordial oficio para alentar el pecado, pues yo, el Señor, os recuerdo que los actos contra natura claman al Cielo venganza.
Volvamos al Catecismo:
- ¿Cuáles son los pecados que claman venganza al Cielo?
Respuesta: Se llaman pecados que claman al Cielo venganza, los pecados cuya particular malicia provoca la justa venganza de Dios, incluso en este mundo. - ¿Cuáles son los pecados que claman venganza en el Cielo?
Respuesta: Hay cuatro pecados que claman venganza en el Cielo: homicidio voluntario, impureza contra natura, opresión de los pobres, viudas y huérfanos, retención injusta del salario de los trabajadores.
Esto sigue siendo verdad en todo tiempo y lugar y mientras dure el mundo.
- Yo soy Dios y no bendigo ningún acto malsano, malvado, prevaricador u obsceno. Bendigo el bien que es el único que puede conducir a Mí.
Dios los bendiga, hijos Míos, permanezcan puros y castos, la tentación es obra del demonio, sucumbir a ella es obra del tentado. Él nunca está obligado a sucumbir a ella y si es tentado, el Cielo, Mi Madre María, los Ángeles y los Santos están todos presentes para ayudarle a no sucumbir.
- La bendición que se dará a estos dos pecadores es un gran error y, si es un error, Roma lo rectificará.
- Si es intencionado y procede intencionadamente de la Sede de Pedro, entonces debéis saber que esta sede está ocupada por el Tentador, aquel que se ha opuesto a Mí durante siglos, que creyó derrotarme haciéndome crucificar, pero que, aun derrotado, continúa combatiéndome.
Ahora ha subido a la cima de la pirámide humana e intenta crucificar a Mi Iglesia Católica, Apostólica y Romana. La hará crucificar (2) como Me hizo crucificar a Mí, y se acerca el tiempo en que desaparecerá (3), dejando de ser el faro de la humanidad, que ya no es (4).
Tales escándalos, como la aceptación pública de un pecado que clama venganza al cielo, os permiten a vosotros, Mis hijos más queridos y fieles, no darle ya ningún crédito, apartaros de ella, huir incluso de ella, pues todo demonio es para huir de él, y que os refugiéis en la única Iglesia, Mi Iglesia que ha permanecido en pie, la que nunca ha cambiado su rito, la que, aquí y allá, conserva la fe, el culto de todos los tiempos -el Rito Tridentino- y que no se deja embaucar por los demonios que quieren cambiar Mi Fe, Mi Verdad, Mi Ley.
Yo os bendigo, Mis muy queridos hijos, volved a Mí y no os dejéis llevar por el modernismo que os lleva cada día más por el camino de la perdición.
- Durante la Revolución Francesa, querían hacer jurar a los sacerdotes para obligarles a seguir las leyes civiles, y los sacerdotes que no juraban eran perseguidos. Fueron martirizados y muchos perecieron. Como ellos, desde hace más de medio siglo, algunos sacerdotes han querido permanecer fieles a la fe tradicional; no han aceptado ceder a este modernismo que deriva claramente hacia la apostasía, incitando a pecados graves, bendiciendo las obras del demonio y condenando a los que quieren permanecer fieles a la enseñanza de Jesucristo, Yo que os hablo.
- Hijos Míos, si el pueblo se desprende de estos sacerdotes que lo arrastran con ellos, otros sacerdotes, gracias a vuestras oraciones y a vuestra fidelidad, se atreverán a dar el paso hacia la única Verdad. Los buenos sacerdotes son pocos, y los fieles que los necesitan serán cada vez más numerosos. Acudid a ellos y caminad juntos por la Senda de la Verdad hacia la Vida eterna, que es vuestro destino.
Yo soy Dios, Yo no miento, Yo soy siempre el mismo, Aquel que se encarnó en aquella noche de la Natividad y que permanece idéntico a Sí mismo hasta el fin de los tiempos y por toda la eternidad. Seguidme, quedaos conmigo, no Me dejéis, permanecéis fijo en el único buen Camino.
Yo os amo, Yo os guío, no tengáis miedo.
Os bendigo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Que así sea.
Vuestro Señor, el Crucificado.”

- Fiducia Supplicans: (leer…)
- La Santa Iglesia Católica será vilipendiada… se desmembrará… Ese tiempo está muy cerca: (leer…)
- Roma perderá la Fe… ya hace sonar la sentencia de muerte: (leer…)
- El mal en la Iglesia es grande y para que los hombres de la Iglesia se arrepientan y se conviertan, serán necesarios grandes castigos: (leer…)
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."