¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 2 de diciembre de 2023

(La Inmaculada Concepción…)
(DeepL Translator) “Mis queridos, Mis pequeños, sí, sois muy pequeños a Mis ojos porque, para cualquier Padre, Sus hijos que aún no han alcanzado la madurez son muy pequeños.
- ¿Cuántos de vosotros tenéis la madurez espiritual para entrar ahora mismo en Mi Morada divina?
- Todos estáis todavía lejos de ello, no temo decirlo, porque ¿quién de vosotros es perfectamente santo?
Mi Madre María, que os he dado como Madre, fue perfectamente santa en la tierra y en todo momento estuvo ya preparada para el Cielo. Entró en Él en Su Asunción y todo el Cielo la acogió con la más sincera exultación.
Reina del Cielo y de la tierra, lo es ciertamente, porque Su santidad superaba incluso la de los ángeles. Tenéis en Ella un ejemplo excepcional: nunca pensó en sí misma, se entregó enteramente a Dios, Su Padre, Su Creador, y esta disponibilidad inmaculada le valió el honor insigne, pero también doloroso, de ser la Madre del Hijo de Dios, la Madre del Redentor, la Madre de un Hijo torturado y la Madre de un condenado a una muerte ignominiosa.
Lo experimentó todo: la dulzura de conocer íntimamente a Dios, pero también la dureza de las consecuencias del pecado. A pesar de ello, permaneció siempre buena, amable, cariñosa y dispuesta a pensar sólo en los demás.
En ningún momento, ni siquiera en la tormenta de la Pasión de Su tierno y amadísimo Hijo, se replegó sobre sí misma. Lloró, sí, lloró mucho, pero Sus lágrimas no eran egoístas, eran compasivas y llenas de ternura y de amor.
Mis queridos, Mis pequeños, sed los buenos hijos de una Madre tan buena. Ella también necesita vuestra ternura, porque todo amor florece en la reciprocidad; todo amor que no es correspondido se convierte en sufrimiento.
Ved de nuevo a Mi Madre en La Salette, llorando por los pecados del mundo, y los dos hijitos, Mélanie y Maximino, estaban horrorizados; una gran señora, deslumbrante, tan respetable y tan bella, lloraba y Sus lágrimas eran sinceras.

Sí, en la tierra Mi Madre era una mártir en Su alma y en Su Corazón, pero Su bondad era tal que los que la rodeaban no tenían ni idea.
Mi Madre veía todas las imperfecciones de los que la rodeaban, los pecados inconscientes o más evidentes, pero nunca se apartaba de ellos, no, les tendía la mano o, como una verdadera Madre, se encargaba de no dejar traslucir Su dolor por la ofensa que habían cometido contra Dios.
A la hora de Mi Pasión y de Mi Muerte en la Cruz, tenía casi cincuenta años y vivió unos diez años más, el tiempo necesario para que los apóstoles recogieran de Ella todo lo que podía darles: Sus recuerdos y Sus ejemplos.
Era Su Madre de un modo muy especial, y aprendieron de Ella todo lo que una madre puede dar a sus hijos adultos. Entonces la llamada del Cielo se hizo oír en Su alma y exhaló el último suspiro de Su vida inmaculada en la tierra.
- Quiero que vosotros, hijos Míos, rindáis un homenaje muy vivo a Mi Madre, que es vuestra Madre, en la próxima fiesta de Su Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. Ella os espera y los que tendrán la alegría de participar en una procesión en Su honor, ¡que no falten!

Papa Pio IX
Esta fiesta fue proclamada oficialmente el 8 de diciembre de 1854 por el beato Papa Pío IX (1), gran Papa donde los haya, y desde entonces este dogma es la alegría de toda la ciudad del Cielo.
María, Mi Madre Santísima y Madre vuestra, es proclamada intacta de toda mancha, intacta de toda imperfección, intacta de toda deficiencia, como era digna de ser la Madre Santísima de Dios.
- Hijitos Míos, venid al homenaje maternal que debe rendirle toda la catolicidad, y Yo, Dios, os acompañaré, porque en todo el Cielo, la alegría y el homenaje que se le tributarán serán unánimes.
- Para algunos, será tal vez la última vez que se Le rinda un homenaje tan público… ya sabéis que los Estados son cada vez menos cristianos, y toda nación apóstata será severamente castigada.
Os bendigo, Mis queridos pequeños, y hacéis la señal de la cruz al daros Mi bendición: en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén, Amén.
Vuestro Padre amoroso y vuestro Dios.”
- El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX publicó la constitución apostólica “Ineffabilis Deus”: “La Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio concedidos por Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada libre de toda mancha de pecado original.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."