¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 2 de octubre de 2020

(DeepL Translator) “El tiempo de la Paciencia Divina está llegando a su fin. Este tiempo tiene fecha: 2020. […] Los tiempos que se avecinan serán difíciles y tendremos que aprender a hacer sacrificios con dignidad, del mismo modo que un cristiano debe privarse sin quejarse.
El cristiano que se queja ha perdido la noción de penitencia, que es una privación personal sólo conocida por Dios. Penitencia o satisfacción, dice el catecismo, es:
- La oración o una buena acción realizada para reparar los propios pecados.
- La limosna.
- La mortificación, que es la privación de un placer.
La penitencia se ha aligerado considerablemente en las últimas décadas, pero esto no ha sido una bendición. La penitencia siempre ha sido propuesta por la Santa Iglesia Católica a sus fieles para ayudarles en su camino hacia la santificación.
Los Mandamientos de la Iglesia proponían rigurosamente la penitencia por respeto a la Grandeza, Majestad y Pureza de Dios; prescribían ayunar todos los días de Cuaresma y las vigilias de las fiestas de precepto, y abstenerse todos los viernes del añoEn la actualidad, la abstinencia sólo se mantiene los viernes de Cuaresma, el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Los días de ayuno ahora sólo existen en estos dos días. Por ello, muchos católicos no recuerdan esta recomendación, que en realidad es un mandamiento.
(Las reglas del mundo…)
Se anima a los fieles a seguir las reglas del mundo, y hay quien cree que la caridad se refiere sólo al prójimo.
- Pero la caridad se refiere al prójimo sólo porque tiene por objeto a Dios.
- Es porque amamos a Dios que amamos a Su criatura.
Los paganos también aman a sus amigos o causas humanitarias, pero no piensan en servir a Dios en su prójimo. No Le sirven y su acción humanitaria se queda en el orden temporal. Los ángeles no les ayudan en estas obras humanitarias, que pueden funcionar o no según la sola habilidad humana.
La habilidad humana es ciertamente necesaria, pero esta misma habilidad, implantada en el Amor Divino por Sus criaturas, la hace meritoria y hace descender sobre ella el Amor y el reconocimiento divinos.
- Todo trabajo realizado por amor a Dios y a Su obra creadora es recompensado por Él en la Eternidad.
- Cualquier trabajo hecho fuera de Su Amor no es nada para Él.
Las obras de caridad son loables en el sentido de que acuden en ayuda de los hombres, de sus semejantes, pero toda obra realizada en favor del prójimo, como Dios ha enseñado, es un acto de obediencia y de amor a Él. Esta distinción es esencial y se enseña en las clases de religión católica.
La caridad, como la fe y la esperanza, es una virtud teologal porque tiene por objeto a Dios.
(El propósito de la vida…)
El hombre fue creado para conocer, amar y servir a Dios, y luego para verlo y poseerlo eternamente en el Cielo.
- El hombre en la tierra no tiene otra necesidad que servir a Dios para entrar en el Cielo y gozar de Él eternamente. Cualquier hombre que atribuya cualquier otro propósito a su vida terrenal está en un error.
- El hombre que vive para amasar riquezas, olvidándose de Dios, está expuesto al infierno eterno.
- El hombre que se afana por hacer el bien, como un ateo, está trabajando con un propósito distinto de aquel para el que fue creado: servir a Dios en todo lo que pueda. Puede ser útil a la sociedad humana, pero no está cumpliendo su función principal.
(El destino de los gobernantes…)
El jefe de Estado que reconoce la necesidad de dirigir su país según las leyes cristianas está sirviendo a Dios y cumpliendo con su deber de Estado.
La persona que declara que Dios está en otra parte que en los asuntos de la nación está también en otra parte que en su papel de criatura cuyo deber es servir a Dios y a su prójimo por amor a Él.
Esta comprensión de la naturaleza del hombre es vital porque de ella depende la vida eterna bienaventurada. Sin embargo, en la eternidad sólo habrá dos estados: la felicidad en el Cielo o la desgracia en el Infierno.
Que vosotros, Mis queridos hijos, elijáis la vida bienaventurada y eterna. Yo os espero allí y os amo como Hermano Mayor que soy.”
Fuente: srbeghe.blog





Dios Padre: «



“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”




"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."