¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz y lees todo sin prisa…) – 17 de noviembre de 2020

(DeepL Translator) “Amo tanto a Mi pueblo que nunca he escatimado en ayudarle, curarle y perdonarle. Siempre estuve dispuesto a acudir en ayuda de Mis criaturas y, durante Mi vida pública, siempre estuvieron dispuestos a rezarme, a identificarme, a seguirme la pista. Dondequiera que iba, atraía a las multitudes como un imán, nunca Me dejaban marchar y a veces tenía que esconderme para respirar.
Y así Me seguían, Me espiaban, y dondequiera que iba, las multitudes Me alcanzaban o Me sobrepasaban. Era una época de gran cosecha y atraje a Dios a un número muy grande de almas.
Se convertían en cristianos sin darse cuenta, pero la virtud les atraía, y la Verdad en particular. Para muchos, Yo era más grande que Juan el Bautista o cualquier otro profeta de la historia, y tenían razón. Yo era el Mesías, el Esperado, y su admiración era real.
(La envidia de las autoridades de la época…)
Las tantas conversiones que acompañaron a las curaciones y expulsiones de demonios irritaron profundamente a la jerarquía del mundo judío; recibí muchas críticas, pero eran encubiertas, porque en realidad no podían acusarme de nada.
Buscaban motivos de queja y cuando expulsaba demonios, Me acusaban de haberlo hecho a través del poder demoníaco de un alto jerarca: Belcebú. Ahora bien, era precisamente él quien los hechizaba, él quien despertaba sus celos contra Mí y su irritación crecía día a día.
(Dónde fueron a parar los demonios una vez expulsados…)
Cuando expulsaba demonios, algunos de ellos se ‘realojaban’ en las almas de fariseos y autoridades religiosas. Les dejé ir donde les esperaba la ‘tapadera’ porque no dependía de Mí impedirles ir donde eran bien recibidos.
Yo no dirigí el infierno, impedí que los demonios hicieran el mal cuando Mi Autoridad se lo prohibió, pero no dirigí sus acciones demoníacas.
(Los demonios no duermen…)
- A través de la oración, ayudo a las almas con Mi gracia, pero deben rezarme a Mí. Los demonios son tan activos en la esfera humana que ustedes, hijos Míos, deben estar particularmente vigilantes.
- Los demonios merodean, nunca duermen y se apoderan de vuestra voluntad en cuanto se adormece vuestra vigilancia. Os influyen, os dan pensamientos malsanos, os hacen perezosos, agresivos, ladrones, mentirosos y todo lo que es malo, os lo desean.
(Cuidado con los demonios…)
- Os engañan, haciéndoos creer versiones inexactas, abusando de vuestra cualidades para haceros imprudentes y todas las artimañas para haceros caer, las usan con pertinencia y os hacen creer errores con convicción.
- Mantente siempre en guardia porque el diablo nunca está lejos de ti. Lucha contra tus defectos, pues es a través de ellos que te engañan.
- Cuando estés cansado, guárdate de la pereza; cuando estés postrado en cama, guárdate de la exageración o, por el contrario, de la indolencia.
- Cuando estés bien, mantente cauto, pero no te vuelvas desconfiado.
Cada cualidad tiene su lado malo, y el diablo conoce todos los trucos y subterfugios. A veces os conoce mejor que vosotros mismo, y se alegra cada vez que sus trucos os hacen caer.
Dejad que vuestra atención esté siempre alerta y la caridad os guiará en vuestra vida diaria.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."