¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 29 y 30 de octubre de 2023

(Los papeles no son intercambiables…)
(DeepL Translator) “Hijos Míos, queridísimos Hijos Míos, ¡cómo podría olvidaros!
No, nunca os olvido, ni a vosotros en este país, ni a vosotros en aquel país. Todos los países Me son queridos y especialmente aquellos que Me veneran y que están poblados mayoritariamente por cristianos. Me sois tan queridos que nunca dejo de darme a vosotros a través de los sacramentos de Mi Santa Iglesia y a través de Mi Palabra.
Mis muy queridos Hijos, la Santa Iglesia está pasando por una crisis muy grande y está en camino de hacer creer que lo que ayer estaba excluido, hoy puede ser aceptado.
Hijos Míos, estad seguros de esto, Mi doctrina no puede cambiar porque Mi creación fue construida de una manera determinada, a la manera de Dios, y el hombre no puede cambiar lo que Dios ha establecido.
(El hombre y la mujer…)
El hombre y la mujer son complementarios, lo que significa que sus papeles son diferentes, pero se necesitan mutuamente. Si quieren mezclar sus respectivos papeles, se desviarán hacia el desorden, la abominación y el pecado, lo que no será sin consecuencias para la estabilidad de Mi Plan creador.
- Yo puedo decidir, establecer, pero el hombre -en sentido contrario- puede deshacer y puede romper.
Nunca lo hará mejor que Yo y si sigue Mis Diez Mandamientos, alcanzará el Cielo, la meta de Mi Creación. Si se desvía de ello, acabará en el Infierno, ese lugar de perdición, un lugar repugnante y soberanamente detestable.
(El Sínodo de la Sinodalidad…)
- Hijitos, el Sínodo actual, llamado Sínodo de la Sinodalidad, es el resultado de una decisión humana que Yo no pedí ni siquiera inspiré.
Los laicos no son religiosos, los laicos pueden llegar a ser santos, sí ciertamente, si siguen Mi divina Voluntad y se dedican total y cristianamente a su deber de estado, pero cada estado es propio de sí mismo.
(El sacramento del Orden…)
El sacramento del Orden es un sacramento particular que confiere al religioso el papel de intermediario entre el hombre y Dios; si es fiel a su compromiso, le corresponde a él y no a los laicos interceder por los hombres ante Dios.
(El sacerdote…)
El sacerdote es el representante de Jesucristo, es o se convierte en otro Cristo, y en el altar del Santo Sacrificio de la Misa, es otro Cristo: a través de él, soy Yo, Jesucristo, quien me ofrezco al Padre celestial en unión con el Espíritu Santo, y en cada renovación del Santo Sacrificio del Calvario, soy Yo y nadie más que Yo el Sacrificador y el Sacrificado. El sacerdote es otro Cristo, el laico es un fiel, no tiene el papel del sacerdote.
(El papel de la mujer…)
La mujer está, como Mi Santísima Madre, al pie de la Cruz, al pie del altar del Santo Sacrificio. Mi Madre sufrió el martirio Conmigo, pero no fue clavada físicamente en la Cruz. Ese papel era Mío porque, como Hijo de Dios y Dios Mío, sólo Yo podía dar a Dios la satisfacción, la reparación que le era debida.
La mujer fue creada después del hombre porque el hombre solo no podía encontrar una ayuda a su altura (Gn 2, 18 y 20). Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne (Gn 2,24).
(El papel del sacerdote…)
El sacerdote, a imagen de Jesucristo, tiene una función que le fue confiada por el mismo Jesucristo en la Última Cena, cuando instituyó la Santa Iglesia destinada a dispensar los tesoros divinos, los 7 sacramentos, y a extender por el mundo la gracia de la Redención.
Este estado es propio del hombre, ya que Jesucristo no dio este papel a Su Santísima Madre, la más santa de todas las criaturas.
(El propósito del hombre y la mujer en la Creación…)
Una mujer es una mujer, un hombre es un hombre, y sus papeles no son intercambiables.
- Son los celos, la envidia y el orgullo los que hacen que algunas mujeres sientan celos del papel del hombre en la tierra y, del mismo modo, que algunos hombres sientan celos del papel femenino, disfrazándose de travestis.
- Dios no pretendió esta inversión, porque hizo Su creación como Él decidió; cada uno está donde está y si quiere cambiar, su naturaleza no se lo permitirá.
- El propósito del hombre y la mujer en la tierra es santificarse en su estado. Su meta es la santidad, y la santidad sólo se encuentra en el ejercicio de las virtudes.
(María y José…)
Mi Santísima Madre tuvo como virtud principal la humildad y, a través de ella, alcanzó las cumbres de la perfección. Una virtud llama a la otra y, por virtud, Mi Madre era trabajadora, incansable, valiente y devota.
San José, como Ella, era profundamente humilde, el elegido por Dios para ser el guardián de la Madre y del Hijo de Dios. Qué gran honor, y sin embargo cumplió esta distinción única con sabiduría y sin ostentación.
(La moral católica…)
Tampoco, Mis queridos hijos, puede cambiar la moral católica.
La castidad es la primera virtud moral y Mi Santísima Madre, que es también vuestra Madre, la ejerció perfectamente. Sus ojos eran castos, su oído era casto, sus sentidos eran perfectamente castos y nunca permitió que su imaginación vagara.
San José, Mi padre adoptivo, también fue perfectamente casto, aunque, casado según la ley y la religión, podría haber exigido ser esposo además de protector. Pues no, respetó a la Madre de Dios y cumplió a la perfección el papel que Dios le había confiado.
- Hijos Míos, sed puros, sed santos y sed castos. Todas las virtudes conducen a Dios, pero si falta una virtud, faltan todas, tan cierto es que todas se mantienen unidas, una conduce a la otra.
(La religión católica…)
Hijos Míos, Mi religión, la que os he enseñado, es la única, la única verdadera, y todas las demás, aunque lleven en sí algunas realidades, deben ser evitadas y rechazadas. Un error es como un vicio, envenena todas las demás leyes.
(Comprender cuándo una ‘religión’ es falsa…)
Decir que Jesucristo fue un blasfemo porque quiso hacerse pasar por Hijo de Dios, como pretendieron los sumos sacerdotes que lo condenaron y después de ellos todos los que no se convirtieron para seguirlo, es un error tan grande que la religión actual que todavía profesa esta mentira es una religión falsa.
Decir que Jesucristo es un profeta pero que sólo es eso es también una falsa alegación y este error es tan grande que esta religión también es una religión falsa.
(La única religión verdadera…)
- La única religión monoteísta que es verdadera es la religión católica, la que no es ni inferior, ni asociativa, ni siquiera modernista, la que han enseñado a lo largo de los siglos los Papas, los Santos y los Padres de la Iglesia porque, retomando y explicando punto por punto la maravillosa instrucción divina: la Mía, la de Jesucristo, el único Dios verdadero- no se han desviado.
(Estad atentos, muy atentos…)
Mis queridísimos hijos, no os dejéis llevar por los caminos equivocados, los que llevan a la perdición mezclándolo todo: hombres y mujeres, bien y mal, falsas religiones con la única y verdadera religión, lenguaje que mezcla lo verdadero y lo falso para permitir sólo la expresión de lo falso.
- Estad atentos, muy atentos y permaneced Mis fieles, Mis discípulos, los de la única Verdad, la que no cambia ni puede cambiar:
‘Porque llegará el tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que, según sus pasiones y su comezón de oír, se darán abundantes maestros, apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas’ (2 Tim 4,3-4).
Hijos Míos, queridos Míos, ese tiempo es ahora. Estad en guardia, guardad fielmente los Diez Mandamientos, guardad la doctrina católica de vuestros antepasados, no os volváis a las fábulas. Yo os protegeré con la condición de que recéis todos los días para no dejaros llevar por el mal camino.
Os bendigo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Que así sea.
Vuestro Maestro, Vuestro Amado.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."