¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 31 de mayo de 2021
(Se acerca un tiempo de persecución…)

(DeepL Translator) “Mi Alma está triste hasta la muerte, dije en el Huerto de los Olivos antes de Mi Agonía.
- Y hoy lo repito: Mi Alma está triste hasta la muerte.
Mi alma, en el Huerto de los Olivos, vio la Pasión y Mi muerte terrible en la Cruz. Tuvo miedo, no sólo de lo que vendría y de lo que Yo tendría que sufrir, sino de todas las catástrofes que se preparaban a lo largo de los siglos y de la vida de cada uno de Mis hijos. Y especialmente vuestro tiempo, Mis queridos hijos.
- Vais a vivir una pasión, pero no os he dicho:
‘El siervo no es mayor que su señor; si a Mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán’ (Jn 15,20).
Se acerca el tiempo, y es pronto, en que vosotros, como Pedro, el apóstol mayor, seréis ‘llevados adonde no queréis ir’ (Jn 21,18).
- Sí, queridos hijos Míos, sed conscientes de que se acerca un tiempo de persecución, y os sorprenderá la rapidez con que se extiende. Lo sospecháis porque oís que, aquí y allá, en Francia y en Europa, inocentes son apuñalados y sorprendidos por atentados imprevisibles.
- Francia está gangrenada, con maleantes diseminados por todo su territorio. Bastará una chispa, entendida por ellos como el momento de sublevarse, para golpear y sembrar el terror allí donde tengan fuerza y estén ya preparados.
La Pasión de Jesucristo comenzó cuando fue arrestado y sometido a muchas tribulaciones: golpeado, escarnecido, despreciado y desgarrado. Luego fue azotado y coronado de espinas, fue sentado en una piedra afilada como trono, fue lacerado con golpes de soga, fue cargado con Su Cruz que tuvo que llevar cuando cualquier otro hubiera permanecido en el suelo y, al final de todo este trato difícil de imaginar, fue crucificado y murió como asfixiado.
Él aceptó cada herida y cada insulto como penitencia por cada pecado de la humanidad que vio pasar ante Sus ojos. Los aceptó todos, y ofreció a sus fieles seguirle en este Vía Crucis.
Sí, queridísimos hijos Míos, también vosotros tendréis vuestro Vía Crucis, y Yo os ayudaré a seguirlo con fe, valor y resistencia. Sois Mis siervos y vuestro vía crucis no será tan duro como el Mío. Los mártires sufrieron ante los leones y los toros, pero la gracia les ayudó a ofrecer su vida en unión con la Mía. Mi gracia os ayudará a sufrir lo que tendréis que sufrir y a alegraros por la gran gracia que se os dará de seguirme hasta Mi entrada victoriosa en el Cielo.
Te unirás a los mártires de todos los tiempos y lavarás tus vestiduras en la sangre del Cordero (Ap. 7, 14) y el Apocalipsis continúa:
‘Por eso están ante el trono de Dios, sirviéndole día y noche en su templo. (…) Nunca más padecerán hambre ni sed, nunca más serán agobiados por el sol ni por ningún viento abrasador. El Cordero que está en medio del trono será su pastor y los conducirá a las fuentes de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos’ (Ap 7,14-17).
La bondad de Dios guarda para sí el futuro de cada uno de Sus hijos. Vuestra vida la conocéis en su pasado, pero Dios guarda para sí el conocimiento de su futuro. Así que vivid, cada uno de vosotros, para servir a Dios en vuestra vida diaria, para amarle perfectamente, para adorarle y darle gracias por todo lo que os da, el conocimiento de Su Nombre, vuestras posesiones y vuestras familias.
Como Jesucristo, rezad para observar la voluntad de Dios en todas vuestras acciones, ofreceos a Él y si Él os ha destinado a reuniros rápidamente con Él en Su Cielo, no lo dudéis. No tengáis miedo, rezad y os daré la gracia de la firmeza, la gracia de la mansedumbre.
- No busquéis el peligro, evitadlo, pero si os atrapa, pensáis en Jesucristo, en Su Calvario y en Su mansedumbre.
Yo estaré siempre cerca de vosotros, contigo y en ti; en Mi presencia nada temeréis. Os amo, os advierto y cuido de cada uno de vosotros. Amadme a cambio con todo el amor del que seáis capaces. Amén, Aleluya.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."