¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 20 de octubre de 2023
(DeepL Translator) “Mis queridos Hijos, la Tierra está actualmente en crisis, nadie es feliz, los gobiernos son malos en su mayoría, no tienen ninguna preocupación por sus electores y el resultado es terrible: es la desigualdad total entre los que llevan las riendas en todos los ámbitos – político, comercial, médico – y sus subordinados, y esta situación es perversa.
La desigualdad es legítima porque todos los hombres tienen cualidades y defectos diferentes, porque unos están más dotados que otros, pero eso no justifica que los que se creen más fuertes aplasten a los que lo son menos o mucho menos.
- El mundo está actualmente al borde de una conflagración porque no sólo las guerras actuales tienen lugar entre poblaciones a la vanguardia del progreso, sino también porque su poder militar puede ser devastador. Si uno de ellos saca sus grandes baterías, otros le seguirán, y este peligro es real.
Hijos Míos, sí, es a vosotros a quienes Me dirijo, vosotros que sois Mis fieles, es decir sanos y santos, no os levantéis contra vuestros hermanos. Manteneos sobrios y caritativos, no toméis partido por las fuerzas contrarias, sino que, si podéis, acudid en ayuda de los necesitados, dondequiera y quienesquiera que sean. En eso consiste la caridad, en hacer un favor al prójimo. En la parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 30-37), el prójimo era el que se ponía a su alcance, no su hermano o su primo. Id y haced vosotros lo mismo; vuestro prójimo es aquel a quien podéis ayudar, dondequiera y quienquiera que sea.
Quiero deciros esto de nuevo: Hijos Míos, sed devotos porque la oración es la única manera que tenéis de uniros a Mí. Yo mismo rezaba mucho cuando estaba en la tierra, Me levantaba por la noche para rezar porque Mis días estaban tan llenos que la tranquilidad de la unión con Dios sólo era posible por la noche. Durante el día, estaba cerca de los Míos, estaba perfectamente unido a Mi Padre Celestial, pero Me daba a Mí mismo, enseñaba, transmitía Mi Palabra a los hombres, iba a los enfermos, mientras que por la noche, Me reservaba para la contemplación, para el diálogo de corazón a corazón con Mi Padre del Cielo, para Su visión extraordinaria y Me llenaba de Él, de Dios, en Mi Humanidad.
- Hermanos Míos, haced como Yo, dejad todas vuestras diversiones, vuestras adicciones, guardadlas detrás de la puerta de vuestra alma y venid a Mí, contempladme, tomadme como ejemplo, repasad Mi Vida pública y repasad Mis obras, Mis gestos, Mis instrucciones, Mi comportamiento. Imitadme y venid a buscar en Mí vuestro valor, vuestra determinación, vuestras iniciativas y todas vuestras acciones.
Me pongo a vuestra disposición, venid a darme vuestras horas de descanso, de mayor calma, de vacaciones, de fiestas. Estaba enteramente a disposición de Mi Padre del Cielo que había querido Mi Encarnación desde toda la Eternidad y Yo mismo la había querido también desde toda la Eternidad. Éramos Uno con el Espíritu Santo y si Me imitáis, seréis también Uno con Nosotros, con Dios por vuestra filiación divina.
Hermanos Míos, Amigos Míos, velad y orad. A estas alturas, algunos de vosotros ya estáis en Mi Vía Crucis, y para otros que estáis leyendo esto, estáis en el Huerto de Getsemaní Conmigo, preparándome por última vez para la gran gracia de vuestra Redención.
- Permaneced Conmigo, no os durmáis, velad y orad, porque se acerca la hora en que también vosotros estaréis en vuestro Vía Crucis.
Os bendigo, Hermanos Míos, Amigos Míos, venid y caminemos juntos, seguros de que Dios Padre está con nosotros.
Os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuestro Hermano, Vuestro Amigo, Vuestro Redentor.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."