¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(NG1422) Haces la señal de la cruz y lees todo sin prisa
§1: Cuando el mundo será en confusión…
§2: Un Estado tras otro se derrumbará
§3: Toda la tierra se verá afectada
§1
“Cuando el mundo será en confusión y no sabrá a quién dirigirse porque nadie está a la altura de la situación, que Mi pueblo, Mis hijos, se dirijan a Mí con confianza y sin miedo.
Durante Mi agonía en el Huerto de los Olivos, sentí el horror del pecado, la gran tristeza de la caída de la humanidad, llevándose consigo la creación, y luego el horror y el asco del infierno, tan nauseabundo y repugnante.

No tuve miedo de la Pasión ni de la Cruz, aunque Mi estado de humanidad las repugnaba, porque Yo era la Gracia Divina y la Fuerza de Dios, pero estaba como ahogada por el horror en que había caído Mi creación, en la cual Me había encarnado.
‘Hágase Tu Voluntad y no la Mía’, era una súplica legítima porque lo que Yo iba a sufrir estaba más allá de toda acción humana y debía unirme total, completamente a la Santísima Trinidad y a Mi Padre para asumir este papel, tan difícil pero tan grandioso, el de Redentor.
Yo gané la redención de todos los hombres, sólo aquellos que Me rechazaron no pudieron ser redimidos; y hay muchos de estos pobres seres que no Me tienen en cuenta y prefieren encerrarse en su personalismo.
Que Mis hijos se dirijan a Mí sin miedo, como Yo no tuve miedo ante la prueba.
Yo quise esta prueba y Mis hijos también deben alegrarse de que, por fin, los acontecimientos se van a acelerar hasta la ansiada renovación (1), porque el mal estará casi bajo control.
§2
¿Cómo sucederá todo esto?
En primer lugar, mediante una toma de poder injusta y tiránica por parte de quienes tienen en sus manos las riendas del poder.

Pero como un villano no permanece mucho tiempo en el control de una situación que le supera, y como él mismo está sometido a los más poderosos que él, un Estado tras otro se derrumbará, las ciudades se convertirán en lugares sin ley y la gente vivirá cada vez más de su ingenio.

La ciudad de [las Siete Colinas] caerá y la Ciudad [de San Pedro], que forma parte de ella, no se salvará. Grandes ciudades serán destruidas y el mar se levantará de su lecho.

Cuando todo esto suceda, no será en una sola amonestación sino en un efecto de dominó, una cosa produciendo otra y así sucesivamente. Los hombres se pelearán porque ninguno de ellos tendrá una varita mágica para conjurar lo que creerán un hechizo fatal.
Sólo Mis hijos comprenderán la realidad de lo que será algo más que desorganización.
§3
No será el calentamiento global, ni la superpoblación, ni todas las excusas que los mentirosos son expertos en difundir, será la Ira de Dios y Su toma de posesión de Su Bien, la tierra y la humanidad.
Hijos Míos, toda la tierra se verá afectada, los volcanes rugirán, los ciclones y las tormentas barrerán la tierra, los incendios devastarán vastas áreas y la tierra parecerá doblarse bajo el peso de estos desastres.

La gente también se verá profundamente afectada, y por eso pido a Mis hijos que ayuden a los que les rodean tanto como puedan. La fe será duramente probada, los hombres serán violentos y ladrones porque el miedo y la ira se apoderarán de ellos.
Yo les daré todas las gracias que necesiten para enfrentar estos tiempos difíciles y tumultuosos como discípulos de Jesucristo, y la religión católica estará bajo ataque.
Poblaciones extranjeras querrán aprovechar estos desórdenes para tomar la antorcha política y se impondrán. Será una época de abusos y de desequilibrios desconcertantes.
Todo esto durará poco, pues intervendré como sólo Dios sabe y puede hacerlo, y Mi Victoria será total.
Entonces comenzará un nuevo siglo para la tierra [1], donde la caridad volverá a florecer y los hombres se unirán en una sola y hermosa religión, la de Jesucristo, Salvador y Rey de las Naciones.

Que Él sea bendecido y que la tierra se renueve pronto. Este es Mi más querido deseo y esto es lo que sucederá.”
- Renovación de la Tierra. El Reino de los mil años. (Leer todos…)
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."