¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 27 de junio de 2023
(Prepararse de antemano para la vida eterna…)
(DeepL Translator) “Mis queridos Hijos, el Cielo es un lugar totalmente inaccesible, sin embargo, todos los Míos tienen acceso a él. ¿Por qué? Porque Yo los amo y porque ellos Me aman. Porque Yo los amo y porque ellos Me aman. Este amor mutuo es el tesoro que les doy para que Me amen y accedan así a lo inalcanzable. Este será también vuestro destino si permanecéis fiel a Mí, si respondéis al Amor que tengo para vosotros.
(El infierno en la tierra y el real…)
Sí, sin amor la criatura no es nada, y entonces está destinada a desaparecer en el abismo del olvido, en la jungla devoradora de los malvados. La maldad que se da en la tierra no es nada comparada con la del infierno, donde se multiplica en el espacio y en el tiempo.
En la tierra, la maldad parece profunda e inaceptable, pero en el infierno nadie puede imaginar los horrores insoportables que allí se producen. El mal allí es malvado por el hecho de serlo, se mueve en las profundidades de la iniquidad y se renueva constantemente porque no desaparece. El horror es permanente y se extiende continuamente. Nadie escapa a él, nadie se arrepiente jamás, nadie es bueno, todos son malos, la confianza se evacua porque sería un sinsentido, nada es sólido, la amistad no existe, la amargura es permanente y todos los frutos de la detestación son la vida cotidiana de todos.
(Huid el infierno…)
La guerra es permanente y perpetua, los demonios y cuerpos degenerados de lo que una vez fueron humanos se odian, se pelean, se hacen daño y lo vuelven a hacer. Imaginad el hedor de este lugar, la degeneración de los cadáveres mutilados, pero aún vivos, la suciedad del ambiente permanente y perpetuo, el malestar, la inmundicia, el rechazo de unos a otros y todo ello renovado diez veces, cien veces, a perpetuidad.
Huid, hijos Míos, huid de este lugar demoníaco donde nada puede ser mejor, todo será siempre peor, sin esperanza y despojado de toda mejora. Huid, sí, huid y venid a Mí para que Yo os consuele, para que Yo os ayude a superar santamente vuestras dificultades, sed mansos, sed humildes, sed devotos.
(Al final de la vida terrenal…)
Cuando os llegue el momento de dejar esta tierra, este momento único en el que aún podéis arrepentiros de todas vuestras debilidades, de todos vuestros errores, de vuestra ceguera, de vuestra obstinación, el momento en el que todo está en juego y todo aún puede cambiar, este momento preciosísimo, precioso porque todo vuestro futuro aún puede cambiar ya que aún sois dueños de vuestro destino.
(Rechazad los poderosos sedantes…)

Amigos Míos, hermanos Míos, hijos Míos, criaturas Mías, rechazad los poderosos sedantes que quieren evitaros el sufrimiento en la hora de vuestra muerte. Ciertamente, es un sufrimiento, pero debéis ser dueños de vosotros mismos para poder convertiros cuando aún hay tiempo. No debéis estar tan dormidos que la muerte venga y os lleve sin que hayáis tenido ocasión de pensar en vuestro futuro, sin que hayáis podido prepararos para vuestro futuro eterno.
La confesión antes o como preparación a la muerte del cuerpo es esencial. Los que dejan su estado corpóreo con el alma cargada de pecados y males de todo tipo no se sentirán orgullosos ante el Trono de la sentencia divina y eterna. Habrían preferido mil sufrimientos y mil males antes que llegar desprevenidos a esa hora concreta del Juicio.
(El arrepentimiento es un acto de humildad…)
Si tomáis potentes sedantes al final de vuestra vida terrena, perderéis esos preciosos momentos de retrospección, una gracia que se concede a todos los enfermos que están a punto de dejar esta tierra. Todos los enfermos que están cerca de su partida repasan su vida, piensan en ella, se juzgan y pueden arrepentirse. En este momento de su partida, hay muchos orgullosos que se justifican, pero también hay muchos que simplemente se culpan y entonces están dispuestos a humillarse ante el Justo Juez.
(Cuidado con la falsa piedad de las leyes ateas…)
Hijos Míos, estas leyes ateas que ignoran las necesidades del alma, embotándola y aturdiéndola cuando debería estar alerta y despierta, son injustas y perjudiciales. Tenéis derecho a aceptar lo que alivia el sufrimiento, pero también tenéis derecho a rechazar lo que os sume en un coma artificial que, al mismo tiempo, paraliza vuestro pensamiento. Tienes derecho a estar lúcido durante vuestras últimas horas, porque aún podéis salvar vuestra alma.
Que Dios os ayude, pero sólo serán ayudados aquellos que acepten con humildad y sencillez la mano tendida del Redentor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, así sea.
Vuestro Redentor y Justo Juez.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."