¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 10 de julio de 2023
(DeepL Translator) “Hijos Míos, ¿Me amáis? ¿Me amáis más que vuestros hermanos de la tierra?
Si Me decís que sí, Yo sería feliz; si dudáis porque no estáis seguros de vosotros mismos, no seríais diferentes de Mis apóstoles antes de la venida del Espíritu Santo. Y, sin embargo, muchos de vosotros habéis recibido Mi Espíritu Santo, la 3ª Persona de la Santísima Trinidad: sois, por tanto, fuertes y valientes, emprendedores y confiados en la Gracia divina que no os faltará si la pedís.
(Estoy con vosotros…)
El Espíritu Santo presente en la tierra Conmigo en Mi Santa Humanidad, ¡y Mi Padre Celestial tan cerca de vosotros cada vez que os miraba! Después de Mi Ascensión, que fue la conclusión de Mi presencia física con Mis discípulos, la Santísima Trinidad no desapareció de Mi Santa Iglesia. Ella es Mi Esposa, y el Esposo no abandona a Su Esposa ni a Sus hijos. Por eso estoy con vosotros como os prometí:
“Y Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).
Estoy con vosotros de una manera tangible en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, la Sagrada Hostia es Mi Cuerpo, Mi Sangre, Mi Alma y Mi Divinidad, así como la Santa Sangre está en Mi cáliz a través de la Consagración en la Santa Misa. Mi Santo Cuerpo y Mi Santa Sangre están vivos, Yo soy este Dios único y Trino que, durante vuestro viaje terrenal, viene en Mi Persona humana y divina para llevaros Conmigo, animaros, santificaros y amaros.
(Quédate conmigo, Señor…)
Permaneced Conmigo, permaneced en Mí como Yo permanezco en vosotros, y Mi fiel servidor, a quien conocéis como Padre Pío, compuso esta hermosa oración:
‘Quédate conmigo, Señor’ (1).
Decidla a Mi vez, para que vosotros y Yo permanezcamos unidos en el mismo deseo de no separarnos. Yo os escucho y os oigo.
Queridos hijos, sois Míos y Yo soy Vuestro, os amo con toda la ternura de vuestro Dios. Cuando amamos, lo repetimos a menudo y el ser amado nunca se cansa de oírse amar. Repetídmelo todas las veces que podáis y Yo os lo repetiré otras tantas. Os amo totalmente, tan totalmente que no he guardado nada para Mí, os lo he dado todo: Mi Amor, Mi Vida, Mi Sufrimiento para arrancaros de las garras temibles de vuestro enemigo implacable, los demonios de todos los vicios.
(Asaltos del mundo demoníaco…)
Hoy, Mis queridísimos hijos, os enfrentáis a los peores asaltos del mundo demoníaco, que ataca a vuestros hijos desde la más tierna edad:
- Abortos.
- Perversidad.
- Apropiación indebida de su inocencia.
- Aniquilación de su inteligencia y enajenación psicológica.
Y son muchos los padres que aún ignoran la labor de socavación llevada a cabo por la llamada “Educación Nacional” en Europa y también, por desgracia, en Francia.
Este asalto demoníaco a la infancia ha sido predicho por muchos mensajeros del Cielo y por muchos profesionales del sector infantil.

Sed conscientes, Mis muy queridos hijos, de la formidable guerra psicológica y moral que se está librando contra vuestros hijos, que son presas tan delicadas e inocentes, y a quienes vosotros, como padres, deberíais proteger más de lo que lo hacéis. No en vano, actualmente la ley obliga a los niños a ir a la escuela a partir de los 3 años. Cuanto más pequeños son, más maleables son, y la perversión no espera años.
Son llevados de la mano por educadores que deben seguir un plan de estudios establecido, y muchos de ellos son ellos mismos desviados. Obedecen a un programa vergonzoso, transgresor y profundamente perturbador. No lo olvidéis, y soy Yo, vuestro Señor, quien os lo recuerda:
“Si alguien ofende a uno de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que le colgaran al cuello una de esas piedras de molino que hacen girar los asnos y que se lo tragaran en medio del mar” (Mt 18,6).
Esta instrucción inapropiada es infamia, y sólo el diablo es infame. Toda infamia procede de él y el mundo actual es presa del Infame. Hijos Míos, vosotros que sois padres y madres, proteged a vuestros hijos, educadlos en el buen camino, el de vuestro Señor, que os promete el Cielo al final de vuestra vida: vuestra vida se abrirá entonces a la verdadera Vida, la de vuestro Dios que os creó para la felicidad eterna, no para la desgracia eterna.
(Sed protectores de vuestros hijos…)
Sed sanos y santos y nunca os arrepentiréis. No será sin lucha en vuestra tierra, no, pero Yo también me he opuesto al mal, a la hipocresía, a la violencia y a la mentira.
Sed Conmigo protectores de vuestros hijos para que, después de vosotros, ellos también sean santos y, cuando crezcan, sean los protectores de los que vengan detrás.
Os quiero, os quiero, os quiero.
Id en paz y seguidme. Os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; que así sea.
Vuestro Señor y Protector.
- Oración del Padre Pío para después de la Comunión

¡QUÉDATE CONMIGO, SEÑOR!
¡QUÉDATE CONMIGO, SEÑOR! Porque es necesario tenerte presente para no olvidarte.
¡QUÉDATE CONMIGO, SEÑOR! Porque soy débil y necesito Tu fuerza para no caer tan a menudo.
¡QUÉDATE CONMIGO, SEÑOR! Porque Tú eres toda mi vida y sin Ti estoy sin fervor.
¡QUÉDATE CONMIGO, SEÑOR! Porque Tú eres mi luz y sin Ti estoy en tinieblas.
¡QUÉDATE CONMIGO, SEÑOR! Para que pueda oír Tu voz y seguirte.
!QUÉDATE CONMIGO, SEÑOR! Porque deseo amarte y estar siempre en Tu compañía.
!QUÉDATE CONMIGO, SEÑOR! Porque por pobre que sea mi alma, desea ser para Ti un lugar de consuelo, un nido de amor.
¡QUÉDATE CONMIGO, JESÚS! Porque se hace tarde y el día declina: la vida pasa, la muerte, el juicio y la eternidad se acercan. Temo la oscuridad, las tentaciones, las sequías, las cruces, las penas. ¡Oh, cuánto te necesito en esta noche de destierro! Que la Comunión eucarística sea la luz que disipe las tinieblas, la fuerza que me sostenga y la única alegría de mi corazón.
¡QUÉDATE CONMIGO, JESÚS! No pido consuelos divinos, pues no los merezco, pero el Don de tu Presencia, oh sí, lo pido.
¡QUÉDATE CONMIGO, JESÚS! Sólo a Ti busco, a Tu Amor, a Tu Gracia, a Tu Corazón, a Tu Espíritu, porque Te amo, y no pido otra recompensa que amarte más.
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."