¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 1 de octubre de 2023

(DeepL Translator)
“Mis queridos hijos, ¿qué es la Misericordia?
A menudo habéis oído hablar de ella, os decís que es indulgencia, tolerancia, perdón. Es algo así, pero es sobre todo una de las grandes virtudes divinas.
(Con Dios no se juega…)
Dios es misericordioso, perfectamente misericordioso. Ama a todos sus hijos, a todas sus criaturas, pero es infinitamente experimentado, lo sabe todo, lo ve todo, lo conoce todo, Su conocimiento es inmenso, Su inventiva es inmensa, lo sobrepasa todo. Por tanto, está perfectamente informado y, según el lenguaje común, “¡con Él no se juega!”
No, no nos burlamos de Dios, Su Ciencia nos sobrepasa, Su inteligencia nos sobrepasa, Su Sabiduría nos sobrepasa; cuando juzga, no se equivoca. Las cualidades de Dios son tan numerosas que nadie puede competir con Él. El diablo lo intentó y perdió.
Hijos Míos, la Divina Misericordia es un don que sólo Dios posee a la perfección. Él juzga con ella, Él ama con ella, Él actúa con ella, está presente en todo lo que hace, en todo lo que piensa, en todo lo que emprende, pero siempre va acompañada de todas sus otras virtudes. Por eso, queridos Míos, no os equivoquéis: la Bondad Divina es justa, la Misericordia Divina es justa, la Ternura Divina es delicada pero justa, la Justicia Divina se extiende por todas las virtudes divinas y está en tándem con Su Misericordia. La Misericordia sin la Justicia estaría mal, y la Justicia sin la Misericordia estaría desequilibrada.
(Misericordia y Justicia Divina…)
La Misericordia Divina ve las debilidades, no las disculpa, sino que las tiene en cuenta. La Justicia Divina ve las debilidades, no las excusa, sino que las tiene en cuenta. Estas dos virtudes divinas trabajan juntas porque están en el mismo terreno, ven y legislan. No se engañan en el sentido de que ambas son vigilantes y perfectas, sino que trabajan juntas en armonía. La Misericordia sin la Justicia sería excesiva, la Justicia sin la Misericordia sería excesiva. Ambas son necesarias para responder a la Bondad de Dios, a la Inteligencia de Dios, a la Omnipotencia de Dios.
(El Tribunal Divino…)
El Tribunal Divino, al final de vuestros días terrenales, será impresionante, algunos temblarán, otros tendrán miedo, otros querrán encogerse, pero no podrán, otros aún preferirían estar bajo tierra. Los buenos también estarán impresionados, sus faltas les parecerán tan grandes como la más amplia superficie, pero la Misericordia de Dios vendrá en su ayuda y serán consolados.
La Santísima Virgen María estará presente en este tribunal; no ocupará el asiento del Juez, pero Él la mirará a menudo para ver su sonrisa, su benevolencia, su dulzura maternal. La Misericordia Divina, después de consultar con la Justicia, vendrá al alma generosa y le concederá todo lo que se puede esperar del Amor Divino.
Hijos Míos, no esperéis que la Misericordia sea desconsiderada, laxa, que se extralimite en sus derechos, que desee la salvación del alma cuando no la merece. No, no, la Misericordia Divina es justa como la Justicia Divina es misericordiosa, y a pesar de este equilibrio perfecto, muchas almas se condenan.
(La hora de la verdad está en la tierra…)
Sí, tal es el destino final de tantas almas humanas que no creen en Dios o no quieren adherirse a Él, que lo ignoran o lo rechazan, que viene a ser lo mismo. La hora de la verdad NO es ante el tribunal divino, no, para entonces será demasiado tarde. La hora de la verdad está en la tierra, en vuestra vida cotidiana, en el ejercicio de vuestras virtudes o en el ejercicio contrario, el de vuestros defectos, vuestro egoísmo, vuestra pereza, vuestras ambiciones personales.
Sería un error confiar en la Misericordia de Dios ignorando Su Justicia, y sería un grave error vivir cada día que Dios os da en la tierra sin rendirle todos los honores que le son debidos.
(Los Diez Mandamientos…)
Dios, Yahvé, os ha dado Sus Diez Mandamientos, pero ¿quién sería capaz hoy de recitarlos de memoria? Repásalos, apréndelos, síguelos, estúdialos.
Hoy, en particular, se transgreden gravemente el 6º y el 9º Mandamientos: la propia sociedad fomenta el crimen, y pocos hombres y mujeres están exentos. He aquí una lista no exhaustiva de actos y prácticas que provocan la Ira Divina:
- Las uniones de hecho;
- La contracepción, medicada o medicalizada;
- El aborto, que es el asesinato de una vida querida por Dios;
- Las intervenciones médicas para suprimir la voluntad de Dios y su autoridad sobre la vida:
- MAP (procreación médicamente asistida),
- GPA (maternidad subrogada), la congelación del semen humano,
- Los trasplantes de órganos en vida que requieren la muerte del donante…
- Cuando Dios es y sigue siendo el Dueño de la vida y de la muerte.
- El respeto al cuerpo humano en la muerte se ve gravemente menoscabado por la extracción de órganos Y TAMBIÉN por la incineración del cuerpo del difunto.
(Cuántas almas van al infierno…)
¡Cuántos pecados graves, cuántas negaciones de la Autoridad Divina, cuántas profanaciones de la criatura, cuando he puesto tanto cuidado, tanta sabiduría, tanto amor en Mi creación!
Hijos Míos, sí, cuántas almas van al infierno porque han pisoteado Mis Mandamientos, que son diez, mientras que la suma total de las leyes de los Estados sigue haciéndose cada vez más pesada, hasta llegar a una ignorancia inculpable por parte del ciudadano.
Mi Justicia y Mi Misericordia son los dos pilares del Tribunal Divino y cuando, en la tierra, los hombres celebran Mi Misericordia, deben celebrar también Mi Justicia. La una sin la otra estaría coja, y la Perfección divina no conoce imperfección.
Yo os bendigo, Mis queridísimos Hijos, arrepentíos, retomad el camino que os lleva al Cielo y que se basa en cada uno de Mis Diez Mandamientos.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
Vuestro Dios, el Más Justo y el Más Misericordioso.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."