¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 16 de noviembre de 2022
§1: Yo os he elegido y vosotros habéis respondido a Mi llamada
§2: Habéis olvidado Mis palabras
§3: ¿Qué quiere el mundo?
§4: Sacerdotes volved a Mí, a la santidad de vuestra elección

§1
“Mis queridos Amigos y Siervos, Yo estoy con vosotros y os amo. Yo os he elegido y vosotros habéis respondido a Mi llamada. Me habéis dicho, o deberíais haberme dicho: “Ad sum”, porque así Me habríais respondido si hubierais sido ordenados en el rito latino de la Tradición secular. Pero lo dijiste en vuestra lengua, la de vuestro país.
Lo importante no está ahí, Me respondisteis “Aquí estoy” y fuisteis ordenados, prometiendo obediencia y fidelidad a vuestro obispo y a la jerarquía eclesiástica, que también debe ser sumisa y totalmente entregada al crecimiento de Mi Esposa, la Santa Iglesia Católica, ella misma totalmente entregada y sumisa a Su Esposo, Cristo y Señor Jesús.
Sí, Mis queridos Amigos y Siervos, vosotros Me habéis prometido obediencia y sumisión, Me habéis prometido guardar las ovejas de Mi rebaño, sois Mis ayudantes, Mis delegados, Mis representantes, y si algunos de vosotros Me sois lo más fieles posible, desgraciadamente muchos otros han dejado Mi servicio para volverse a las fábulas:
“Porque vendrá un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que, al capricho de sus pasiones y con comezón de oír, se darán maestros en cantidad y apartarán sus oídos de la verdad para volverse a las fábulas.”

Y luego: “En cuanto a ti, cuídate en todo, soporta la prueba, cumple con tu trabajo de predicador del Evangelio, desempeña tu ministerio a la perfección.” (2 Tim 4, 3-5).
§2
Amigos Míos, Hermanos Míos, ¿por qué queréis embrutecer a aquellos de vuestro rebaño que desean permanecer fieles a la enseñanza de la Santa Iglesia, que ha dado un nuevo rostro a Europa, que se ha hecho cristiana, al Oriente cristiano, al mundo cristiano?
Si esta enseñanza era errónea y la corregisteis abriendo la Iglesia al mundo, habéis olvidado Mis palabras:
“Si el mundo os odia, sabed que a Mí me odió antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo que hay de bueno en vosotros; pero porque no sois del mundo, puesto que Mi elección os ha sacado del mundo, el mundo os odia” (Jn 15, 18-19).
§3

El Concilio Vaticano II quiso abrir la Iglesia al mundo y, naturalmente, fue el mundo el que invadió la Iglesia, y no al revés.
¿Qué quiere el mundo?
Es enemigo de Jesucristo y, como en el momento de la crucifixión del Hombre-Dios, quiere la destrucción de la Santa Iglesia Católica. Releamos la encíclica del Papa León XIII sobre la masonería, Humanum Genus, 20 de abril de 1884.
¿Qué vemos hoy?
La realización de todas las advertencias del Soberano Pontífice (Papa León XIII).

Papa Pablo VI: “…Se diría que de alguna misteriosa, no, no es misteriosa, de alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios. Hay duda, hay incertidumbre, hay malestar, hay insatisfacción, hay confrontación (escribe el Papa, estremecido). Ya no se confía en la Iglesia. Uno se fía del primer profeta profano que viene a hablarnos desde algún periódico. A correr detrás de él y preguntarle si tiene la fórmula de la vida verdadera. La duda ha entrado, repito, en nuestra conciencia. Y ha entrado por ventanas que debían estar abiertas a la luz: ¡la ciencia! … Se creía que después del Concilio llegaría un día soleado para la historia de la Iglesia. En cambio, lo que vino fue un día de nubes, de tormenta, de oscuridad, de búsqueda, de incertidumbre… Tratamos de cavar abismos en lugar de llenarlos…”
La Santa Iglesia, invadida por el espíritu del mundo como pretendía el Concilio, ya no es un baluarte sobrenatural contra la obra del demonio, y poco a poco vemos a muchos eclesiásticos de alto rango caer en sus redes: su caída en pecados infames que desacreditan a la institución y alejan de ella a sus hijos.
Su abandono de la santidad de los ritos les lleva a trivializar la santidad de su oficio y la Santa Iglesia en sus representantes muere y se arruina.
§4
Amigos Míos, Hermanos Míos, Siervos Míos, volved a Mí, a la santidad de vuestra elección, a la santidad de vuestra conducta, a la santidad de vuestro apostolado.

- La Santa Iglesia no puede morir, pero puede ser destruida y perder sus ovejas a causa de la mala conducta de los clérigos.
- El papel de Mis sacerdotes es conducir a Mis fieles a la santidad, al espíritu de fe, a la altura de la catolicidad, no a la bajeza del mundo y del pecado.
La moralidad en el matrimonio es burlada; los descubrimientos médicos, comenzando por la contracepción y avanzando hacia el transhumanismo, deben ser denunciados. El aborto es un crimen, un asesinato, y la humanidad, que, por egoísmo, mata a sus hijos, impide la procreación y se dedica a todo tipo de tráfico genético, es presa del diablo. Éste la persigue, la degrada, la aplasta mientras le hace creer que crece y se hace dueña de sí misma.
Hermanos Míos, amigos Míos, volved a la fe de vuestros antepasados, a las leyes del pasado respetadas por los fieles católicos cuya moral era virtuosa y valiente, a la enseñanza de la moral y de la fe en vuestra predicación, al respeto de los Diez Mandamientos de Dios.
La Ley de Dios no cambia, pero los hombres cambian y se apartan de ella, y vuestro papel es mantenerlos en la virtud: las virtudes teologales primero, luego las cardinales y morales, y vuestra vida ejemplar debe ser para ellos la prueba de la verdad de vuestra enseñanza.
“Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué la saláis? No sirve más que para ser echada fuera y pisoteada por la gente” (Mt 5,13).

Meditad esta frase y tomadla a pecho. Sí, no seáis de los que son pisoteados por la gente, de los que ya no son respetados ni seguidos.
Sed imitadores Míos, Yo he trabajado mucho, no he sido perezoso, he cumplido Mi Misión.
¡SeguidMe, no os demoréis más!
Os bendigo, Mis queridos Amigos, Hermanos y Siervos, os necesito.
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, así sea.
Vuestro divino Maestro y Amigo.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."