¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – Martes 3 de enero de 2023
(La Encarnación, la Pasión, la Cruz, la Redención…)
(DeepL Translator) “Mis muy queridos hijos, Mis amados, Mi alma entró en Mi cuerpo incluso antes de que se formara. Normalmente el alma entra en cuanto dos gametos se fusionan, pero, en el caso de Mi Madre, sólo la suya recibió la gracia de desarrollarse. Por eso Mi cuerpo vino sólo de Mi Madre, sin ninguna adición u otro coadyuvante. Soy Hijo de Mi Madre terrena y de Mi Padre celestial por la acción celestial del Espíritu Santo, que vivifica y es vivificante. Es Él, el Espíritu Santo, quien da la vida, Dios es Creador y Dios Trinidad es Todo en todos. Cada Persona de la Santísima Trinidad es autónoma, pero está absolutamente unida a las otras Personas. Por eso el Padre es Padre y el Espíritu es Amor y da vida. El Hijo es el Verbo de Dios y posee en sí todas las cualidades y virtudes divinas, tanto las del Padre como las del Espíritu Santo, porque Dios es Uno.
(La filiación divina es sólo del hombre…)
Mi santísima Madre fue elegida para ser la Madre de Jesucristo, Dios; el Amor divino la acogió en su Amor y siempre quiso ser fiel al Autor de sus días. Dios Padre es Mi Padre, el Padre de Jesucristo, es el Padre de todo lo que vive porque es el Autor, pero sólo los hombres han recibido, por gracia divina, la grandeza de la filiación divina que será su dignidad eterna y su felicidad inconmensurable.
La dignidad de ser hijo de Dios es una gracia excepcional, pero la mayoría de los hombres, a causa del pecado original, no son conscientes de ello. Se comportan como seres vivos seguros de sí mismos, creyendo en lo que ven, en lo que soportan y en lo que experimentan. El mundo que viene después de la vida terrena les parece irreal, cercano pero lejano al mismo tiempo.
(La Iglesia Católica es ‘Santa’ por la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía…)
El papel de la Santa Iglesia es necesario, es primordial, porque no cesa de recordar al hombre de dónde viene, adónde va y cuál es el único camino que debe tomar. Pero tantos hombres la escuchan sólo a medias, o sólo durante el tiempo que están en la iglesia. Vuelven a sus casas, contentos de haber cumplido con su deber religioso, pero demasiado ocupados con su vida material para preocuparse de ello durante mucho tiempo. Y así es como muchos fieles pierden lo esencial, que es poner al Señor Jesucristo en primer lugar en todas sus acciones.
(El Santo Sacrificio de la Santa Misa…)
Por eso Yo, Jesucristo, vuelvo cada año en Navidad, y la fiesta de la Natividad es un nacimiento real tanto en el tiempo como en la eternidad, porque todo acto de Dios es eterno. La Pasión y la Cruz en la que redimí todos los pecados de todos los hombres, estos acontecimientos en el tiempo son acontecimientos eternos porque eternamente llevo en Mí todo el tiempo. Por eso el Santo Sacrificio de la Santa Misa es el Santo Sacrificio de la Cruz; es la Redención que se renueva para cada hombre en cada Misa.
(La Consagración y la Santa Comunión: Jesús en la Cruz…)
Pensad a menudo en esta verdad inalterable, en Mi presencia en la Cruz durante la consagración y, durante la Santa Comunión, comulgad en este Santo Sacrificio con dolor, respeto y gran gratitud por este Don eterno y perpetuo.
Que Dios os bendiga, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y os acoja en Su Paraíso al final de vuestros días.
Vuestro Divino Maestro.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."