¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 25 de agosto de 2023

“Hijos Míos, muchos de vosotros habéis hecho la pregunta sobre las virtudes y los vicios, y también sobre el futuro. Sí, el mundo de hoy tiende a los vicios y, por lo tanto, debéis tener mucho cuidado. La sociedad actual os lleva, si no tenéis cuidado, a ser licenciosos, irreverentes, y estas características os hacen perder toda moderación y corrección. […] Los vicios son lo contrario; hay pecados espirituales y pecados carnales. De nuevo según el catecismo, esta es su lista:
Hay 7 pecados capitales, fuente de muchas faltas: Soberbia; Avaricia; Envidia; Ira; Impureza; Gula; Pereza
Hay 4 pecados que claman venganza al Cielo:
- El homicidio doloso (el aborto, que el Estado quiere consagrar en su Constitución, es homicidio doloso)
- La impureza contra natura (muy popular en vuestra sociedad inmoral)
- La opresión de los pobres y huérfanos
- La retención injusta del salario de los trabajadores
Hay 6 pecados contra el Espíritu Santo:
- Desesperar de la gracia de Dios y de la salvación del alma
- Pretender salvarse sin virtud ni buenas obras
- Combatir las verdades conocidas de la fe
- Envidiar la virtud del prójimo
- Obstinarse en el pecado
- Querer vivir y morir en la impenitencia
Que Dios os preserve de estos muchos pecados.
El hombre es pecador y el sacramento de la penitencia es necesario para librarse de sus faltas y adquirir la santidad necesaria para entrar en el Cielo.
Arrepiéntete, confiésate y, por tu felicidad, ¡sé santo!
Yo era respetado por Mis discípulos y no dudaba en sermonearles cuando eran demasiado humanos o no tenían un pensamiento suficientemente elevado. Así, no dudé en decir a Pedro, cuando se oponía a la perspectiva de Mi Pasión: “Apártate de Mí, Satanás, que Me estorbas: tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. (Mt 16, 23).
(Os perseguirán…)
Así que, hijos Míos, cuando llegue vuestra Pasión, pues llegará, estad tan deseosos como Yo de redimir almas. Sí, a través de vuestros sufrimientos, a través de las pruebas que soportaréis, sed como Yo, vuestro Maestro, deseosos de tomar parte en la Redención de las almas, porque todos tendréis vuestra pequeña parte que ganar con Mi Cruz. El siervo no está por encima del Maestro y “si a Mí me han perseguido los hombres, también a vosotros os perseguirán” (Jn 15,10).
(Estáis en los últimos días de paz…)
Mis queridos hijos, vosotros en Occidente estáis en los últimos días de paz, y vuestro dulce estilo de vida está llegando a su fin. La guerra se acerca a vosotros, sí, pero no la temáis. Los hombres se levantarán contra vosotros, aprovechando la inestabilidad mundial, y se instalarán en vuestros órganos civiles de decisión. No serán de vuestra educación, no serán de vuestra religión, pisarán todo lo que es vuestra referencia y seréis perseguidos. Sí, este tiempo está a vuestra puerta, ya os lo he anunciado y os lo anuncio de nuevo.
La apostasía de vuestro pueblo será la causa, pues la religión es como todo: el demonio se apresura a llenar el vacío. Ya no encontraréis iglesias abiertas, salvo unos pocos, estaréis privados de la Sagrada Eucaristía, salvo unos pocos de vosotros. Pero rezad, porque sólo os necesitáis a vosotros mismos para rezar. Yo escucharé vuestras oraciones y os daré la fuerza y la perseverancia para no desfallecer, para permanecer fieles a Mí.
(Cuando os persigan …)
Sois Mis hijos, Mis queridos, y si caéis en las redes de los que os perseguirán, sed mansos, sed serenos, sed como vuestro Maestro y Señor ante Pilatos. Sorprendí al gobernador romano con Mi rectitud, Mi serenidad y la claridad de Mis palabras. Me vio cubierto de heridas y no me quejé ni me rebelé. Si os encontráis atrapados, y algunos de vosotros lo estaréis, seréis alentados por Mis Ángeles. Vuestro Ángel de la Guarda os ayudará a decir lo necesario, nada más, pero nada menos. Vuestro Ángel de la Guarda no os abandonará y estad seguros de su presencia.
(Como los mártires de los primeros siglos…)

En las cárceles romanas, en la época de los mártires, tantos cristianos fueron heroicos porque se dejaron guiar por su Ángel de la Guarda. Algunos se salvaron milagrosamente, otros perecieron, pero Dios los acogió a todos en su morada divina. Ahora son los más felices de los santos, no se arrepienten de nada, y estarán con vosotros, animándoos a ser como ellos: gentiles, resistentes e inquebrantables en su fidelidad a Dios.
Muchos de vosotros Me habéis preguntado por los acontecimientos que precederán a la tan esperada renovación, y aquí os revelo un aspecto de ellos, aunque el futuro es secreto de Dios, y Él sólo revela lo que ha decidido revelar.
Os bendigo, Mis queridísimos hijos, y esta bendición es muy preciosa porque trae las gracias y penitencias tan necesarias para ascender a lo alto del Cielo en Mi presencia.
Os bendigo y os arrodilláis porque esta bendición es especial para este tiempo que se avecina: en el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; así sea.
Vuestro Señor y Redentor.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."