¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Importante, leer todo…) Anno Domini 2020, 19 de mayo
No detendré Mi Ira
(DeepL Translator) “Miro a Mis hijos, los hombres bautizados de la tierra, y miro también a los otros, a los que no Me conocen o a los que no les interesa. Estos no Me conocen y no toman el camino correcto, el de la Redención. Los otros, los que no saben, también están en gran peligro porque carecen de los medios para salvarse.
He venido a la tierra para salvar a todos los hombres, pero sólo se salvarán los que lo deseen. La Redención es una obra divina, pero requiere la contribución de los seres humanos. Los hombres no se salvan a pesar suyo; se salvan si lo desean y se esfuerzan por conseguirlo.
Dios es infinitamente bueno, infinitamente poderoso e infinitamente misericordioso, pero los hombres de la llamada Iglesia conciliar aseguran que todos los hombres, sean quienes sean, están incluidos en la Redención. No, hijos Míos, y muchas veces he llorado por esto durante Mi vida terrena. La gracia de la Redención se derrama sólo sobre aquellos que quieren participar en ella. La Redención es una gracia y se concede cuando se reza por ella.
He dicho en la tierra que Dios responde a las oraciones y ésta es una verdad de todos los tiempos. Hay que rezar para obtenerla, a veces hay que rogar y volver a rogar. Dios es infinitamente bueno, infinitamente misericordioso y todas Sus virtudes están en armonía entre sí. Su Justicia es una virtud, Su Mansedumbre es una virtud, incluso Su Ira es una virtud. Es controlada, paciente y lenta para vengar Su Honor y Majestad. La Ira Divina está ahora en acción, comenzó con el confinamiento de la humanidad y continuará con la falta de libertad y una drástica caída de la economía mundial.
Yo soy el Señor, el Altísimo, y he deseado con gran paciencia que Mis hijos, Mis bautizados y los que serán bautizados, respeten Mi doctrina y los preceptos de la Santa Iglesia Católica. El aborto es el gran genocidio humano de principios del siglo XXI. Las manipulaciones que se hacen a las mujeres para tener o no tener hijos se están convirtiendo en la norma y son también grandes desviaciones de la moral católica. Que los médicos las propongan es su responsabilidad, que los hombres y las mujeres las acepten es la suya. La responsabilidad de engendrar es una colaboración plena, completa y consentida en la obra de multiplicar la especie humana y si sobran personas, como aseguran los llamados especialistas en la obra divina de multiplicar la especie humana, yo soy el mejor especialista y esta obra es Mía.
Que los hombres decidan lo contrario no les da derecho a impedir la procreación o a provocarla artificialmente. La generación es una exclusividad divina y es permaneciendo fiel a la ley divina como se supone, que esta obra debe realizarse correctamente. No permitiré la intromisión de los hombres ni su transgresión de esta prerrogativa divina.
Por lo tanto, en virtud de Mi título de Rey y Señor Todopoderoso, he decidido que el tiempo de la paciencia ha pasado y el tiempo de la Ira ha llegado. Os doy, hijos Míos, la gracia de arrepentiros y de volver a la sumisión a la ley divina, pero no detendré Mi Ira.
Permanezco con vosotros y os concederé Mi Divina Providencia, es decir, cuidaré de cada uno de vosotros, pero debéis venir a orar y a suplicarme. Entrad en las iglesias y venid a arrodillaros ante el Santísimo Sacramento. Orad, pedid Mi protección porque los tiempos que se avecinan, y que ya han comenzado, serán duros, angustiosos y a veces incluso repulsivos. Así serán los tiempos que se avecinan, pero es por el miedo y el temor por lo que vendréis a las iglesias. Allí os espero y seréis consolados.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."