¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Importante, leer todo…) Anno Domini 2020, domingo 31 de mayo
¿De dónde viene el mal? No sigáis lo que os parece fácil. Es una trampa
(DeepL Translator) “Yo soy el Altísimo, el Siempre Vivo. En el Cielo, la vida es excepcional. Es vida, plenamente, intensamente, y la compañía de otros Santos es un placer perfecto. Los Santos se ven, se alegran de participar en actividades similares, de medirse en la realización de las tareas que Dios les confía, y este intercambio es siempre amistoso y para el mayor bien de la realización. Su benevolencia es siempre adquirida para con los demás y su caridad perfecta y ejemplar.
Las cualidades de su vida en la tierra se han convertido en virtudes; aplicarlas a la perfección es obvio para ellos. Las virtudes de su naturaleza humana siguen siendo su característica, pero ejercen todas las virtudes, ninguna de las cuales les falta. La virtud de la bondad, por ejemplo, pide su aplicación a la virtud de la facilidad y es, por tanto, ligera, real y discreta. Cuando un Santo necesita ayuda para llevar a cabo una responsabilidad, todos los demás están disponibles para apoyarle y animarle. Si es responsable y autosuficiente, acudirá a otro si lo necesita. De este modo, ningún Santo se ve abrumado por una tarea importante, ni abandona lo que ha emprendido.
En el Cielo, morada de Dios, la alabanza es permanente, y es deseada por todos los hijos de Dios que admiran, contemplan y participan en Su Acción. Los santos participan en la obra de la creación divina, al igual que los ángeles, que tienen funciones diferentes y muy particulares.
Los ángeles son mensajeros de Dios, como el Arcángel Gabriel, encargado de anunciar la venida del Mesías a la Santísima Virgen María, o el Arcángel Rafael, encargado de curar y guiar a los hijos de Dios. Así guió a Tobías y a muchos otros cuya historia no se cuenta. El Arcángel Miguel tiene un papel muy especial en la defensa personal de Su Divina Majestad. Se ha aparecido en el Monte Saint-Michel y en Italia en el Monte Gargano. Suele elegir las alturas porque es el defensor de Su Divina Majestad, Dios, cuya grandeza y soberanía son incuestionables.
Otros ángeles son defensores, propagadores o receptores, todos ellos con un papel asignado por Dios en su estado. Así, un ángel será el del recogimiento, otro el de la expresión, otro el de la exhortación… Cada ángel posee una virtud divina como naturaleza propia, es por ella que vive, es él.
Lucifer había recibido la virtud de la creatividad; cuando tuvo que reconocer que esta virtud le venía de Dios y no de sí mismo, se rebeló; Dios no le quitó su personalidad, pero le apartó de Él. Así, Lucifer quiso apoderarse de los bienes de los que pretendía ser el autor, cuando sólo había sido el ejecutor, cualificado ciertamente, pero no el creador. Había participado como ejecutor en la creación de la tierra y estaba extremadamente orgulloso de su logro. Era hermosa, rica y exuberante, y los seres vivos parecían tan felices de que él la hiciera suya como amo y señor.
Dios, que le había confiado este logro porque le había dado la cualidad, se reservó la creación de Adán y Eva en su gracia y dignidad. Cuando Lucifer comprendió que la naturaleza humana iba a ser portadora de la Palabra divina y que él no tendría parte en ella, pues esta obra era divina y ya no meramente humana, se sintió conmovido en su propia naturaleza, la creatividad; tanto por despecho como por orgullo, resolvió no participar en la obra divina y suspendió su creatividad. Pronunció entonces su “Non Serviam [1]” y el Arcángel Miguel defendió el honor de Dios expulsándole de su presencia. La batalla que tuvo lugar en el mundo invisible fue terrible y cruel; siendo eternos los ángeles y los que se convirtieron en demonios tras su líder rebelde, hubo heridas místicas e incompatibilidades eternas. San Miguel, líder de la cohorte angélica, ganó su caso y Lucifer y su banda fueron eternamente rechazados de la Morada divina.
Así, amargados, rebeldes y perpetuamente odiosos, Lucifer y sus demonios, procedentes de todos los coros de los ángeles, establecieron su territorio en los infiernos; pero este lugar abominable les era inhóspito incluso a ellos y preferían rondar los lugares bellos y equilibrados de la tierra. Provocaron la caída de la humanidad y, con ella, la de toda la superficie del globo.
Dios le dejó sólo una soberanía controlada, y así el mal es utilizado para la santificación de los santos y la pérdida de los que no quieren a Dios. El nombre del diablo que Jesucristo llama “Príncipe de este mundo” es su soberanía sobre todos los que le siguen matando, mintiendo, corrompiendo, robando y fornicando. Estos grandes pecados atraen al infierno a los hombres que los cometen, pero atraen al cielo a los que perdonan.
Jesucristo dio ejemplo de ello en la cruz, cuando pidió perdón a su Padre por los que le habían maltratado y crucificado, diciendo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Unos no sabían, otros un poco, pero Dios, el único Juez de los corazones y de las obras, haría la balanza.
Así cayó la tierra bajo el yugo de los demonios y así permanecerá hasta el fin del mundo. El infierno se cerrará sobre los ángeles y las almas malvadas y Dios no los conocerá más. Serán olvidados, por la eternidad, es decir, sin fin ni término.
Hijos míos, no sigáis lo que os parece fácil. Es una trampa, pues habéis nacido con el pecado original, la mancha de la culpa de Adán y Eva, y todo lo que os resulta fácil es un señuelo. Si os gusta trabajar, hacedlo por la gloria de Dios, no por placer personal. Si amáis la comida, tomadla para vuestro sustento, no por el señuelo de la gula. Si os atraen las mujeres o los hombres, según seas varón o mujer, casados y asumid la responsabilidad de fundar una familia cuyos hijos educarais como católicos fervientes y educados. Si amáis esto o aquello, preguntaos siempre si es para honrar a Dios o para vuestra propia satisfacción personal. Si sois pobres, no envidiéis a los ricos, y si sois ricos, ayudad a los pobres, porque todos sois criaturas y seres queridos de Dios.
Hijos míos, Yo soy Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, la Santísima Trinidad, y os espero a todos en el Cielo después de vuestro paso por la tierra. Venid a Mí y sabed que existo, os vigilo y os espero.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."