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Esfuérzate en leer todo sin prisa... la curiosidad no te salvará de los acontecimientos que devastarán a nuestro planeta... no habrá internet... prepàrate: oración y Santo Rosario cada día, Confesión, Comunión, obediencia a los 10 Mandamientos... ¡Fe, no miedo! ¡Salva tu alma!

Debéis estar preparados para las calamidades que vendrán

Os necesito como vosotros Me necesitáis; sin Mí estaréis solos y eso será peligroso para vosotros. Conmigo, el peligro será menor porque Mi Providencia no os dejará solos... Si sois fieles a Mi en la oración constante de pensamiento y de palabra, Yo estaré siempre con vosotros y os aliviaré de vuestras dificultades

13 de diciembre de 2021 - Debéis estar preparados para las calamidades que vendrán

(DeepL Translator) Cuando hablo al mundo, pocos me leen, pocos me escuchan. Y, sin embargo, no soy difícil de comprender. Anuncio ciertos acontecimientos, les digo cómo actuar o cómo reaccionar, pero Mis hijos no Me escuchan realmente. Son sordos o se encierran en el qué dirán y no se atreven a ir a Mi escuela. ¿Quién de vosotros ha tomado recientemente la Comunión en sus manos? ¿Quién de vosotros ha ido a inocularse igualmente? ¿Quiénes de vosotros recitáis regularmente la Consagración de la humanidad al Sagrado Corazón (1), como os he pedido? Necesito vuestras oraciones, sobre todo aquellas que Me agradan y a las que quiero responder.

Hijos míos, sed dóciles, no dejéis que vuestra vida cotidiana, vuestros hábitos humanos que con demasiada frecuencia tienen prioridad sobre vuestra conversión. Todos tenéis necesidad de convertiros porque la mayoría de vosotros no sois todavía santos. Quiero que seáis santos porque entonces podréis vivir bien en los días venideros. Debéis uniros al Ejército de María, a la Milicia de Jesucristo, debéis estar preparados para las calamidades que vendrán antes de lo que pensáis. Vuestra alma debe estar preparada y debéis prepararla con la oración, con el rezo diario del Rosario como Mi Madre os pidió que hicierais en Fátima.

La oración es unión con Dios, es mostrar vuestros sentimientos filiales a vuestro Padre celestial, es también pedirle Su ayuda, porque el hombre no puede vivir independientemente de Él. Hijos míos, esta Navidad será especial, porque será dulce y la tierra aún no estará asolada. Cuando comiencen las dificultades, mantenedme en vuestro corazón, en vuestra alma, y debéis practicar esto. Rezadme, amadme, guardadme en vosotros, no escatiméis en ponerme en el primer lugar de vuestra casa. No os olvidéis de rezarme, de darme gracias por la mañana, por la noche, antes y después de las comidas, del estudio y del trabajo. Rezándome en todo momento estaré en medio de vosotros, en vuestras casas, en la oficina, en las obras, en todas vuestras obligaciones profesionales.

El amor es un intercambio, pero en cuanto la relación se vuelve unilateral, se pierde. Os necesito como vosotros Me necesitáis; sin Mí estaréis solos y eso será peligroso para vosotros. Conmigo, el peligro será menor porque Mi Providencia no os dejará solos.

Cuando recéis con regularidad, estaréis seguro de vosotros mismo y tendréis razón en estarlo. Que Dios sea bendecido e incluso agradecido por todo lo que permite. Lo que permite, siempre lo hace para un bien, como cuando se excava un terreno para poner los cimientos de una casa nueva. Se raspa, se arranca y se cava, y luego viene la construcción o la reconstrucción. Así es como trabaja Dios: Permite que el diablo ande por ahí, dañando y destruyendo, y luego, cuando se ha llenado el vacío, Yo lo evacúo, al ángel maligno, y redecoro a Mi manera. Esto es lo que haré y el comienzo del dolor es inminente.

Así que oren, hijos Míos, sean firmes en su fe, en su confianza en Dios y no temerán nada. Yo os guiaré, saldré a vuestro encuentro como hice con los hebreos al salir de Egipto, columna de nube de día y columna de fuego de noche (Ex 13,22). Si sois fieles a Mi en la oración constante de pensamiento y de palabra, Yo estaré siempre con vosotros y os aliviaré de vuestras dificultades.

La paz sea con vosotros. Os bendigo y os amo.”

Papa León XIII: Consagración diaria al Sagrado Corazón de Jesús.

Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, míranos humildemente postrados ante tu altar. Somos tuyos, y tuyos queremos ser; pero, para estar más seguramente unidos a Ti, he aquí que cada uno de nosotros se consagra hoy libremente a tu Sacratísimo Corazón. Muchos, en efecto, nunca te han conocido; muchos también, despreciando tus preceptos, te han rechazado. Apiádate de todos ellos, Jesús misericordioso, y atráelos a tu sagrado Corazón. Sé Rey, Señor, no sólo de los fieles que nunca te han abandonado, sino también de los hijos pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa de tu Padre para que no mueran de miseria y de hambre. Sé Tú Rey de los que se engañan con opiniones erróneas, o a los que la discordia mantiene alejados, y llámalos de nuevo al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que haya un solo rebaño y un solo Pastor. Sé el Rey de todos los que todavía están envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo, y no te niegues a atraerlos a la luz y al reino de Dios. Vuelve tus ojos de misericordia hacia los hijos de la raza, que en otro tiempo fueron tu pueblo elegido: desde antaño hicieron descender sobre ellos la Sangre del Salvador; que ahora descienda sobre ellos una fuente de redención y de vida. Concede, Señor, a tu Iglesia la seguridad de la libertad y la inmunidad de los daños; da la paz y el orden a todas las naciones, y haz que la tierra resuene de polo a polo con un solo grito: "Alabado sea el Corazón divino que obró nuestra salvación; a él sea la gloria y el honor por siempre". Amén.

Fuente: srbeghe.blog