21 de mayo 2021 - Órdenes ilegítimas
(DeepL Translator) “En poco tiempo, la tragedia caerá sobre los hombres, y en poco tiempo sabrán que Dios es su Amo y Señor. Ese tiempo está cerca y Mi pueblo lo presiente. Se dan cuenta de que los tiempos no son buenos, que su libertad está controlada, que sus familias están bajo presión y no se sienten seguros. Les gustaría que volviera cierta despreocupación que la pandemia, o como se llame, ha sofocado, y se dan cuenta de que la vida cristiana está desapareciendo porque se ha frenado a los sacerdotes en su ministerio y se ha alejado a los fieles de la casa de Dios, lugar de respeto y devoción a Él.
Tendrán que arrepentirse ante Dios y ante sus fieles por haberlos abandonado durante estas semanas de encierro, mientras que otros sacerdotes se han movilizado para no abandonar a sus rebaños. Esta diferencia de actitud entre los sacerdotes es notable y, como en el tiempo de las revoluciones, algunos sacerdotes permanecieron junto a sus fieles, otros no.
Y vosotros, hijos míos, ¿habéis permanecido cerca de vuestro Dios durante estas semanas y meses de aislamiento? ¿Le habéis visitado en vuestros momentos de libertad? ¿Le habéis rezado para que os ayude en vuestros deberes de estado: vuestra vida familiar, profesional y otras responsabilidades? ¿O le has guardado en el armario para esperar días mejores?
El Señor Jesús conoce las almas y los corazones de todos, y si le has olvidado un poco durante estos días, semanas y meses de encierro, ya es hora de que te levantes y vuelvas a Él. El Señor Jesús es tan necesario en tu vida diaria que debes incluirlo en todas tus tareas. Él te ama y sólo pide tu amor a cambio.
Amar es intercambio, presencia, consejo, consuelo, luz y descanso. Amar es entregarse a quien amas, y cuanto más amas de verdad, más das de ti mismo. Jesús, el Amo del mundo, se entregó a este mundo para su Redención, ¿y qué recibe a cambio? Muchas iglesias cerradas, menos personas que asisten a los servicios a causa de órdenes inadecuadas para reducir el número, cuando las iglesias, la Casa de Dios, deberían haber estado a rebosar y el Señor, el Salvador del mundo, es el médico por excelencia para los corazones, los cuerpos y las almas.
Hijos míos, ¡no os dejéis sorprender por órdenes ilegítimas! Id a llenar las iglesias, pues es allí, con Dios, vuestro Maestro y vuestro Padre, donde encontraréis alivio.
Dios bendice a los que acuden a Él, y si a veces un fiel u otro es reprendido por su presencia en una iglesia, que sepa que Dios lo aprueba, se complace en él y su recompensa será grande en el Cielo.
No tengáis miedo, Dios está por encima de las leyes humanas, Sus leyes superan las leyes inicuas de los hombres, y los mártires de los primeros siglos las desafiaron con valor, perseverancia y fe. Como dijo Mi Santísima Madre a Bernadette de Lourdes: "No os prometo la felicidad en este mundo, sino en el otro", sed pues fervientes, valientes y fieles.
Os bendigo, Mis queridísimos hijos, y os amo.”
Fuente: srbeghe.blog