¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Marzo 04 2019
Llamado de Jesús de La Misericordia a Su pueblo fiel.
Mensaje A Enoch.
Yo soy vuestra felicidad, Yo soy vuestro tesoro
“Hijos míos, mi Paz sea con vosotros y la Luz y Sabiduría de mi Santo Espíritu, os acompañe siempre.
Servirme a Mí, es el mayor tesoro que todo mortal debe buscar; la vida Hijos míos, es entrega, amor y servicio, y ante todo obediencia y confianza en Dios. La mayor felicidad está en dar y servir, con amor y entrega a vuestros hermanos. La felicidad no la da lo material, la felicidad es espiritual, es gracia de Dios que sólo viene a vosotros, cuando estáis unidos a Él y le servís a través de vuestros hermanos. La felicidad es Amor y Servicio; teme a Dios, cumple sus Preceptos, ama y sirve a tu hermano y hallarás el tesoro de la Sabiduría y la Felicidad.
Hijos míos, el principio de la Sabiduría es el temor a Dios; temer a Dios, es cumplir sus Preceptos y hacer su voluntad. La vida del hombre es una constante búsqueda de la Sabiduría y la Felicidad; muchos piensan que estas gracias las da el dinero y las cosas materiales y toda su vida se dedican a lograr este objetivo, sin poder alcanzarlo; a muchos los sorprende la vejez y la enfermedad, buscando este tesoro y todo cuanto han acumulado en su vida lo ven irse por una calamidad imprevista o una enfermedad prolongada. He visto a muchos reyes bajo el sol, tristes y amargados aun siendo dueños de muchas riquezas; he visto también al pobre que escasamente tiene para comer y vivir, pero está con Dios y confía en El; comparte lo poco que tiene con su hermano y a pesar de su pobreza, lo he visto alegre y sonriendo.
Que contrastes hay en la vida, hay unos que lo tienen todo y viven tristes, no disfrutan lo que tienen; hay otros carentes de todo, pero confían en Dios y le sirven y son alegres. La felicidad no la da la riqueza material, la felicidad se halla en el temor a Dios, en el amor y servicio a vuestros hermanos; la felicidad es hacer la voluntad de Dios. Yo soy vuestra felicidad, Yo soy vuestro tesoro, quien me encuentre, hallará el Gozo de la Vida Eterna. Vuestro tesoro que soy Yo, está dentro de vosotros, para encontrarme debéis amar y servir y ante todo cumplir mis Preceptos y hacer mi Voluntad. El amor, el servicio a vuestros hermanos y el temor a Dios, son las llaves que abren la puerta de la Felicidad y la Sabiduría.
Hijos míos, la vida es servicio es entrega, sin recibir nada a cambio; lo que recibes en este mundo por tu servicio, será vuestra paga; más lo que hagas por tu hermano más necesitado, sin recibir a cambio nada, esa será la mejor paga; porque en la eternidad seréis recompensados con el pago de la Vida Eterna. Serví a todos con amor, pero especialmente a los más necesitados, porque vuestra paga la recibiréis de parte de Dios, mañana cuando lleguéis a la eternidad. Dios os dará en este mundo felicidad y gozo, por cada alma necesitada y pobre que atendáis. Esforzaos pues hijos míos, por amar, servir y temer a Dios, para que mañana podáis recibir vuestro tesoro en la eternidad. No olvidéis que estoy dentro de vosotros, buscadme soy la Misericordia Infinita, soy el Amor, soy vuestro mayor tesoro.
Vuestro tesoro, Jesús de la Infinita Misericordia
Dad a conocer mis mensajes hijos míos, en todos los confines de la tierra.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."