¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Julio 15 de 2018
Llamado urgente de María Santificadora al Pueblo de Dios.
Mensaje a Enoch
Voy a manifestarme en muchos lugares
“Hijitos míos, que la paz de mi Señor esté con todos vosotros y mi protección maternal os asista siempre.
Mis niños, grandes manifestaciones celestiales están por darse; voy a manifestarme en muchos lugares en compañía de los Ángeles, haciendo llamados a la conversión. Los lugares donde más me manifestaré serán mis Santuarios; quiero con estas manifestaciones tocar los corazones tibios y duros, para que vuelvan al amor de Dios.
Justos y pecadores me vais a ver, voy a tocar muchos corazones y a manifestarme, especialmente en aquellos lugares donde la fe ha decaído. Busco con mis apariciones que esta humanidad despierte y se prepare para el regreso Triunfal de mi Hijo. Cada manifestación será un Pentecostés y muchos dones y carismas el Santo Espíritu repartirá entre los hijos fieles de Dios. Todos mis hijitos que reciban los dones y carismas, se convertirán en discípulos de estos últimos tiempos. Su misión será evangelizar y preparar al rebaño de mi Hijo, para su segunda venida.
Estos hijitos elegidos darán a conocer la Palabra de Dios por los cinco continentes y abrirán el entendimiento de esta humanidad que yace aletargada por el pecado. En el tiempo de la gran tribulación, serán luz en medio de la oscuridad y junto con nuestros profetas, darán a conocer las Buenas Nuevas del cielo al Pueblo de Dios que caminará por el desierto de la purificación.
Hijitos, en cada comunidad habrá uno o varios instrumentos del cielo con dones y carismas, que se encargarán de pastorear y guiar el rebaño que Dios les ha encomendado. Fortalecerán a sus hermanos en la fe y serán luz que alumbrarán en medio de las tinieblas. Mirad pues mis niños que el cielo no os abandonará; en esos días de aridez espiritual, vais a tener el alimento de la Palabra de Dios, que se os anunciará a través de estos discípulos. Agrupaos en pequeñas comunidades, orando con el rezo de mi Santo Rosario, leyendo y compartiendo la Palabra de Dios; recitando también los Salmos y alabando a todo instante la Gloria de mi Padre.
Hijitos, el cielo está haciendo todos los esfuerzos para salvar el mayor número de almas. Por eso muy pronto voy a manifestarme en los cinco continentes, haciendo un llamado universal a la humanidad, para que cuanto antes despierte y se prepare para los acontecimientos que están llegando; y lo más importante, esté preparada para la llegada del Aviso y la segunda venida de mi Hijo.
Las manifestaciones celestiales van a ser de una realidad tan clara y manifiesta, que ningún mortal podrá debatirlas. El cielo se os va a manifestar para que no tengáis duda de su existencia. Voy a manifestarme en compañía de mi Hijo a toda la humanidad, sin distinción de credos, razas, ni religiones; para que ésta reconozca la existencia del Único y Verdadero Dios, Uno Y Trino. Dios de dioses, Señor de señores, rico en Bondad, Amor y Misericordia, para con justos y pecadores.
Preparaos pues mis niños para este pentecostés de Amor que está por darse. Mi Padre desea que muchas almas se conviertan, antes de la llegada del Aviso para que su paso por la eternidad sea de paz y gozo y no su peor pesadilla. Hijitos, mi Santo Rosario es el puente que os comunica conmigo, hacedlo con fe y confianza e invocad a todo instante la presencia del Santo Espíritu de Dios; y en la medida de vuestra fe y fervor, estaré en medio de vosotros y me veréis. Alabad la Gloria de Dios y pedid por el Triunfo de Nuestros Dos Corazones.
Que la Paz de mi Señor, permanezca en vosotros.
Os ama vuestra Madre, María Santificadora.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad, hijitos míos.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."