¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Verdaderos y falsos dones del Sobrenatural
(CEV) “Los Quadernos 1945-1950”, p. 161
Jesus dice: “No es un reproche, no lo consideres así. Es una caricia de quien te ama y no quiere que des pasos ingenuamente falsos o inútiles.
No lo tomarías a mal si un buen padre te dijera: “Dame la mano para que te guíe por este sendero escabroso” o “¿Ves, hijo mío? Esta flor, esta baya no es buena.
Parece buena, pero no lo es. No la pruebes nunca, porque en su interior oculta jugos nocivos”. […] No debes juzgar todo lo sobrenatural del mismo modo. Sobrenatural es todo lo que se aparta de lo natural, ¿no es verdad?
Mas en lo sobrenatural, en lo extranatural, hay dos corrientes, como dos ríos: el que viene de Dios y el que viene del Enemigo de Dios.
Considerados exteriormente, superficialmente, los fenómenos son casi idénticos, porque Satanás, con la perfección de su maldad, sabe simular las cosas de Dios.
Mas un rasgo de mis fenómenos es la paz profunda, el orden que hay en ellos y que se comunica a quien está presente.
Otra señal es el aumento de las facultades naturales de memoria e inteligencia, porque lo natural paradisiaco siempre es Gracia y la Gracia aumenta también las facultades naturales del hombre, para poder ser recordada con precisión en sus manifestaciones.
En cambio, en los fenómenos no producidos por Mí, siempre se difunde un no sé qué que turba o que disminuye la consabida seriedad sobrenatural y provoca curiosidad, provoca esa sensación de risueño y vacío interés que uno tiene cuando va a un teatro a ver un espectáculo de malabaristas o algo semejante.
En los fenómenos que no son míos, siempre hay desorden y, después del chisporroteo de los cohetes que deslumbran, hay humo y niebla que ofuscan la pureza de la luz preexistente.
Por lo tanto, habéis visto y oído, pero luego no recordáis nada con verdadera exactitud y caéis continuamente en contradicciones aun sin quererlo.
Con sus garras, Satanás enmaraña, enmaraña para escarnecer y agotar. En fin, existe una señal muy precisa en el sujeto mismo. A mi acción en un ser corresponde siempre la acción del ser mismo. Me explico.
Cuando Yo alecciono, todo se transforma en quien recibe la enseñanza. Surge en él una voluntad impetuosa de hacer lo que digo, por lo que no lo hace en fases lentas de elevación como sucede en la común voluntad de santificarse, sino que el alma se eleva y cambia de lo que es a lo que Yo quiero que sea, con rápidos y, sin embargo, duraderos tránsitos.
Son almas cogidas por la “buena voluntad”, que demuele y destruye todo lo que en ellas es pasado, todo lo que constituye el yo antecedente y las vuelve a componer en su nueva forma, según mi modelo.
Son infatigables artífices de su mismo ser inmortal.
Advierten que van mudándose en bien, pero nunca están satisfechas del grado de bien que han alcanzado y trabajan para lograr una perfección aún mayor.
Y no lo hacen por el propio orgullo, sino por amor hacia Mí.
Por el contrario, en las almas de quienes son falsos contemplativos, falsos instrumentos, falta esa infatigable metamorfosis. Ellos, en este caso alumnos de Satanás, se deleitan y son felices con lo que tienen.
Y algunas veces, hasta han recibido realmente un don mío. Reposan en el orgullo de ser “algo”. Y ese “algo” crece día a día como un animal archinutrido. En efecto, está nutrido sobremanera por el orgullo que Satanás derrama silenciosa y abundantemente en torno a ellos. Ese “algo” se vuelve enorme, enorme, monstruoso.
Sí, es así: monstruoso. Es un monstruo porque pierde el aspecto primitivo, el mío, y toma el aspecto satánico. Se ponen una aureola de luces falsas. Explotan su más o menos relativa celebridad para encoronarse.
Y se contemplan. Dicen: “Estoy perfectamente. ¡He llegado al top!”. Y, de este modo, se enceguecen hasta el punto de no saber ver lo que son. De este modo, se vuelven sordos hasta el punto de no saber oír la diversidad de las voces que hablan en ellos. ¡Mi voz es tan diferente de la de Satanás! Mas ya no la oyen.
Y mientras Yo me retiro, Satanás les da lo que quieren: las cosas vanas. Y con ellas se adornan…
¿Qué les puede hacer Dios a esos voluntarios del Mal, que prefieren el ropaje iridescente, las luces, los aplausos, a la cruz, a la desnudez, a las espinas, al secreto, al asiduo obrar en sí mismos y en torno a sí en el Bien y para el propio bien y el de los demás?
¿Qué debe hacer Dios respecto a estos histriones de la santidad, que son sólo patrañas y mentiras? Dios se retira.
Les abandona en manos del padre de la Mentira y de las Tinieblas.
Y ellos se deleitan en medio de los dones que Satanás les da como premio por su modo de obrar. Se profesan “santos”, porque ven que logran resultados extranaturales.
No saben que son el parto de su orgullo, que Satanás alimenta, y no mejoran. ¿Sabes?, no mejoran.
Aunque aparentemente no sufren una regresión, hasta los más superficiales advierten que no mejoran.
[…] Atento al centelleo multicolor que se disuelve en niebla! Yo dejo siempre luces y cosas concretas, ordenadas, claras. ¡Atento a los falsos santos, que para mi triunfo son más nocivos que todos los pecadores declarados!
Lo sobrenatural santo existe y Yo lo suscito.
Se lo debe aceptar, se lo debe creer. Mas que no sea aceptado a primera vista todo frasco que lleve escrito: “Óleo de sobrenatural sabiduría” o todo libro cerrado en el que esté escrito: “Aquí está Dios”. Puede que del primero se desprendan hedores infernales y que el segundo encierre fórmulas heréticas.
Observad también el exterior del frasco y del libro; observad dónde y cómo le gusta estar.
Y, para dejar el lenguaje figurado, observad si se presenta humildemente, si es santamente activo hasta la exageración.
Si veis que su evolución hacia el Bien es lenta o falta del todo, abrid los ojos.
Y abridlos dos veces si advertís en esta alma el placer de ser notada.
Y si la encontráis soberbia y si la sorprendéis mintiendo, abridlos tres veces, diez veces, setenta veces. Que la paz sea contigo […] ».
Maria Valtorta:
Los cuadernos. 1943; 1944; 1945



Los Cuadernos recogen escritos sobre temas ascéticos, bíblicos, doctrinales, de crónica autobiográfica, además de descripciones de escenas evangélicas y de martirios de primeros cristianos.







“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."