¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Septiembre 17 2018
Llamado urgente de Jesús Sacramentado a Sus hijos rebeldes.
Mensaje a Enoch.
Sí, soy Amor, pero también soy Justicia
“Mi Paz sea con vosotros, mis Hijos fieles.
Hijos míos, a medida que van pasando los días, va acercándose más el tiempo de la gran tribulación. Esta humanidad ingrata y pecadora se niega a aceptar mi Justicia, porque según ella, Dios es sólo Amor y no castigará a la humanidad; se dicen así mismo: Nada pasará, Dios es Amor. Sí, soy Amor, pero también soy Justicia, para que no os equivoquéis diciendo que no os castigaré por vuestros pecados. Soy Padre, pero también soy Justo Juez, y como Juez, no permitiré que sigáis quebrantando mis Preceptos y destruyendo lo que con tanto amor creé.
Soy el Dios Uno Y Trino, que se ha quedado con vosotros en silencio de sus Sagrarios. Soy el Único y Verdadero Dios, fuera de Mí, no hay más dioses. ¡Qué tristeza siente mi Corazón al ver vuestro desprecio e ingratitud! Sabéis quién soy, y aun así, seguís dándome la espalda y no la cara; las preocupaciones y afanes de este mundo, son para la inmensa mayoría de esta humanidad, más importantes que Yo. Os negáis a aceptarme, no tenéis tiempo para Mí; vivís a las carreras y la muerte os va a llegar de improvisto y os va a coger sin estar preparados. En la eternidad os estaré esperando como Justo Juez y de seguro que llegaréis con las manos vacías; desprovistas de amor y caridad para conmigo y vuestros hermanos; cubiertos con el velo del pecado, sin arrepentimiento alguno. Entonces, escucharéis mi Voz que os dirá: ¡Apartaos de Mí, id al fuego eterno!
Hijos ingratos, estoy por partir; venid a reconciliaros conmigo, no tengáis miedo; acercaos, os estoy esperando aquí en mis Sagrarios para perdonaros, si os arrepentís de corazón. Bien sabéis que no quiero vuestra muerte, sino que viváis eternamente. No seáis necios, mirad que el tiempo ya no es tiempo; mirad que mi Misericordia está por partir, para dar paso a mi Justicia, donde ya vendré como Justo Juez.
¡Humanidad pecadora, despertad de vuestro letargo espiritual de una vez; no dejéis para el último momento vuestra salvación, porque de seguro no vais a tener tiempo para arrepentiros! Mirad, aquí en el silencio de mis Sagrarios os estoy esperando para que os decidáis; ¿qué estáis esperando? Yo soy la fuente del perdón y la Misericordia; venid a bañaros para que quedéis limpios de toda mancha de pecado; apresuraos porque mis Casas muy pronto van a estar cerradas y ya no me vais a encontrar en mis Sagrarios.
Ovejas rebeldes, la noche os está llegando y el lobo anda suelto; si seguís en vuestra rebeldía, ya no vais a encontrar al Pastor para que os apaciente y lleve al redil; confundidas vagaréis en medio de la noche y vuestro balido ya nadie lo escuchará. Volved al redil lo más pronto posible, porque el lobo os está acechando y muy pronto os encontrará. Yo soy vuestro Eterno Pastor, atended a mi llamado ovejas rebeldes y volved lo más pronto posible a mis apriscos, para que no caigáis en las garras del lobo, que ya se dispone a devoraros.
Hijos míos, cuánto sufro viendo a diario perderse tantas almas; ¡humanidad pecadora que vagáis por este mundo sin Dios y sin ley; no quiero que corráis con la misma suerte de las almas que ya se condenaron! Si supierais del dolor de las almas que se condenan, de seguro que atenderíais a mis llamados y dejaríais de pecar. Las almas que se condenan caen al abismo entre gritos estentóreos, llenos de dolor y desesperación, que hacen revivir nuevamente mi Pasión; la sangre brota de mi Cuerpo a borbotones con cada alma que se me pierde. Triste y doloroso es el destino de las almas condenadas.
Nuevamente os digo humanidad pecadora, ¡aquí estoy en mis Sagrarios, esperándoos; corred porque estoy por partir; decidíos de una vez para que mañana no tengáis de qué lamentaros! Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.
Soy vuestro Maestro y Pastor, Jesús Sacramentado.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad, Rebaño mío.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."