¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Anno Domini 2017, mayo 07 – Llamado urgente de San Miguel y la Milicia celestial, al Pueblo de Dios
Oración de Consagración a San Miguel y a la Milicia Celestial, para el combate espiritual
Gloriosísimo Príncipe de los Ejércitos Celestiales, San Miguel Arcángel, a vos mi Amado Arcángel y a la Milicia Celestial, me consagro y consagro mi familia, parientes, vecinos y amigos. Para que en este día y todos los días mientras vivamos bajo el sol, estemos protegidos y amparados por vuestra Celestial Persona y por la Milicia Celestial.
Todo lo que somos, tenemos y hacemos, os lo consagramos y pedimos vuestra asistencia y protección de día y de noche, para que ninguna fuerza del mal pueda hacernos perder. Os encomendamos el cuidado de nuestro ser físico, síquico, biológico y espiritual, especialmente nuestra alma. Milicia celestial, que vuestra asistencia y protección nos libre de todo mal y peligro; ayúdennos hermanos a mantenernos firmes en la fe, para que ninguno de los hijos de Dios, se pierda.
Oh bendito San Miguel protégenos de los ataques y asechanzas de los espíritus malignos; porque bien sabéis que somos pobres mortales, frágiles y débiles, necesitados de la Misericordia de Dios y de vuestra protección para poder cumplir la misión que el cielo nos ha encomendado. Oh, San Miguel, que tu grito victorioso: ¡quién como Dios, Nadie como Dios!, someta y expulse al infierno a satanás y a todos los espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén
Preparaos, vuestra purificación está por comenzar
“Mortales, Alabad y Glorificad a Yahvé
Quien como Dios. Nadie como Dios.
Hermanos, la Paz del Altísimo esté con vosotros y nuestra asistencia y protección, os acompañe siempre.
Hermanos, los días de misericordia ya están llegando a su fin, sólo falta el Aviso de nuestro Padre, para que comience el tiempo de su Justicia Divina. Las trompetas celestiales muy pronto volverán a sonar, anunciando que vuestro paso por la eternidad está llegando.
Preparaos hermanos mortales, porque vuestra purificación está por comenzar. Vienen ya los días de combate espiritual donde no vais a tener descanso, porque los ejércitos del mal os atacarán y buscarán por todos los medios vuestra caída; Pueblo de Dios, estad alerta y vigilante con la oración, el ayuno y la penitencia, para que podáis sobrellevar los días de oscuridad espiritual que se aproximan.
Os recordamos hermanos, que estamos a vuestra disposición; llamadnos y vendremos en vuestro auxilio; somos vuestros hermanos, los Arcángeles y Ángeles de la Milicia Celestial, que estamos bajo el mando de Nuestro Amado Hermano Miguel y servimos a Nuestro Padre y a Nuestra Señora y Reina María.
Nuestro Padre, nos ha concedido la Gracia de poder asistiros espiritualmente en los días de vuestra batalla espiritual.
Queremos deciros, que antes de llamarnos, debéis pedirle primero permiso a nuestro Padre, con el rezo del Padre Nuestro; luego debéis llamar a nuestro Hermano Miguel, con su grito de batalla: ¡Quién como Dios! ¡Nadie como Dios! (3 veces) y así vendremos en su compañía a prestaros toda nuestra asistencia y protección.
Hermanos: ¡Quien como Dios, Nadie como Dios! Soy vuestro Hermano Miguel y quiero recordaros nuevamente que debéis estar ya listos y preparados para el combate espiritual. Os recuerdo Milicia Terrenal, que antes de que entréis en combate, debéis tener puesta vuestra Armadura Espiritual.
¡Cuidado entabláis batalla sin tener puesta vuestra Armadura, porque corréis el riesgo de ser atacados por las fuerzas del mal!.
Acordaos que vuestra pelea no es con gente de carne y hueso, sino contra los principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal, que moran en los espacios celestes. (Efesios 6, 12)
Hermanos, debéis estar ya preparados como buenos soldados, haciendo uso de las armas espirituales que Dios os ha dado; las cuales son poderosas en el Espíritu para el derrumbamiento de fortalezas.
¡Milicia Terrenal, está llegando la hora; permaneced alerta y vigilantes, porque la batalla en vuestro mundo está por comenzar! Consagraos a Mí, y a la Milicia Celestial; haced extensiva esta consagración a vuestros familiares, parientes, vecinos y amigos, para que por la Gracia y Misericordia de mi Padre queden amparados.
El Manual de la Armadura Espiritual que mi Padre os envió a través de nuestro hermano Enoc, debéis de tener. Porque ahí están las oraciones y rosarios que debéis hacer en los días de combate espiritual. Que todo el Pueblo de Dios y la Milicia Terrenal, tengan las oraciones de la Armadura para que puedan contrarrestar los ataques de las fuerzas del mal.
Seguid las directrices e instrucciones que os enviaremos a través de los mensajes de Enoc, porque ellos os guiarán e instruirán en la lucha espiritual. Acatad pues hermanos nuestras instrucciones y estad listos y preparados, porque el combate espiritual en vuestro mundo está por comenzar. Os regalo esta oración de consagración a Mí, y a la Milicia Celestial, para que la hagáis cada que vayáis a entrar en combate espiritual.
Oración de Consagración a San Miguel y a la Milicia Celestial, para el combate espiritual
Gloriosísimo Príncipe de los Ejércitos Celestiales, San Miguel Arcángel, a vos mi Amado Arcángel y a la Milicia Celestial, me consagro y consagro mi familia, parientes, vecinos y amigos. Para que en este día y todos los días mientras vivamos bajo el sol, estemos protegidos y amparados por vuestra Celestial Persona y por la Milicia Celestial.
Todo lo que somos, tenemos y hacemos, os lo consagramos y pedimos vuestra asistencia y protección de día y de noche, para que ninguna fuerza del mal pueda hacernos perder. Os encomendamos el cuidado de nuestro ser físico, síquico, biológico y espiritual, especialmente nuestra alma. Milicia celestial, que vuestra asistencia y protección nos libre de todo mal y peligro; ayúdennos hermanos a mantenernos firmes en la fe, para que ninguno de los hijos de Dios, se pierda.
Oh bendito San Miguel protégenos de los ataques y asechanzas de los espíritus malignos; porque bien sabéis que somos pobres mortales, frágiles y débiles, necesitados de la Misericordia de Dios y de vuestra protección para poder cumplir la misión que el cielo nos ha encomendado. Oh, San Miguel, que tu grito victorioso: ¡quién como Dios, Nadie como Dios!, someta y expulse al infierno a satanás y a todos los espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén
Vuestros Hermanos, Miguel Arcángel y los Arcángeles y Ángeles de la Milicia Celestial.
Gloria a Dios. Aleluya, Aleluya, Aleluya.
Dad a conocer nuestros mensajes a toda la humanidad, hombres de buena voluntad.”
Fuente: mensajesdelbuenpastorenoc.org








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."