¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
6 de junio del 2024 – Mensaje de la Santísima Virgen María a Luz de María

«Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado, les amo y les bendigo.
Les entrego Mi Vientre Materno para que se alberguen en él y así luego obren y actúen con amor hacia Mi Divino Hijo por sobretodo, y con amor hacia sus semejantes.
En este momento el hombre se encuentra muy confundido y sigue caminos diversos que no conducen hacia la vida eterna; y es que el egoísmo del hombre invadió la Creación, invadió el mismo pensamiento del hombre y lo está devastando.
En este momento, con dolor en Mi Inmaculado Corazón, debo decirles que miro cómo Mis hijos viven en una constante crueldad, en una constante agresividad; son hirientes porque se han despojado del amor y al despojarse del amor se han deshumanizado.
Hijitos Míos, vuelvan a reconocer a Mi Divino Hijo como su Señor y su Dios (Fil. 2,9- 11) porque en medio de las pruebas que vive esta generación, luego dirán: “lo que vivimos en ese momento no era nada, como lo que estamos viviendo en este otro momento”, porque lo que viene hacia la humanidad, tanto de las fuerzas de la naturaleza como por el hombre mismo, es un padecer demasiado grande.
Viven un instante que no es instante, por eso viven el momento anterior a las grandes batallas que va a sufrir toda la humanidad.
(El clima… la hambruna…)
Hijitos Míos, el clima ha variado en toda la Tierra. Los sembradíos debido al calor sofocante se pierden y las lluvias tan fuertes arruinan también los sembradíos.

Así se va generalizando en la Tierra la gran hambruna; pero ustedes no pierdan la fe, porque las grandes naciones que viven en la opulencia caerán en la miseria y las naciones que viven en la miseria tendrán qué comer luego de la gran prueba.
(Inundaciones…)
Hijitos, grandes ciudades serán inundadas, mucho más inundadas que ahora por el agua y la miseria llegará a tomar un primer lugar en la humanidad;

Por eso les alerto, hijitos, porque las señales se dan instante a instante para que ustedes no desatiendan los signos de los tiempos.
(Corran a la Confesión Sacramental…)
No deben esperar, hijitos Míos, para orar, para reparar, para arrepentirse de los pecados que han cometido en el pasado y de los cuales tienen ustedes conciencia y les mortifican.

¡Pidan perdón ya (Sal 50) y acudan al Sacramento de la Reconciliación!
Yo sé que sienten dolor por la opresión y sienten dolor por tanto que está ocurriendo en este momento, pero piensen hijitos que si ustedes se dan la oportunidad de acudir al Sacramento de la Confesión, recibirán la gran oportunidad, la gran bendición de que sus pecados sean perdonados; y si ustedes tienen un firme propósito de no volver a cometer el mismo pecado ni de volver a pecar, y si ustedes sienten dolor por lo que han confesado, hijitos Míos, el Auxilio Divino lo verán ante ustedes en los momentos más álgidos del dolor, del padecer de la humanidad, porque no van a continuar solos, como no han estado solos, hijitos. Es que el Cielo dirigirá a Su Pueblo y les dará el alimento necesario que les proveerá de la fuerza espiritual para no caer en el horror y el espanto.
Amados hijos, dispónganse a poseer un corazón sincero, humilde, amoroso, caritativo porque en la profundidad del amor de cada uno de ustedes, ahí mora el amor de Mi Divino Hijo y Yo acudo con Mi Maternidad para auxiliarles y que se encuentren preparados, hijitos Míos, ante todo lo venidero.
Sean amor como Mi Hijo es Amor, ámense unos a otros y perdónense (I Ped. 4,8) y aquí estoy ante ustedes hijitos Míos, ofreciéndoles Mi Vientre, para que ustedes obren y actúen acorde a como Dios mismo desea que ustedes obren y actúen.
Les bendigo, hijitos amados de Mi Corazón Inmaculado, queden en la Paz Divina y tengan presente que esta Madre está con ustedes.
¡No teman, hijitos, yo soy Su Madre!
Les bendigo en el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Queden en la Paz de Mi Divino Hijo. Mamá María.»
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."