¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(CEV) “Los Quadernos 1943”, p. 198
El Espíritu Santo dice: “(Isaías 45, 11.16.18.19.21.23) Que no deje de llamarte la palabra de El que es Sabiduría y Amor de Dios, El que eternamente se difunde por todo lo creado para consagrarlo a Dios, El que con su fuerza presidió todas las obras de nuestra Trinidad y que no es ajeno a todo lo que es santo en el tiempo y en la eternidad, porque Yo soy el Santificador, El que os purifica con su don de siete partes, El que os conduce a Dios y os lo hace conocer a través de sus designios en la Tierra y de su gloria en el Cielo.
Yo soy la Sabiduría de Dios. Soy Aquél al que la Segunda Persona de nuestra santísima Trinidad llama “Maestro de todas las verdades, El que no os hablará de Sí mismo, sino que os dirá todo lo que ha oído y os anunciará el porvenir”‘.
¡Oh vosotros, los que intentáis conocer más aún de lo que es necesario!, he aquí quién es el que puede daros ese conocimiento que anheláis. Soy Yo. Yo, Luz de la Luz; Yo, Espíritu del Espíritu; Yo, Inteligencia de la Inteligencia, soy el custodio, el depositario de todas las verdades pasadas, presentes y futuras, el conocedor de todos los decretos de Dios, el administrador del fulgor divino para los hombres.
Yo soy Aquél cuyo consejo no está ausente en las obras del Creador; El que no está ausente en el decreto de la Redención, y que tampoco está ausente para vosotros, pues está a vuestro lado para aconsejaras y guiaros, con dulce amor, cuando convertís en un acto cumplido la voluntad propuesta por el Padre. Y soy todavía más. Soy el Amor que os inspira cuanto os hace merecer el abrazo de Dios y que, por sendas de santidad, os conduce a su regazo.
Como una misericordiosa nodriza, os crío y educo vuestra incapacidad de recién nacidos a la Vida. Os estrecho entre mis brazos para daros el calor que os haga asimilar la dulcísima leche de la Palabra de Dios y la haga vida en vosotros. Yo mismo os hago escudo contra los peligros del mundo y de Satanás porque el Amor es una fuerza salvadora.
Yo os guío y os sostengo y, como maestro de amorosa paciencia, os instruyo. Hago de vosotros – que sois lentos y torpes, pusilánimes y débiles – héroes y atletas de Dios. Hago de vosotros – que sois pobres de espíritu – reyes del espíritu, porque cubro vuestro espíritu con mi divino resplandor y lo elevo a un trono, el más grande, porque es de santidad eterna.
Mas, para conocerme, es necesario no albergar idolatría en el corazón. Es necesario creer en lo que Yo he santificado. Es necesario creer en las verdades que Yo he iluminado. Es necesario alejarse del error.
Es necesario buscar a Dios allí dónde Él está y no donde está el Enemigo de Dios y del hombre. ¿Queréis conocer la Verdad? ¡Oh! ¡Venid a Mí! Sólo Yo puedo decírosla. Y, para no turbar vuestra humana debilidad y vuestra relatividad, os la digo del modo que mi bondad sabe que es adecuado para vosotros.
¿Por qué amáis lo tortuoso, lo complicado, lo tenebroso? Amadme a Mí, que soy simple, coherente, luminoso, que soy gozo de Dios y del espíritu.
¿Queréis conocer el futuro del espíritu? Pues Yo os lo enseño hablándoos de la eternidad que os espera en una beatitud que no alcanzáis a concebir y en la que, tras esta hora de pasaje, esta única hora de pasaje por la Tierra, reposaréis en Dios de todos los afanes, de todos los dolores; olvidaréis el dolor porque poseeréis el Gozo. Y aunque el Amor – que en el Cielo es más vivo que en cualquier otro lugar – os haga palpitar por los sufrimientos de los vivos, no será piedad que provoca dolor, sino sólo amor activo, que en sí es gozo.
¿Queréis conocer la perfección del Creador en las cosas, los misterios de la creación? Puedo explicároslos Yo; Yo, que por ser Sabiduría, “fui el primero en salir de la boca de Dios, fui la primogénita entre todas las criaturas”‘; Yo que existo en todo lo que existe, porque todo lleva impreso el sello del amor y Yo soy el Amor.
Mi Ser se difunde por todo el Universo; mi Luz baña los astros, los planetas, los mares, los valles, los prados, los animales; mi Inteligencia se expande por toda la Tierra, instruye hasta a los más lejanos, lleva a todos un reflejo de lo Alto, les prepara a la búsqueda de Dios; mi Caridad penetra como el aire y conquista los corazones.
Atraigo a Mí a los justos de la Tierra y también envío reflejos de este santo Dios vuestro a quienes son rectos pero no conocen al Dios verdadero; por lo tanto, en todas las religiones reveladas hay una corriente de Verdad que Yo, El que riega y fecunda, puse en ellas.
Además, cual potente surtidor de eterna fuente, Yo desbordo los confines de la Iglesia Católica de Cristo y, por medio de la Gracia, de los siete dones y de los siete sacramentos, hago de los católicos fieles, de los siervos del Señor, de los elegidos para el Reino, de los hijos de Dios, de los hermanos de Cristo, dioses cuyo destino es tan sublime que se enfrenta cualquier sacrificio para merecerlo. Dirigíos a Mí. Sabréis, conoceréis y obtendréis la salvación porque conoceréis la Verdad.
Apartaos, apartaos del error, que no os concede alegría ni paz.
Plegad la rodilla ante el Dios verdadero, ante El que habló en el Sinaí y evangelizó en Palestina; ante el Dios que os habla a través de la Iglesia que Yo, Espíritu de Dios, erigí en Maestra.
No existe otro Dios más que Nosotros, que somos Uno y Trino. No existe otra Religión más que nuestra religión secular. No existe otro futuro en la Tierra y fuera de ella más que el que se lee en los Libros santos.
Todo lo demás es sólo Mentira cuyo destino es ser desenmascarada por El que es Justicia y Verdad. Pedidnos la Luz a nosotros, que somos Potencia, Palabra y Sabiduría, para no seguir recorriendo tortuosos senderos de muerte y poder acudir también vosotros, los errabundos, al camino que dio la salvación a quienes causaron placer a Dios por su fe humilde, sabia, santa, y que por ello fueron hechos santos».
Maria Valtorta:
Los cuadernos. 1943; 1944; 1945



Los Cuadernos recogen escritos sobre temas ascéticos, bíblicos, doctrinales, de crónica autobiográfica, además de descripciones de escenas evangélicas y de martirios de primeros cristianos.








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."