¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Marzo 17 de 2016
Llamado urgente de Dios Padre a la humanidad
Mi Aviso llegará en medio de la tribulación
“Mi paz sea con vosotros, Pueblo mío.
El fuego de mi justicia, el fuego de la purificación se está acercando a la tierra y los hombres de ciencia no podrán detenerlo; todo cuanto está escrito se cumplirá; los acontecimientos llegarán de improvisto y van a coger a la inmensa mayoría de esta humanidad sin estar preparada.
Grandes bolas de fuego venidas del espacio en las naciones impías caerán; el fuego de mi justicia viene en camino y nada ni nadie, podrá detenerlo. Es mi Santa Justicia que viene a purificarlo todo.
Heredad mía, recogeos en oración y no temáis, porque vuestros ojos van a ver el pago que reciben los malvados.
Mil caerán a vuestra izquierda y diez mil a vuestra derecha, pero a vosotros nada os pasará, porque habéis puesto vuestra confianza en el Señor. He dado órdenes a mis Santos Ángeles para que os guarden en todos vuestros caminos; os lleven en sus brazos y vuestro pie no tropiece con piedra alguna (Salmo 91. 7 al 12)
Voy a arrancar de raíz la cizaña, para que solo quede el buen trigo. Mis ángeles ya están listos para recolectar la cosecha, solo esperan mi señal para separar el trigo de la cizaña.
Me arde el celo por mi creación y no permitiré que la soberbia del hombre de estos últimos tiempos, me destruya lo que con tanto amor he creado. La guerra, el hambre, las pestes, las persecuciones, los dolores de parto de mi creación y el fuego de mi justicia, serán parte de la tribulación anunciada. Solo los que confíen en el Señor y perseveren en la fe, alcanzarán la corona de la vida.
Mi aviso llegará en medio de la tribulación; el día y la hora, solo lo sabe vuestro Padre Celestial. Nuevamente os digo, preparaos porque estos días están llegando; no perdáis más el poco tiempo de misericordia que aún os queda, por ir en pos de las cosas de este mundo; porque en verdad os digo que nada de lo que veis, volveréis a ver. Todo lo crearé nuevo y lo viejo pasará y no volverá a recordarse.
Mis trompetas celestiales nuevamente sonarán de oriente a occidente, de norte a sur; son un anuncio a la humanidad para que se prepare para los días de justicia que están por comenzar. ¡Mortales, que no os coja la noche para poner vuestras cuentas en orden, porque todo llegará de improvisto y muchos no van a tener tiempo para cuadrar sus cuentas!
¡Despertad, despertad, tibios de corazón y humanidad que andáis en el pecado, porque los días de tribulación están llegando y no tienen marcha atrás!. Son días de justicia divina, donde no habrá misericordia. ¿Qué esperáis insensatos para volver a Dios?
La noche está llegando y con ella mi justicia y os va a coger pecando; recapacitad y enderezad vuestro camino, para que no tengáis mañana de qué lamentaros.
Vuestro Padre, Yhavé, Señor de las naciones.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.”
Fuente: mensajesdelbuenpastorenoc.org








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."