¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Dice Maria: (Maria Madre y Maestra, Vol. 1) Mis hijos, yo soy la Madre de la Misericordia y estoy aquí para solicitarles esta invocación: “Madre de amor y misericordia, ora por nosotros”.
Mi Jesús es la fuente de gracia y misericordia, y Él se lo da todo a los hombres.
Yo, por mi parte, intercedo con la misericordia para todos.
Así como los antiguos reyes le concedían la gracia al pueblo por medio de la atractividad y la bondad, que es la reina, así también el Señor lo hace conmigo.
Yo invoco piedad por todos y llevo el regalo de Dios por dondequiera.
No hay pecador para quien yo no interceda por misericordia.
El mismo Judas fue objeto de mis preocupaciones y, si él hubiese escuchado mis advertencias, no hubiera hecho el acto tan imprudente de quitarse la vida, sino que hubiera huido para ocultarse cerca de mi corazón y yo lo hubiera llevado a mi Jesús.
Particularmente ejerzo mi labor bondadosa obteniendo el perdón de los pecados para quienes, arrepentidos, se acercan al sacramento de la Confesión, el cual ustedes también podrían llamar de la misericordia.
Estoy junto al penitente, con quienes están al bordo de caerse y con quienes, endurecidos por el pecado, no quieren regresar a la casa del Padre.
Les doy mi ternura a todos, me sacudo, llamo y uso todos los medios para encaminar hacia el camino recto.
Yo soy la Madre de la misericordia y amo con un amor de preferencia clemente, que siempre encuentra una buena palabra con la cual reprender a quienes erran y comprende a quienes han caído.
Quiero que todos ustedes sean de esta categoría, para que uno pueda decir que, todos aquellos que ejercen la misericordia, encontrarán misericordia.
Cuantas cosas tendrán ustedes las cuales tendrán que ser perdonadas.
La vida del hombre es una sucesión continua de caídas y arrepentimientos, algunas veces de pecados y abstinencias, y mi Jesús torna su mirada hacia ustedes llena de tristeza y amor infinito.
Me presento a Él, tal y como lo hacen ustedes las madres cuando sus hijos cometen errores, y yo me interpongo y suplico: “Mi Jesús, ten misericordia y Podrás ver; los ayudaré, se convertirán en buenos; ten misericordia una vez más; perdonalos”.
Su corazón cede ante mi amor y mis súplicas.
Es por eso, hijos, que ustedes deben usar el mismo método.
Es por eso que ustedes deben amar a los pecadores y orar por ellos.
Detesten el pecado también, pero oren por los pecadores.
Cuando recitan el Ave María, la invocación por los pecadores es muy preciada para mi, una invocación que yo deseo incluye a los pecadores de todo el mundo, pero sobre todo es muy preciado para mi que ustedes sean buenos, buenos y misericordiosos con quienes están cerca de ustedes y cometen errores.
Hijos, los bendigo a todos y los colmo de benevolencia hasta llenar sus corazones.
Aprenda a ejercer la bondad y obtendrán mucha felicidad.
Maria Madre y Maestra (Ingles)
Los pensamientos, las reflecciones y las meditaciones de estos folletos fueron inspirados por la Santísima Virgen María a Carmela Negri Carabelli. Permiso del CENACOLO DELLA DIVINA MISERICORDIA, Centro di spiritualità, Viale Lunigiana 30, 20125 Milano, Italia, que tiene todos los derechos.







“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."